2- Gimme Love

50 7 2
                                    

Taehyung


Es viernes y desde el martes que estoy renunciando a mi propia rutina de vida saludable. Ahora quiero beber. Casi con la misma intensidad que considero Carlos tiene para ser heterosexual.

— ¿Qué quieres beber?

— Ginebra. — algo tranquilo, pienso. Sakumi y Carlos se ríen por lo bajo. — ¿Qué? — pregunto.

— Te ves como una pelota saltarina.

— ¿Ah?

Había aprendido una técnica mala. Hablo de mi arma infalible para luchar contra mi angustia; la hiper-productividad. Hay cosas falsas y arriba estoy yo con mi hiper-productividad. Fingiendo que es una simple representación de la personalidad extrovertida que dicen que debe tener un actor. Pasan dos cosas con esto; la gente no tiene idea sobre actores y debo buscar algo en lo que depositar toda esta energía evitativa que me domina. Tomar alcohol un viernes por la noche, en la tranquilidad del hogar, con Carlitos y Sakumi, me parece un plan excepcional.

 — ¿Ves esto? — me pregunta mi amigo en el supermercado.

— ¿Qué es?

— Tequila. — responde con una felicidad que me da tremenda ternura. Parece un niño con su juguete en navidad y eso que solo puedo ver sus ojos sobre el barbijo.

— a — digo. Entonces Carlos lo pone en el carrito de las compras sin ningún tipo de consentimiento.

— ¿Lo pagarás tu?

— No seas cagado Taehyung. — no se que me está diciendo. Carlos se ríe, pero se ríe en español. — ¿Quieres beber o no? — dos opciones, otra vez; o yo soy fácil, o Carlos a escalado a niveles superiores de persuasión con esas cejas pobladas que sacude de arriba hacia abajo. 

No quiero conocer la respuesta.

— Como sea.

— Invirtamos una vez en algo con calidad.

— Ya... si ya he aceptado.

Pienso que de las diferentes personas que existen a la hora de enfrentar un problema nacen etiquetas distintivas. Están los directos, los que no les importan y los que más abundan (y mis favoritos) los que evitan. Dentro de esos hay dos subcategorías, los molestos y los divertidos. Yo estoy en el segundo. Tengo claro que la recomendación viene de demasiado cerca, pero es una cosa de hechos palpables; cuando estoy evitativo acepto comprar un tal tequila con Carlitos, mientras que otros, solo salen de fiesta sin pensar en que hay una pandemia mundial.

De camino a casa vemos a lo lejos a Jungkook, dos calles más lejos. Está saliendo a paso rápido mientras habla por teléfono. Ha olvidado el cubrebocas y yo quiero golpearlo. Si fuera buena persona iría a pasarle una, pero no tengo buena voluntad, yo soy malo. Soy muy malo. Una mala persona.

— Hey Taehyung... ¿Por qué vas tan rápido? — me grita Carlos, pero ya estoy a una cuadra de diferencia.

Dejaré que piense que quiero mear.

— Jung-jungkook — mierda, por un segundo sentí una inseguridad tremenda sobre su nombre. Le alcancé a hablar justo antes de que diera la vuelta por la calle que intercepta a la nuestra. Se da la vuelta y me saluda. Me cae mal. — Ten. — muy mal. Le extendí un cubrebocas extra que traía en mi bolso. Era la ultima verde que me quedaba.

Esto es para que veamos lo mucho que me importa la vida de mis roomies, he sacrificado mi ultimo barbijo verde y he dejado de lado mi orgullo, todo para evitar que Jeon se contagie y después nos contagie a nosotros.

Quarantine • kth + jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora