Vendida a los mafiosos© {Terminada}

Vendida a los mafiosos | Capítulo Cincuentaicinco

055  |  Rachel y te amo
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Solté una risita al ver a mis bebés jugar con sus padres y hermanito, me levante de la cama salí de la habitación camine hacia la cocina abri la heladera sacando el jugó escuche golpes. Arrugue mi entre cejó confundida deje la jarra del jugó en la mesa camine hacia el ruido

- A caray la puerta no estaba aquí - solté sorprendida y confundida mirando la puerta abri la puerta - Uff que feo huele

Hice una mueca que asco huele horrible, camine hacia el interruptor y lo baje todo había comenzado a encenderse las luces eran blancas baje la vista. Abri mis ojos como platos al ver el cuerpo de Rachel amarrada a la pared, se había desecho de una de sus cadenas que amarraba su brazo derecho estaba toda golpeada

- Por favor, por favor ayudame - soltó sollozando mirándome sentí unos brazos rodearme - Massimo, Christian

- Cuando nos enteramos lo que te había hecho la encerramos - soltó Massimo cerca de mi oído erizando completamente mi cuerpo sus manos se deslizaron por mi abdomen abrazándome

- Ella fue quien le ayudó a ese idiota a raptarte - soltó con desprecio Christian yo me mantenía mirándola sabia de sobra lo que había hecho

- Pensamos en matarla y que fuera testigo de lo malditamente que somos felices a tu lado - Massimo beso mi cuello escuchando los lamentos de Rachel quien apenas y podía mantenerse despierta

- Y pensamos en matarla y ser amables al hacerlo rápido y sin dolor - soltó Christian entrelazando nuestros dedos aparte la mirada de Rachel para mirarlo

- Podemos dejarla en su propia cárcel - soltó enarcando una ceja mirándolos me miraron confundidos tome la cadena jalandola escuche su grito cuando cayó en seco - cuadraplejica y sin familia

Salí de la habitación ya que no soportaba el olor subí hasta la recámara, cruce mis brazos al ver a Darío con los bebés cuidandolos que no se cayeran. Escuche la pequeña carcajada que habían soltado cuando Darío les hizo cosquillas

- Los amo, seré el mejor hermano - se inclinó besando las mejillas de sus hermanos sonreí

- Estoy segura que ellos también te aman mi pequeño dragón - sonreí haciéndolo saltar me acerque hasta donde estaban me senté a su lado - gracias por llegar a mi vida

- Te amo mami - Darío me abrazo a su cuerpo manteniendome aferrada a el sonreí abrazandolo

Sabía que talvez no había sido una manera hermosa de conocernos, sabía que no había sido normal la manera en que me enamore de mis compradores pero todo en esta vida se vale. Talvez no tuve la mejor infancia o a los mejores padres, talvez no fue bueno mi crecimiento y mi crianza

Pero gracias a eso conocí personas que sabía que valían la pena, conocí personas que sin conocerme del todo dieron la vida por mantenerme con bien. Conocí a los dos idiotas mafiosos y sexis empresarios que con todo y su corazón de hielo me amaron, estaban dispuestos a dar su vida por mantenernos con bien sin importar nada

Gracias a lo que era había conocido el mejor de todos los amores, nos habíamos conocido en un mal momento y aún así en los malos o peores momentos nos hemos sabido mantener unidos. Gracias a esos idiotas podría decir que tenía la mejor vida que podría haber tenido

Gracias a esos idiotas era mamá de tres hermosos  y maravillosos niños, gracias a ellos ahora tenía algo que me pertenecía para toda la vida

Ahora se que es algo por lo que estaré dispuesta a luchar, ahora se que así como ellos están dispuestos a matar por mantenernos con bien. Yo estaría dispuesta a envolver a ensuciar mis manos por protegerlos

- ¿En que piensas? - levante la vista para ver a Massimo y Christian enfrente de mi

- En todo y nada a la vez - sonreí arrugando mi nariz Massimo se inclinó besandola - los amo malditos idiotas

- Así como nosotros te amamos nena - dijeron al unísono mirándome sonriendo mordi mi labio mirándolos - te amamos

Solté una risa al sentir como ambos nos rodeaban con sus brazos y besaban nuestras caras, éramos una familia y para que alguien nos quiera ver abajo eso si iba a estar cabrón. Éramos los Torricelli Grey Marshall y nadie se metía con nosotros ni en broma