☙ 𝑳𝒖𝒏𝒂 𝑶𝒕𝒐𝒏̃𝒂𝒍 [Kσσктαε] [+18]

Capítulo 9

Cuando él le roza los labios con la punta de sus dedos nota como los tendones de su cuerpo se tensan de pura excitación.

Nunca nadie le había hecho exaltarse tanto con tan solo un simple contacto de su piel.

Siente cómo sus emociones se enredan y se retuercen, provocándole un nudo en el estómago; siente unos nervios maravillosos.

Taehyung se está acercando lentamente hacia él, demasiado despacio, Jungkook no puede aguantar más y acorta rápidamente la breve distancia que los separa.

Le agarra con ambas manos del cuello y, con premura y vehemencia, le besa.

Un beso pausado, tierno, dulce y húmedo, pero con una pasión pícara, un frenesí desbordante con un toque ácido y jugoso, como saborear una fresa bañada en chocolate fundido.

Las manos de Taehyung se mueven con agilidad y bajan la cremallera de su chaqueta; en cuestión de segundos le quita la prenda y la tira con cierta rabia a su lado, cayendo ésta sobre la superficie salada, dejando al descubierto sus musculosos brazos, y su torso solo queda cubierto por una fina camiseta sin mangas.

Son unos minutos de gran intensidad y, cuando acaban, se quedan mirando el uno al otro, fijamente, incapaces de pestañear y de pensar en nada, sofocados, sus pechos agitados por el momento, se elevan, arriba y abajo, con respiraciones fuertes.

Jungkook deposita sus manos sobre el pecho de Taehyung y nota el latir de su corazón, palpitante y vibrante, exactamente igual que se encuentra el suyo, los dos laten al mismo ritmo.

No existen palabras en el vocabulario de ningún idioma inventado que puedan expresar lo que están sintiendo. Nadie podría manifestar con exactitud lo que está pasando. Es imposible denominar la magnitud de este momento, de sus sensaciones, de lo que se hacen sentir el uno al otro.

¿Y por qué habría que ponerle nombre?, cuando se etiquetan las cosas, las situaciones, los sentimientos tienden a enturbiarse y a volverse más complicados, es mejor dejarse llevar y fluir con el universo, empaparse de las emociones de cada momento.

Taehyung tiene la certeza de que, por fin, alguien habla el mismo lenguaje que él y si el resto de la gente no les entiende, no importa, ellos juntos, los dos solos, son capaces de crear la más bella lengua que se haya oído jamás.

Jungkook siente que, como él había soñado, han logrado convertirse en dos estrellas, dos astros que por separado son pequeños y brillantes, aunque su luz es tenue, pero unidos consiguen lo que él ha anhelado siempre, formar una galaxia entera, enorme y esplendorosa, que los alumbra a ellos y que no necesita iluminar a nadie más.

Ninguno de los dos debilitará la luz del otro, al contrario, se darán fuerzas mutuamente, se impulsarán, y juntos brillarán más que un millar de luceros formando una constelación.

Y, como si el firmamento les hubiera leído el pensamiento, y también se dejara fluir, una débil llovizna empieza a caer del cielo, el viento se intensifica ligeramente y agita las olas del océano, como si su delirio conjunto hubiera desatado el inicio de una tormenta en el resto del mundo.

La lluvia les empieza a calar poco a poco, impregnando sus cabellos de pequeñas gotas, el agua del mar les salpica y el aire revuelve su pelo, pero ellos no se dan cuenta de nada de esto, siguen ensimismados el uno en el otro, perdidos en sus ojos, solo escuchan los latidos de sus corazones, que laten al unísono, por encima de cualquier otro ruido que se produzca a su alrededor.

Su latir y su sentir se sobrepone a cualquier inclemencia del tiempo, porque solo existen ellos dos, han creado su propia burbuja de felicidad y de amor, impenetrable para nadie más.