Izuku Midoriya un estudioso y responsable chico de 20 años tuvo un giro de 360 grados al momento de encontrarse en su camino de regreso a su casa a un pequeño lindo y peculiar gatito de tonalidades bicolores el cual robo su corazón al verlo. Lo que...
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Un día mas, una mañana mas donde su sueño era interrumpido por el horrible sonido del despertador el cual le indicaba que debía levantarse exageradamente temprano para poder llegar a su trabajo a tiempo.
Las ultimas dos semanas habían sido demasiado tranquilas respecto a la universidad. El profesor Aizawa no había dejado tantos trabajos del infierno desde hace un buen rato. Al parecer su nueva pareja, el profesor de artes y música había apaciguado un poco su mal humor, o al menos lo suficiente como para que no quisiera desquitar su odio hacia la humanidad en sus estudiantes.
El trabajo iba bastante bien. Afortunadamente Kirishima no había tenido que echar a muchos clientes problemas, y el compañerismo y ambiente era cada vez mas ameno en la cafetería. Incluso las ventas habían subido bastante, un beneficio pues gracias a eso, su sueldo subió un poco mas. Lo cual le permitió darle un poco mas de dinero a su madre para sus gastos personales y también le permitió empezar a ahorrar, le gustaría poder tener un lugar propio para no tener que preocuparse con la renta nunca mas, pero eso era un sueño muy lejano, de momento se concentraría en su presente.
Se levanto de la cama y estiro sus brazos intentando quitar el entumecimiento que sentía al apenas haberse despertado, froto un poco sus ojos para poder quitarse los rastros de sueño que le pedían a gritos que se quedara en cama únicamente por ese día. Con el cansancio a flor de piel, se dirigió hacia el baño para poder darse una ducha y hacer sus necesidades. Permitió que el agua fría le diera las energías necesarias para continuar su día, vació un poco de shampoo en su mano para después untarlo en sus rebeldes rizos. El olor a menta y cítricos de su shampoo lo relajo lo suficiente para poder disfrutar de su ducha matutina.
Una vez termino de bañarse cepillo sus dientes y se coloco crema en todo su cuerpo para sentirse mas cómodo. Salio del baño con una toalla en su cintura y otra en su cuello para evitar que su cabello goteara. Dirigió su vista hacia el suelo sonriendo al darse cuenta como Todoroki se encontraba abrazando el peluche de garito que le regalo en su cumpleaños mientras mordía ligeramente la oreja del felino de peluche.
Definitivamente le encantaba despertar de esa manera.
El no sentirse solo era algo magnifico. Y mas cuando podía compartir su tiempo con alguien que lo apreciaba, lo respetaba, y sobre todo que no lo juzgaba. Desde hace un tiempo venia pensando que Todoroki, quizás era la compañía que siempre había estado buscando, y definitivamente no se arrepentía del día en el que lo recogió y acogió en su casa.
Se dirigió a su closet para poder elegir las prendas que usaría ese día. Aun había rastros del invierno, así que opto por ponerse una playera sencilla de color celeste, unos pants deportivos junto con sus zapatillas rojas, y para finalizar una sudadera de cremallera por si el clima era demasiado frió. Una vez arreglado comenzó a guardar sus libros en su maleta para que cuando regresara solo tuviera que ir y recoger su mochila así podría ahorrar un poco de tiempo.
Una vez termino de alistarse se dirigió hacia el futon era ocupado por su compañero y se hinco para quedar a su altura.
-Hey, Sho-chan, despierta-lo sacudió un poco mientras lo llamaba para que se despertara. Todoroki se removió incomodo, no le gustaba que su sueño fuera interrumpido, se dio la vuelta tapándose mas con la sabana mientras abrazaba con mas fuerza a su peluche- No tiene caso, no se porque me pides que te despierte para despedirme si no eres capaz de levantarte.
