12 | Contactos en Liyue

982 91 49
                                    

     • Aether pov's •

III. La estrella perdida.

    Después de pasar un vergonzoso momento con Xian después de despertar, a las ocho de la mañana, ambos salimos en silencio de la casa y comenzamos a caminar calle arriba, para buscar al señor Baizhu en su farmacia; según mi amiga, abría temprano.

     La mezcla de olores del puerto cercano y la de los bellos restaurantes me hacían sentir, de cierto modo, feliz. Al aire que se respiraba en Liyue era completamente diferente al que se respiraba en la Aldea Chingsté, pero supongo que es normal teniendo en cuenta, primero, la diferencia de la población, y segundo, la cantidad de actividades que se podían hacer en la ciudad.

     Mientras que en la Aldea se descansaba por las mañanas y se recogía la cosecha cada cierto tiempo, aquí los pescadores salen temprano para abastecer sus tiendas con productos frescos del mar. Mientras que en la Aldea Chingsté la gran mayoría son personas de la tercera edad, aquí no es raro ver a muchos jóvenes dando vueltas por las calles, a pesar de la hora; Xian dice que es porque la gran mayoría ayuda a sus familias en los negocios durante los fines de semana.

     Después de mucho explorar y de subir unas largas escaleras, llegamos hasta la Farmacia Bubu. El lugar era agradable a la vista por su simplicidad. Habían estanterías con diversos medicamentos y hiervas medicinales, así como un póster en la pared que explicaba algunas cosas básicas del cuerpo y qué medicamentos eran los más adecuados para ciertos dolores. Y aunque la luz del techo estaba encendida y las puertas del local estaban abiertas de par en par, no se veía ni un alma en la farmacia.

     — ¿Hola? ¿Hay alguien? — pregunté, apoyándome en el mesón.

     — Uh... — Xian se mordió el labio mientras veía unas plantas —. Eso se ve delicioso... Si lo mezclo con algunos champiñones de Chingsté y los frío a cierta temperatura, quizás...

     — Oye, oye, no vinimos a buscar ingredientes para que cocines-

     — ¡N-No puedo evitarlo! ¡Es como estar en una dulcería!

     Cuando regresé la vista al frente, tras el mesón de atención se podía ver una bola de pelo de color violeta pálido. No me demoré mucho en recapacitar y entender que eso realmente era el cabello de una persona; una persona muy bajita.

     Me asomé un poco más y pude comprobar la teoría. En efecto, era una niña. Por su altura y sus rasgos físicos, no debe de tener más de siete u ocho años de edad. Pero hay algo raro en ella. Su mirada y la forma en la que está parada no son normales para alguien de su edad, en el sentido de que carecen de toda alegría y vida. La pequeña que está tras el mesón parece un cuerpo vacío, sin vida.

     — Oh, hola — saludé.

     — ¿Trae receta? — preguntó la niña, con una voz extremadamente apagada.

     — ¿Eh?

     — No puedo darle ningún medicamento si no tiene una receta médica — repitió —. Las recetas son importantes. Sin receta, no hay medicinas. Son las reglas.

     — Disculpa, pero no-

     — Entonces no puedo darles medicamentos.

     — No es-

     — Gracias, vuelva pronto.

     — Pero-

     — Gracias, vuelva pronto.

     — ¡Déjame terminar la frase! — pedí, dándole un pequeño golpecito a la mesa; Xian me golpeó en las costillas por impulsivo —. L-Lo siento, no quise-

Counting Stars [Lumine x Childe]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora