Capítulo 6

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Una mano se acerca a su cara, nota como unos dedos delicados recorren su perfil hasta llegar a su barbilla y una leve sonrisa aparece en sus labios sin apenas darse cuenta.

Son unos pocos segundos lo que dura esa tenue caricia, pero le hace sentirse más allá del cielo, como si flotara en otra dimensión.

Los dedos le sujetan con dulzura y firmeza levantando suavemente su cara hasta que sus ojos se encuentran con los de él.

Sus ojos.

Sus ojos son como las hojas de un cerezo cayendo a finales de otoño, y así, es exactamente, como se siente cuando los mira, como si se hundiera en ellos, olvidando por completo el tiempo y el lugar presente.

Tienen tantos destellos que le recuerdan los rayos del sol colándose entre las copas de los árboles en un denso bosque. Y las lentes traslúcidas de las gafas esféricas los hacen parecer insondables.

Él reposa su mano en su nuca.

Se aproxima lentamente hasta casi rozar su oreja con su boca y le susurra algo al oído; está tan cerca que puede notar el movimiento de sus labios sobre su piel y ésta se eriza en cada centímetro recorrida por un cálido escalofrío.

Pero él no escucha sus palabras, está perdido en otro mundo, todavía sigue vagando por la arboleda de sus ojos, extraviado en la suave caricia de sus labios.

Sin embargo, su voz le embriaga, penetrando en su interior y alterando todos sus sentidos.

Lentamente se retira y vuelve a quedarse con la mirada fija en él.

Su mano cae desde su nuca, deslizando por su cuello; Jungkook sigue sus movimientos con ojos ingenuos mientras contempla cómo sus dedos juguetean brevemente con las cuerdas de su capucha y acaban aterrizando sobre su rodilla; permanece así unos minutos hasta que, con gracilidad, imitando el leve aleteo de una mariposa, coge sus manos y las aferra con un vigor delicado.

Sus manos.

Sus manos son delgadas, con dedos largos, parecen las manos de un artista.

Son tan finas y, cuando le tocan, las siente tan dulces, que es como si le rozara un fino tul de seda tejido de forma hexagonal, y pasaría la vida entera encerrado en sus celdas, saboreando cada día la miel de sus caricias.

Levanta la cabeza y, de nuevo, se cruzan sus miradas.

Son los segundos más intensos que recuerda haber vivido nunca.

¿Está sucediendo de verdad? Es todo tan profundo, tan mágico y extraordinario, que no parece real.

Sin, tan siquiera, haber intercambiado una palabra, la conexión que siente es tan arrolladora como la fuerza de un volcán en erupción, capaz de destrozarlo todo a su paso, pero dejando una bella imagen de lava ardiente mientras recorre su camino.

El chico que tiene frente a él parece sacado de un cuento, de una fantasía que no recuerda haber soñado nunca. Todo su ser y las vibraciones que emite son, verdaderamente, asombrosas.

Él le vuelve a hablar. Le pregunta su nombre. Solo le sale un hilo de voz al responder, y es que su tono le encoge el corazón.

Él se muerde el labio, es un gesto tan sutil que es casi imperceptible, y le sonríe, una sonrisa coqueta y magnética, que le provoca un efecto espejo haciéndole sonreír también, y repite su nombre enfatizando cada sílaba, como si estuviera declamando el más bello poema escrito jamás.

A continuación, le dice cómo se llama y, de inmediato, Jungkook tiene la certeza de que todo va estar bien, no importa lo que le depare el futuro porque sabe que siempre le va a llevar consigo, aunque solo le quede el recuerdo de esta maravillosa noche. 

☙ 𝑳𝒖𝒏𝒂 𝑶𝒕𝒐𝒏̃𝒂𝒍  [Kσσктαε] [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora