Capitulo uno:

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En aquellos años en los que Leila Evans  era simplemente una alumna rebelde, que se la pasaba metida en problemas por sus impulsivas decisiones y por su incontrolable lengua, era común su— casi rutinarias—visitas a la oficina del director

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En aquellos años en los que Leila Evans  era simplemente una alumna rebelde, que se la pasaba metida en problemas por sus impulsivas decisiones y por su incontrolable lengua, era común su— casi rutinarias—visitas a la oficina del director. Y enserio le sorprendía que nunca la hayan amenazado con expulsarla, pues sin duda alguna no era la alumna ejemplar como lo fue su hermana. Pero gracias a aquellas visitas a aquella oficina, Leila podía decir que conocía aquel lugar como la palma de su mano.

Una habitación llena de cuadros parlantes que la juzgaban sin descaro alguno, además de unas columnas bellísimas que rodeaban el escritorio donde Dumbledore, se encuentra sentado en aquel preciso momento. Lo que mas le gustaba era sin duda cuando el director le permitía tomar algunos dulces de su pequeño tarro de cristal, llegando a comprar varios tipos de dulces, simplemente para que su alumna no se cansara de los mismos. 

Siempre le pasaba el tarro y ella siempre tomaba la misma cantidad de dulces, seis , ni uno mas, ni uno menos. Pero aquel día, no importo si el mismo sacaba los dulces y los dejaba en la mesa para que ella los tomara, no importo que Dumbledore agarrara uno para comerlo e incitarla a hacer lo mismo, Leila ni siquiera los miro, estando mas concentrada en lograr dormir al pequeño bebe de apenas un año de edad.

Dumbledore recogió los dulces. La entendía.

Luego de guardarlos, saco de uno de sus cajones una carpeta amarillenta, que albergaba tantos papeles que hacia que se viera rebosante. Dejo la carpeta en la mesa, y aquel sonido fue lo único que pudo hacer que los ojos de Leila dejaran de ver a su sobrino.

-¿Ahí esta todo lo que necesito?- pregunto con una voz apagada, denotando cansancio y fatigues. Sus ojos se movieron con lentitud desde la carpeta hasta el director frente de ella, quien solo pudo brindarle una suave sonrisa.

-Actas de nacimiento, papeles de adopción, certificados de escuelas, todo aquello muggle que necesitaras una vez te vayas- acepto Dumbledore mirando a su antigua alumna- el Ministerio de Estados Unidos esta al tanto de tu ida a aquel pequeño pueblo, lo que no saben es que iras con el pequeño Harry.

La mención de su sobrino hizo que volviera a verlo, notando como los ojos del pequeño estaban comenzando a caer, haciéndole saber a su tía que por fin iba a poder dormir.

Leila paso suavemente sus dedos por las pequeñas manos de Harry, aunque sus ojos se detuvieron en la cicatriz que decoraba el rostro del pequeño. Quien diría que aquel ser tan pequeño e inocente era la noticia mas hablada en todo el Mundo Mágico, llegando al punto de tener que ocultar su paradero. Quien diría que aquel bebe es el responsable de que aun quede algo que llamar el Mundo Mágico.

-¿Por que eligió ese pueblo para que nosotros vayamos a vivir?- Leila lo miro, intentado descifrar lo que pasaba por la mente del director de Hogwarts, pero aunque lo haya intentado todo su vida nunca había podido lograrlo.

Dumbledore sonrió, estaba esperando aquella pregunta.

-Porque en aquel pueblo confió, en que estarán mas seguros que nunca- sentencio, dejando en la Evans un sentimiento de inconformidad.

With you: Carlisle Cullen.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora