Lauren
- Lauren necesito hablar contigo de algo muy importante - suspiré profundamente al escuchar a mi padre, aquella mañana me sentía tan feliz que nada de lo que me dijera rompería aquello
- Que pasa papá - hablé sin mirarlo en ese mismo momento vi caer unos papeles frente a mi, fruncí el ceño al no saber que era lo que quería ahora - ¿que es eso? - lo mire al fin a los ojos
- Firmalos - ordenó con voz firme
- Primero quiero saber que son esos papeles, no puedo firmar documentos sino me dices sobre que son
- Entonces lee - pidió molesto y lo hice
- ¿La herencia de mi abuela? - dije volviéndolo a mirar el asintió con la mano en su corbata
- Ya hace cuatro meses que te casaste y como te dije aquel día, a los cuatro meses de casada ya obtendrías el dinero que tú abuela te heredó
Camila y yo habíamos cumplido cuatro meses de casadas hace solo unos días, lo celebramos de una manera tan mágica, tan hermoso, sin duda alguna esa noche jamás se me olvidaría. Camila fue tan salvaje en la cama pero a la vez tan dulce
- ¿Puedes quitar esa estúpida sonrisa Lauren? ¡te estoy hablando carajo! - sacudí mi cabeza al escucharlo rabiar
- Que quieres que haga
- Que firmes esos estúpidos papales de una buena vez y de paso firmas el otro papel así yo podré obtener todo sin que tú lo malgastes
- ¡Pero es mi herencia papá! - me levanté molesta para enfrentarlo
- No me hagas enfurecer Lauren, ahora firma que quiero esos papales
Suspiré mirandolo fijamente a los ojos, firme los papeles y vi como sonrió al tenerlo en las manos
- ¡Y más te vale que termines lo que tengas con esa niñita estúpida! - aquello me enfureció, no iba a permitir que tratará mal a mi mujer, aquello no se lo iba a permitir
- ¡Escúchame bien papá! - lance con fuerza una silla que interrumpía mi paso - ¡un día se me va a olvidar que eres mi padre y haré algo del cual jamás podré arrepentirme! - el rió con los papeles en las manos
- ¿Que? ¿serías capaz de golpearme? ¿a tu padre?
- No sería la primera ni la última persona que lo haría por defender a la mujer que ama - el apretó sus puños
- No te olvides de aquello Lauren, tienes mucho que perder, ¡alejate de esa mujer! - gruñó
- ¡Jamás papá! ¡yo la quiero!
- Te lo advertí Lauren, aún tienes dos meses para que lo pienses y dejes a esa basura de mujer que tienes - salió muy enojado pero yo quedé peor
- ¡Maldito! - lancé aquella lámpara hacia la puerta - ¡mi mujer no es una basura! - grité con rabia sintiendo como mi furia crecía a cada segundo, sabía que el era mi padre pero era un maldito hombre, comencé a botar todo lo que encontré en la mesa el sofá y las sillas, la secretaria en ese momento abrió la puerta pero rápidamente la cerró por miedo
Cerré la puerta con seguro al no querer ver a nadie, quería estar sola y sacar toda la rabia que sentía por dentro y todo por culpa de aquel hombre que un día dijo amarme por siempre. Lucy y vero es escuchaban detrás de esa puerta pero tampoco les hice caso
agarré la foto de mi padre y la estampe hacia la pared con toda la fuerza que tenía. No sabía cuánto tiempo pasó solo sabía que me dolían las manos de golpear y de lanzar cosas mi oficina era un completo desastre