13. Mamá, pongame en arroz

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Adam's POV
Sentía un brisa golpear mi brazo y el aire soplando tanto como para remover mi cabello pero no podía abrir mis ojos, estaban pesados y pegados entre ellos. Moví los dedos de mis manos porque era lo único que sentía con claridad pero estos tenían poco rango de movimiento, mis muñecas estaban atadas con algo que se sentía como cinta a la silla, que por la astilla enterrándose en mi antebrazo, juraba que era de madera. Uno de nuestros entrenamientos para el robo de los jinetes hace un año fue el sentir con todos nuestros sentidos por si en algún momento perdíamos alguno, Josh el optimista nos enseñó. Así que aquí estaba con la certeza de donde estaban mis extremidades, con que estaba inmovilizada, mis oídos captaban música clásica con interferencia de un auto viejo que tenía averiado el estéreo y mi nariz picaba con un olor a lavanda.

— Buenos días, — escuche la voz antes de verla, mis ojos todavía no podían ver nada. — No te preocupes, no perdiste la vista, sola tardarán un poco en reaccionar.

Era la misma voz que había escuchado hace un tiempo, que mi cerebro habia registrado como alguien que tenía una serpiente de mascota. Unos tacones resonaban mientras caminaba hasta mi y posaban sus manos sobre mis brazos.

— Que lindo cabello. Definitivamente no sacaste nuestros genes.

— Ellen, déjalo en paz.

— Ay que aburrido.

Poco a poco mi visión comenzó a ser más buena, notaba destellos aquí y allá, me obligué a parpadear muchas veces para que la luz del día no me robara aún más de mi vista. Después de unos minutos pude ver.

— Primero que nada, te pedimos una disculpa por nuestra primera impresión, bueno, segunda impresión de hecho, la primera fue increíble.

El hombre frente a mi no tenía más de treinta pero parecía cansado como si fuera un viejo, estaba limpiando grasa y aceite de sus manos con un trapo sucio, el cofre de la camioneta detrás de él estaba abierta así que estaba arreglándola. No era tan alto como lo recordaba, apenas a mi altura pero sus brazos eran el doble de los míos y su mandíbula marcada me recordaba a un personaje animado. No entendía en donde me encontraba, parecía un estacionamiento subterráneo como el de los centros comerciales pero no había el ruido característico de estos, o estaba abandonado o me encontraba en un lugar totalmente distinto. La segunda opción eran más factible por los adornos lujosos en las paredes que solo se podían ver cuando la luz les reflejaba.

— ¿Como está la serpiente?

— ¿Qué? — apenas y podía articular palabra. Mi boca estaba totalmente seca.

— La serpiente que tu amiga Forcier tiene ahora de mascota. ¿Mushu?

— Está bien. ¿Quien mierda son?

Esperaba que sonara más amenazante y fuerte pero mi garganta expulsó una flema en medio de la pregunta haciéndome atragantarme y suplicar por agua. El hombre ordenó traerla lo que me hizo poder ver al segundo chico.

— Mi hermano no es muy sociable. Me llamo Ellen, él es Richard y el idiota con audiófonos puestos Anthony. — chasqueó los dedos para que el chico que sostenía el vaso con agua junto a mi boca se quitara los audífonos, derrabando un poco de líquido en mi camisa.

— No creo que se refiera a eso Elle. — una mujer salió de entre las sombras, no parecía haber estado allí antes. Era alta mucho más que todos y con un cuerpo tan esbelto que podría ser un fantasma, su vestimenta completamente blanca como su cabello no ayudaba en nada. — Niños ¿acaso los eduque para que trataran así a las visitas?

— No, tía Cissy.

El chico Anthony parecía bastante apenado pero los otros dos vieron a la mujer sin bajar la cabeza y con una mirada que solo significaba "no perteneces aquí" aún así ninguno le dijo nada. El mayor golpeo a Anthony por su respuesta pero eso fue todo, mientras la mujer les ordenaba desatarme.

The Real Steel // Segunda Parte de Los Nuevos JinetesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora