chapter 4

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Hay que temerle más a los vivos que a los muertos.



—Entra a la casa ahora, Gulf. —Le pidió Saint antes de lanzar la caja a la basura con enojo.

El moreno obedeció inmediatamente asustado por la carta y por la hora en la que habían dejado esa caja. ¿Quién rayos vendría casi a las doce de la noche?

Mientras tanto Saint miró por los arbustos y por toda la calle fijándose si alguien seguía ahí, al no ver a nadie decidió entrar nuevamente a la casa cerrándola con seguro.

—¿Vas a explicarme lo que está sucediendo?

—P'Saint...yo no sé. Esta tarde yo quería una manzana de caramelo y un chico se me acercó. —Dijo en voz bajita terriblemente asustado por lo sucedido. —...Quería comprarme todas las manzanas pero no acepté.

—Dios, Gulf. No voy a dejarte solo, tienes a un jodido loco siguiéndote. Y tus padres ni siquiera están la mayor parte del día. —Reclamó enfadado paseándose de un lado a otro, le desesperaba que no hubiera nadie en la casa del menor. —Me quedaré todos los días hasta que tus padres lleguen.

—Estoy asustado...P'.

El mayor lo miró y sólo por un segundo Gulf pensaba que era buena idea confesarle lo de la página en la que se metió.

—Calma, Gulf. No dejaré que nada te suceda, hablaré con tus padres. ¿Está bien?—El castaño lo abrazó en un intento por calmarlo y le acarició los oscuros mechones.

Pero Gulf no contestó, estaba muy asustado. Ni siquiera se había dado cuenta de que ese chico lo seguía, lo peor es que le dijo que vendría por él.

Y el joven moreno lloró esa noche por haber entrado a esa página. Por otro lado, Francis no podía dormir bien y todo era por el constante miedo. Y él claramente sabía porque estaba tan aterrorizado. Gulf estaba destinado a tener un final cruel, a ser utilizado para el propio beneficio de los hijos de puta que estaban en la Deep Web, sabía perfectamente las torturas que eran capaz de hacer ahí.

Lo sabía perfectamente porque él también lo hacía.

Negando se levantó de inmediato de la cama y sacó toda la ropa de sus cajones encontrando lo que tanto quería: la pistola de protección.

—No dejaré que nada malo te suceda, Gulf. Es mi culpa, yo te metí en el infierno y lo justo es que te saque.


******

Los días parecían ir con normalidad después de que recibieran la carta, una semana exacta había pasado. Los señores Kanawut estaban enterados del acosador gracias a Saint, él se había ofrecido a cuidarlo todas las noches con ayuda de su hermana. Estaban pendientes de todo, de las personas que tocaban el timbre, de que las cortinas de las ventanas estuvieran cerradas. A decir verdad le estaba ayudando al moreno a sobrellevar la situación y todo parecía transcurrir bien.

El castaño suspiró frustrado, Gulf ya había faltado una semana y no podía faltar más o entonces no se graduaría de la preparatoria. Lo cierto es que Saint no se sentía listo para dejarlo salir, tenía miedo de que algo le pudiera ocurrir mientras no estaba él para ayudarlo.

—Oye, cariño. Todo estará bien con Gulf, ya es hora de que asista a clases, no hay señales de ese tipo acosador. —Le dijo la madre del moreno mientras tomaba su bolso para salir de casa pero antes le dejó un beso en la sien a su hijo. —Adiós, mi amor. Saint, cariño, cuídalo bien.

—Lo haré, señora Kanawut. Lo llevaré yo mismo.

—Gracias, cariño. —Respondió saliendo por la puerta para meterse al automóvil donde le esperaba su esposo.

𒊹︎︎︎𝑫𝑬𝑷𝑷 𝑾𝑬𝑩 -(𝑴𝒆𝒘𝑮𝒖𝒍𝒇) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora