Be my Valentine

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Jin Mori se quedaba embelesado cada vez que veía a Ilpyo, pues a sus ojos ese chico era la personificación de la belleza y ¿como no serlo?

Era amable, fuerte, valiente, protector y luchaba por lo que creía que era correcto, esas características de su personalidad eran atrayentes pero a diferencia de eso muchos querían conquistarlo solamente porque veían lo exterior en él. Eso fue lo que pensó al ver como unas cuantas chicas se acercaban para entregarles sus dulces caseros hechos expresamente para demostrar su amor en esa dichosa fecha que comenzaba a aborrecer, 14 de febrero.

¿Que tenía de especial ese día? ¿si quieren ofrecer amor porqué no hacerlo todos los días? bufó hastiado para no ver más ese panorama lamentable sin notar que unos ojos zafiros voltearon a mirarle mostrando confusión. Quiso ir a su lado así que se disculpó amablemente con las féminas para tratar de alcanzarlo pero este pareció esfumarse ya que no le encontró por ningún lado.

— El parecía molesto....¿acaso hice algo para que no quisiese estar cerca de mi? — se preguntó así mismo mientras sentía una punzada en su pecho. Pronto tendría que ir a trabajar y perdería su oportunidad de pasar tiempo con su interés amoroso, porque a pesar de estar viviendo juntos nunca habían expresado lo que el uno sentía por el otro.

Siempre que intentaba discutir el tema ocurría algo que le interrumpía, una visita, trabajo e incluso algunas peleas que ocurrían sin razón aparente. Aquello comenzaba a dejarle exhausto, su vida personal no avanzaba gracias a los que tenían la osadía de mantenerle ocupado la mayor parte del tiempo y ese día tomó una desición así fuera tarde no esperaría más haría todo lo posible para que su compañero dejará de ser solo eso y fuera su amante.

En casa de los ahora esposos y compañeros del joven revoltoso se escuchaba la risa de su mujer mientras el cocinaba.

— Oye cariño ¿que planes tenemos después de la cena? — preguntó Mira con una tierna sonrisa ya que ambos compartían miradas de vez en cuando y su marido no dudaba en devolverle sus gestos amorosos desde la cocina.

— ¿Tienes algo en mente?

— Mmm...¿te parece si vemos un maratón de películas?

— No hay problema, si quieres puedes elegirlas mientras me encargo de las golosinas — contestó al acercarse con los platillos y no dudó en darle un casto beso en sus labios para continuar con sus palabras. — Me haces muy feliz ¿lo sabías?

— Te amo Han Daewi

— Genial aquí también andan de empalagosos

Aquello llamó la atención de ambos y giraron sus miradas hacía la ventana donde yacía acostado el imponente Sun Wukong que seguía contemplando el paisaje como si fuera lo más interesante del mundo, para algunos era así pero para ellos solo parecía un niño haciendo berrinches porque se sentía solo.

— Sabes que te queremos y todo pero ¿porqué siempre te escondes aquí cada vez que le huyes a algo?

— Que culpa tengo yo de que ese estúpido perro me comenzará a perseguir, odio a los perros — se quejó nuevamente sin siquiera molestarse en observarlos.

— ¿Y que hay de los zorros? tengo entendido que te gustan ya que no pierdes ni un segundo en devorarlos con la mirada — la joven agarró sus palillos luego de decir esto y dio las gracias para comenzar a comer.

— ¡Yo no me quiero comer a Ilpyo! — refutó mientras sentía como un calor subía a sus mejillas y el pecho le latía a mil por hora nada más de imaginar ese cálido cuerpo entre sus brazos, que sus caricias y palabras dulces solo fueran dedicadas a el e imaginó otro tipo de cosas que solo provocó que su piel se erizara — Pero...si me gustan, son muy cálidos y siempre están ahí cuando los necesitas....también suelen ponerse muy felices al verte cada vez que regresas a casa

The Monkey King and the Fox Donde viven las historias. Descúbrelo ahora