Capítulo 22. Cita tan solo una cita.

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-No estoy bromeando April… tírame ya del edificio más alto- cerré mis ojos dejándome caer sobre el pequeño sofá de mi sala.

Ducharme era un momento casi sagrado para mí, pues significaba tanta paz y calma, sin tener que pensar demasiado, simplemente dejando que las cálidas gotas de agua resbalaran sobre mi piel… Ahora hasta eso me había quitado la linda “Señora suerte”.

Las cortinas de la ventana al lado de mi sala estaban cerradas, la poca luz de los faroles de afuera la traspasaban sutilmente. Me disgustaba la sensación de agobio que recorría mi cuerpo.

-Ya no seas tan dramática, una vez coqueteé con un científico chiflado que trabajaba para Destructor y el Clan del pie- April me hablaba desde el closet de mi habitación.

-Fácil para ti decirlo, naciste siendo una Adonis con autoestima- intenté sonar lo menos amarga posible.

-Tu deberías tener más autoestima en ti misma ¿Sabes?- giré mis ojos -¡Mírate! Te acaba de invitar a salir un multimillonario, bien parecido y sexy hombre- el tono de su voz cambió conforme destacaba los atributos de Katsuo -No cualquiera logra algo así-

-Si te gusta tanto ve tu en mi nombre- Bromeé. Permanecía recostada sobre el sofá, mojándolo ligeramente con la toalla que envolvía mi cuerpo y mi cabello que escurría de entre mis hombros.

-Ni aunque quisiera- la escuché levantarse y caminar afuera de mi cuarto -Que no quiero, podría reemplazarte a ti- ¿Se supone que ese era un halago?

La miré por detrás del respaldo, sobre sus brazos dos cortos vestidos que me había mandado mi madre, casi al mismo tiempo que me mudé a la ciudad y que jamás usé, prácticamente mantenían su olor a nuevo con la etiqueta descaradamente colgando a un lado de los tirantes.

-Me sorprende que los chicos no se enojaran cuando les hablé- divagué mientras me levantaba y tomaba los vestidos de las manos de April.

-No lo creas tanto- me miró arrugando ligeramente su nariz y entrecejo -Los conozco a todos, seguramente están más nerviosos que tú en estos momentos- se hizo a un lado para que pudiera entrar al baño de nuevo.

-Lo dudo, pero gracias por ese boto de confianza- terminé respondiendo mientras cerraba la puerta detrás de mí.

La idea de cuan cómoda me había llegado a sentir con April pasó por mi mente como una estrella en el firmamento del cielo; ya hasta semi-desnuda podía estar junto a ella…

-Te daré el punto en este caso, simplemente por qué es tu primera vez- lo decía como si fuera hacerlo más veces, esperaba sinceramente que no -Pero contamos contigo en esto, todos…- sus palabras removiéndose dentro de mi cabeza.

A decir verdad, April había hecho todo el movimiento estratégico para que los chicos accedieran siendo después apoyada por Donnie, que explicó la lógica y las probabilidades de alguna otra ventaja en la misión. Todos terminaron hundidos en un silencio de resignación del que podía contarme como participante.

-Lamento que tengan que hacerlo- el sarcasmo parecía dárseme mejor con cada día que pasaba.

Deslicé la toalla dejándola sobre el perchero pegado a la puerta del baño y miré en el espejo el reflejo de mi cuerpo. Había perdido peso para mí sorpresa, claro que no tanto como para lucir un sixpack que hasta April tenía, pero si era una diferencia notoria.

-Quizá no me creas en estos momentos… Pero a los chicos les importa que tú estés bien- me detuve al escucharla sintiendo una ligera revoloteada en el estómago.

-Les importa su misión…- Negué casi con la pura inercia de mis emociones. Mi voz apenas saliendo como un susurro de mis labios.

Había pasado ya tanto tiempo desde que en realidad tenía personas tan cercanas en mi vida, a excepción de mis padres, que ahora la simple idea me confundía, me conflictuaba.

(TMNT) Desde las sombras te protejo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora