❝ GOJOHIME ; 𝗦𝘂𝗱𝗻𝗼 (Судно) ❞

Потерянные воспоминания о разуме без воспоминаний

Cada que llegan esos recuerdos a mi memoria, me da una nostalgia qué llena mi pecho.

Éramos tan jóvenes en aquélla década.

. . .Si tengo que decir la verdad, me gustaría regresar a ese momento.

Y tratar de corregir todos los errores que cometí.

Pero con todo lo que ha pasado.

Con todo lo que vivimos.

Creo que es hora de que empiece a soltar el pasado.

Por mi bien.

Y por el tuyo.

3 de Enero del 2006
Tokio, Japón.

Podía jurar ante casi cualquier deidad como el tiempo se había congelado en aquél instante, con la inmaculada imagen de sus seres admirándose con ímpetu.
Sintiendo como casi cualquier impulso externo era filtrado velozmente, pues su percepción solo tenía cabida pará su opuesto.
Solo ellos dos.
Tal vez, ese espacio, no carburaron el interés colosal qué estaban teniendo en el otro, como un impulsó inconscientemente, como una emoción inconclusa, pero sentían qué más lejano a lo que muchos llamaban amor a primera vista  había una intimidad más insondable entre ambos naciendo por un capricho mundano entre la curiosidad y el deseo.

Sentían entonces, que ante esa realidad que los rodeaba nada poseía un mayor interés, estaban allí, de frente, admirando cada una de sus facciones, perdiéndose en los ojos de aquél que tenían en su cercanía y sintiendo que podrían pasar toda una eternidad aún si eran demasiadas emociones que afrontar, especialmente del lado de aquella doncella,  pero para el resto, era un espectáculo casi divino, entre los murmullos y las miradas todos eran espectadores de aquélla instancia curiosamente llamativa, no todos eran pertenecientes ante los grandes círculos, pero siempre fueron consientes de que en aquél mundo entre sombras, los grandes clanes siempre estarían por sobre ellos en aquélla pirámides jerarquías, sin importar el esfuerzo o la capacidad, la sangre siempre tendría más poder.

Pero ese encuentro, entre ambas personas únicamente podía ser descrito con una curiosa alegoría: "Un objeto inamovible contra una fuerza imparable."
Los hijos de las dinastías más grandes estaban de cara a cara frente a miles de ojos que juzgaban y observaban acerca de lo que estaba aconteciendo frente a sus ojos.

Y allí estaba aquél joven de mechones tan blancos como la nieve, inclinando levemente su rostro para verla con detalle y podía admitir qué incluso ahora que poseía una mayor cercanía con ella, captaba con mayor
asiduidad cada una de sus facciones, perdido
en esos ojos grandes de un tono ámbar tan pulcros como el primer rayo del sol al amanecer, sus labios carnosos con un tenue bálsamo rosa y su nariz naturalmente pequeña. Un rostro idílico, con un perfil etéreo, si existiría comparación justa, sólo podría ser representada como el concepto de belleza personificado.