Capítulo 10

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El débil rugido de un trueno lejano los devuelve a la realidad, vuelven a notar sus pies hundidos en el barro de la orilla y perciben el sirimiri que cae sobre sus cabezas.

Jungkook divisa algo flotando en el océano, no muy lejos de ellos, es su chaqueta.

Se mira el cuerpo, ve que solo lleva la vieja camiseta de tirantes blanca que se había puesto debajo, desde luego, sin pensar en ningún momento que nadie le iba a ver así, y nota que la delgada tela de algodón está ligeramente pegada a su pecho debido a la transpiración de su piel, y se ruboriza.

¿Cuándo se ha quitado la chaqueta?, debido al arrebato que ha sufrido hace unos minutos, ni siquiera es consciente de cómo ha acabado ahí, mecida por las olas del mar, experimentando un bamboleo similar al que ha probado él antes.

Y, sin pensarlo ni un segundo, se lanza al agua a recogerla.

Taehyung le mira sorprendido, no sabe muy bien qué está haciendo, en realidad, no tienen ni idea de qué está sucediendo.

Acompaña su carrera con la mirada y le ve zambullirse por completo durante un momento; instintivamente, da unos pasos hacia delante, metiéndose más en el mar, hasta que la altura del agua se queda justo por debajo de sus caderas, iba a continuar avanzando, cuando le ve emerger, y su resurgir le recuerda a un fénix renaciendo de sus cenizas, hasta las gotas que ha salpicado con sus brazos recrean la forma de unas alas.

Vuelve nadando y se detiene justo delante de él, arrodillado en el fondo, tiene una sonrisa inocente e infantil dibujada en el rostro.

Saca algo del agua y se lo entrega, una prenda completamente mojada, el agua absorbida por sus poros hace que pese demasiado, tanto que se le cae de las manos, volviendo al agua, quedando justo entre los dos.

Jungkook la sujeta y la estira mientras flota, quedando visible su forma y haciéndola reconocible.

Empieza a reírse a carcajadas, echando la cabeza para atrás con la primera risotada, y lanza la chaqueta hacia la arena seca. Es una risa tan pura y candorosa que Taehyung no puede evitar imitarle.

Y ahí están los dos, solos, riéndose, felices, ajenos al resto del mundo, parados en medio del océano, justo en el reguero que pinta el reflejo del brillo de la luna.

Su alegría es lo único que se escucha en el silencio de la madrugada.

Tras unos minutos, sus risas se van apagando, hasta que solo se oye su eco rebotando en ninguna parte.

Jungkook extiende sus brazos y apoya sus manos en la cadera de Taehyung, primero de forma leve para, posteriormente, asirse al borde de sus pantalones con más fuerza, justo donde la tela entra en contacto con su piel.

Eleva la cabeza y, desde abajo, busca su mirada.

Cuando sus ojos vuelven a encontrarse la intensidad ha cambiado, la energía que intercambian ya no es tan dulce e inocente, si no más seductora, provocativa, se invitan mutuamente a saltar al vacío, y Jungkook acepta la propuesta.

Eleva sus manos siguiendo el contorno de su cuerpo, sintiendo la electricidad de su piel, y levanta en su recorrido el delgado tejido de lino que cubre su tórax, dejando al descubierto parte de su abdomen.

Posa su boca sobre su ombligo y abandona en él un beso solitario.

Taehyung se estremece de inmediato con el suave contacto de sus labios y reclina la cabeza hacia atrás, dejando escapar un suspiro, al mismo tiempo que cierra los ojos y entierra la mano en su cabello aferrándose a su pelo con fuerza.

Jungkook emprende un baile voraz de besos y caricias sobre su tez avellana, a la vez que, con dedos raudos, va desabrochando cada uno de los botones de su camisa hasta que su torso queda completamente al descubierto.

Desliza su boca sobre su pecho y resbala su lengua por uno de sus pezones, mientras retira con sus manos la prenda del todo, haciéndola caer desde sus hombros y quedando ésta a la deriva, flotando en el mar, siguiendo el mismo recorrido que llevaba su chaqueta hace unos instantes.

Taehyung agarra su camiseta y tira de ella hacia arriba, con tanto brío que, prácticamente, se la arranca, y clava sus uñas en su espalda.

Mientras las manos de Jungkook le sujetan con fuerza por la cintura y sus labios continúan la escalada por su cuerpo llegando ahora hasta su cuello, el cual recorren ágilmente, con un apresurado besuqueo hasta morder sutilmente el lóbulo de su oreja.

Entonces vuelve a descender por su cuello, esta vez con más calma, cubriéndolo de besos lentos que va alternando con suaves pellizcos de sus dientes y cortos, pero intensos, roces de su lengua.

Y culmina su ascenso justo a la altura de su boca, donde deposita un fugaz beso en la comisura de sus labios y se aparta, quedando agarrados el uno al otro.

Sus cuerpos, jadeantes y sudorosos, exhalando deseo y resistiéndose a la separación.

Sus miradas enlazadas de nuevo, pidiendo a gritos que vuelva el contacto de sus pieles.

Taehyung se pasa la lengua por los labios, se le ha quedado la boca seca, está acostumbrado a ser él quien toma la iniciativa, y con ese gesto intenta seducirle de nuevo, provocarle para que vuelva a lanzarse sobre él, le ha gustado que fuera su capitán en esa vorágine de emociones sin control.

Jungkook esboza una sonrisa ladeada, ve el deseo en sus ojos, el deseo que siente por él, y eso le agrada, es como un reflejo del suyo propio.

No es muy consciente de lo qué ha pasado, le han guiado sus instintos y él se ha dejado dominar por ellos, eso no le había pasado nunca; será que ese chico despierta en él un lado que ni siquiera conoce de sí mismo.

Le coge de la mano y la aprieta con sutileza, ambos salen del agua y se sientan en la arena, justo en la línea donde rompen las olas del mar, sin que el agua llegue a rozarles.

Ha parado de llover.  

☙ 𝑳𝒖𝒏𝒂 𝑶𝒕𝒐𝒏̃𝒂𝒍  [Kσσктαε] [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora