—La realidad cada día se altera más…
—La están corrompiendo.
La criatura alada en el trono apartó su vista del solitario horizonte y observó a su acompañante. Sus ojos carmesí reflejaban con intensidad el débil brillo de un crepúsculo eterno.
—¿Ha llegado el momento en que nos movamos?— Habló nuevamente una figura envuelta en tinieblas de pie a su lado, el ser sentado en el trono sonrió afablemente a pesar de poder sentir cerca un armagedón.
—Aún no, dejales reflexionar un poco más de tiempo antes de que mi cólera descienda sobre ellos.— Anunció solemnemente poniéndose en pie; sus manos extendió hacia un cielo que ardía y continúo su discurso.
—¡Puedo oirlo! ¡El lamento de sus antiguas almas, confinadas por la eternidad en el Tártaro! ¡Aquel día de lágrimas y terror en qué mis huestes se desaten! Lamentarán haber osado romper el equilibrio. Pero, hasta entonces...— Se detuvo y bajó lentamente sus brazos, su tono de voz tomó un tinte jocoso— Guardemos un poco de paciencia y tengamos misericordia de ellos.
Entonces, el rey del Inframundo estalló en risas y con él la silueta negra le siguió.
…
Wooyoung iniciaba su primer año como estudiante universitario. La realización de estar completamente solo en un lugar que apenas conoce, lejos de su familia y conocidos le golpeó al bajarse del autobús y estar frente a los lúgubres edificios de su facultad.
Sin embargo, el día no fue tan malo como anticipó. Su ligereza de palabra realmente le sirvió y pudo hacerse de un par de amigos el primer día, Jeong Yunho y Kang Yeosang.
Sus inicios fueron tranquilos, cotidianos, tanto que rayaba lo aburrido. Jung había comenzado un trabajo en un pequeño y austero bar, a falta de lugares disponibles cerca de su universidad.
Los días pasaban rápido e inadvertidamente se le fue un mes. Sin acontecimiento alguno hasta el día en que se topó con aquel tipo extraño en su nuevo trabajo.
Un jueves por la noche mientras atendía detrás de la barra un cliente llamó su atención con el vibrante rojo de su cabello, sentado quietamente en una esquina carente de luz, un poco fuera de lugar con sus gafas de sol pero pulcra y elegantemente vestido. Sin embargo, aún con sus pintas parecía que todos pasaban de él, incluso los meseros, quienes se suponía debían tomarle la orden.
A pesar de que su deber fuese esperar que alguien más le atendiera, Wooyoung tuvo el deseo de ir a atenderlo personalmente.
Hubiese podido hacerlo de no ser porque al cubrir su vista en instantes ya no se encontraba ahí y tampoco volvió a verlo esa noche.
No obstante, los días pasaron y Woo lo volvió a ver por la universidad, o al menos juraba que era él, aún sin las gafas de sol podía recordar su apuesto rostro. A partir de ahí comenzó a observarlo por la universidad.
Su nombre era Kim Hongjoong, Wooyoung lo sabía por mera casualidad, su foto y nombre se hallaba en el cuadro de honor de la facultad de bellas artes, al parecer era un alumno destacado.
Todo era normal.
Las clases tediosas, trabajo a tiempo parcial, pequeñas salidas con sus amigos y de regreso a su sobrio y diminuto departamento, lleno del tic tac del reloj y una molesta gotera en su lavamanos.
Todo era normal, pero no podía dejar de pensar en Kim Hongjoong.
Se pasaba noches en la soledad de su gris habitación pensando en el chico pelirrojo, había algo en él que le despertaba curiosidad, ¿Tal vez en cómo sería el sonido de su voz? ¿Tal vez en su apariencia agradable a la vista? No lo sabía.

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Vendaval [Woojoong/Hongwoo]
Мистика¿Sabes si estás despierto o no? ¿Sabes que es la realidad? Tras una serie de sucesos curiosos Wooyoung y sus amigos realizan un ritual de una leyenda urbana abriendo consigo una puerta que no podrá ser cerrada. *Advertencia* El siguiente contenido...