Capítulo 8

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— No vamos a tener sexo solo te los pedí porque se me habían acabado —Tiro la bolsa sin ánimos de discutir y sonrío— Jennie...

— ¡Hija de puta! —Grito y me abalanzo hacía ella— Te voy a dejar el otro ojo morado —La empujo a la cama y me lanzo con ella— Hija de... tu mamá —Sus manos están en mis muslos y me quedo quieta, la molestia me cero y ahora estoy arriba de ella, porque yo  la lance a la cama para golpearla.

— ¿Vas a seguir con los insultos? —Niego y me aparto, me levanto delante de ella y bajo la mirada a mis manos— ¿Como es que puedes ser agresiva y de pronto te vuelves tan tierna? —Sonríe, estoy empezando a odiar que haga eso.

— No voy a seguir con los insultos y no lo se, me sale natural —Lo último lo murmuro y su sonrisa crece— ¡Deja de sonreír! —Golpeo su brazo.

— Viste, ahora estás agresiva —Me señala y pierdo la paciencia— Jennie no me vas a pegar —Subo el puño lista para estamparlo contra su cara— ¡Vayamos a comer helado pero no me pegues!.

— No podemos —Corto su estupido jueguito, no se que le pasa o que trama, se la pasa viéndome extraño, habla cosas fuera de lugar, parece que ya no me quiere enseñar y solo me quiere como amiga.

Quiero aprender, para eso vine no a hacer amigos, bueno en parte si, aunque no fue para hacer amigas precisamente— ¿Por qué no podemos? —Pone los ojos en blanco— Ya lo recordé, el contrato —Se deja caer en la silla— Intento ser amistosa, buena tutora, amiga y confidente contigo, me tratas de esta forma y para rematar me pegas —A caso se esta victimizando.

— Yo no vine a hacer amigas, tampoco a buscar confidente porque como viste tengo amigas y más de la cuenta —Me mira atenta— No quiero que me mires de esa forma, Lalisa el contrato.

— Y dale con el contrato —Se levanta y sube las manos a mi rostro— Tienes que relajarte, todo eso —Señala la bolsa con la mirada, no soy capaz de ver y eso que hice semejante alboroto— Lo voy a usar contigo, deja los celos.

— No estoy celosa —Aseguro viéndola a los ojos— En estos momentos lo único que quiero hacer es lanzarte de un barranco —Cierro los ojos y suspiro.

— No hables de esa forma —Algo cambio, ahora me mira distinto, como si fue otra persona— ¿Quieres que te enseñe?.

— Para eso vine —Trago. Me sienta y abre un poco mis piernas.

— Entonces... eso haré.

No entiendo a que se refiere, su mano sube a mi muca y echó la cabeza hacia atrás, aprieta el agarre y se impulsa, cierro los ojos por el miedo.

— No ahora para la próxima o la otra... no lo se —Me levanto de la cama y abro la puerta— Adiós mi amor.

— ¡Pudrete! —Cierro la puerta con todas mis fuerzas, miro hacía arriba y retengo todos los gritos que desesperadamente quieren salir de mi garganta— Si quieres jugar así será.

(•••)

Bajo la mirada y cubro mis ojos para rodarlos, Momo ha estado preguntándome lo más mínimo, desde como conocí a Lalisa hasta que hacemos exactamente.

También quiere conocerla, ser su amiga porque dice que "ella será la futura madre de tus hijos lo presiento, tiene que ser por lo menos mi mejor amiga".

— Y yo te he dicho Jennie que entre nosotras no debe haber secretos —Sonrío en su dirección y el teléfono suena, tiene dos días en los mismo, ha pasado una semana que he decidido borrar a Lalisa de la lista— Atiende —Niego y entrelazo mis manos.

— No y no te atrevas a atender ¡Momo! —Corro atrás de ella, no me di cuenta y lo agarró— Damelo... Momo estoy hablando  en  serio.

—  Bueno, hola Lalisa, si esta —Pateo el mueble con todas mis fuerzas— Jennie es Lalisa.

— Lo se —Aprieto los dientes— Por eso no quería contestar.

— No seas mala —Hace un puchero.

— Jennie... quería hablar contigo —Muerdo mi labio inferior— Actue como una completa idiota, se supone que tenías que venir el viernes y es domingo —Le hago señas a Momo para que me deje sola.

— Si, yo sé contar —Escucho un suspiro— Ven a mi casa, te voy a mandar la dirección aquí hablaremos mejor —Cuelgo y al darme la  vuelta me encuentro a mi mejor amiga con una enorme sonrisa, las manos a cada lado de su rostro y sus ojos brillantes.

— Crecen tan rápido.

— Te amo pero quítate y vete, mañana nos vemos en el trabajo.

— ¿Me dirás que sucedió? —Nunca se lo diré o por lo menos no completo, abro la puerta y la empujo— Yo también te amo —La cierro.

(•••)

Un auto se estaciona frente a mi casa, gruño por su puntualidad, puntos a su favor que no quiero que tenga. Suelto la cortina y camino a la puerta, me elevo un poco con las puntillas y por la mirilla puedo verla.

Parece nerviosa, estoy quebrantando a la pobre de Lalisa, será muy profesional en muchas cosas menos en esto.

Toca la puerta y sonrío para aguantarme la risa que se que saldrá en algún momento de mi garganta siendo imposible de cesar.

— Hola Lalisa, pasa —Camino al sofá y me siento, señalo el puesto que queda al lado de mi y ella sigilosamente se sienta— Bienvenida a mi hogar.

— Jennie me puedes decir Lisa, Lalisa suena muy largo

— Nada de Jennie..., porque ya hemos superado lo que ocurrió —Paso mis manos por mis muslos captando su atención de inmediato...

— No hablamos del tema eso significa que no hemos superado nada porque no le hemos hecho frente a absolutamente nada —Esta alterada, su respiración lenta y sus ojos fijos en mi.

— ¿Acaso eres mi novia para hablar de problemas? —Su rostro se suaviza y su labio inferior está un poco abultado, más de lo normal.

— No somos novias, somos algo así como socias —Suspiro y rasco mi nuca.

— Yo no he firmado ningún contrato para decir que somos socias —Meto un mechón detrás mi oreja.

— Pero hay un contrato —Señala el aire con sus manos, como si estuviera simulando que esta arriba de nosotras y se ve que le pesa.

— El contrato lo has roto de tantas formas posibles que se ha ido pulverizando, no se como se lo tomarán tus compañeras, ni tu jefa o jefe —Chasqueo la lengua.

— ¿Qué quieres de mí? —Su voz tiembla por un momento.

Amor, pasión, sabiduría, experiencia, tiempo, sexo.

Ya no sabía que elegir entre esas opciones que circulaban en mi mente cada minuto que pasaba lejos de ella, no pensé en las mil posibilidades que habían de que un día yo llegue y ella esté ocupada con una chica o que se termine el tiempo o que se harte de mi.

Que es lo más probable.

No tenía celos, no porque no me gusta más allá de algo físico, una atracción y más nada.

Y el miedo me consume al sentir su mano en mi muslo, sus caricias son tortuosas y las ganas que tengo de pedirle tantas cosas que no debería se hace cada vez más grande.

¿Si me lastimaba?, si esto llega a ser más fuerte que nosotras quiero recordar las palabras que alguna vez me dije:

"Jennie al momento de enamorarte huye".

Entonces ¿quería solo una noche con ella o varias?, esto que siento, que me impulsa a subir un poco mi muslo para que siga tocándome, es normal sentirme así, creo que si, tengo a una mujer hermosa frente a mi que me tiene en otro mundo.

Sus ojos se van oscureciendo a medida que sus manos suben y suben. Aterrizan en mi abdomen y arrastra un poco las uña en el.

La mejor historia que le contaré a mis amigas, me estoy acostando con una tutora que es básicamente una prostituta.

Muy cara que me intenta enseñar la unión de dos personas, ya sea con amor o sin amor— No quiero nada de ti, solo... —Jadeo y sus manos se aprietan un poco más, sintiendo el ardor en mi piel— Te pido que no me lastimes.

Sex Education (Jenlisa G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora