Capítulo 11

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— Momo ha estado buscando desesperadamente todos estos días — Nayeon me vino a visitar con Dahyun, tal parece que las dos están con la japonesa y no las culpo, es mejor persona que yo.

— La pobre no ha parado de llorar —Ahora le toca a la modelo defenderla.

— No me interesa, no le quiero hablar.

La extraño más de lo que pensé que podía y también he llorado, pero no puedo aceptar que me hable de esa forma, no me gusta y me sentí ofendida, todavía me siento así.

Me hizo sentir menos solo porque no me había acostado con nadie, y se que no debería estar así, posiblemente estoy exagerando las cosas.

Capaz y ella se va a disculpar, y seremos las mejores amigas de siempre— ¿Estas segura que no le quieres hablar? — Dahyun insiste y ya no se que contestar.

— Sabes como es Momo, no se calla cuando debe y te entiendo es muy perra —Nayeon tiene razón, yo soy igual.

— Mañana hablaré con ella, tengo que irme —Me levanto y salgo, acabo de dejarlas dentro de mi casa.

No me importa y prefiero caminar que entrar al auto, camino con las manos a cada lado de mi cuerpo, sin moverlos y mis papás se hacen zancadas, y las zancadas pasos más rápidos.

Comienzo a correr con más rapidez y las personas se apartan, si me siento más mal de lo que pensé y cuando pro estoy frente al estupido aviso.

Abro la puerta y me agacho- Jennie -La miro y muevo las manos- Estas roja.

— Lo se —Digo sin aliento, señalo la habitación y ella me levanta para llevarme— No hay necesidad Lisa —Cierro los ojos y me recuesto en su pecho.

— Estas cansada y parece que hiciste ejercicio como doce horas —Comienzo a contar y llego a la conclusión de que mi casa está a seis kilómetros de aquí.

— Casi —Murmuro y tomo del vaso de agua que me acaba de dar.

— ¿Alguien te perseguía?, te iban a hacer daño ¡Jennie contesta! —Aparto el vaso de mi boca sorprendida por la forma en como se comporta.

— No, nadie me perseguía, cálmate te va a dar algo.

— Si te paso algo me va a dar algo —Ignoro lo que dijo y vuelvo a tomar agua.

— No te preocupes tanto por tus clientes, eso está mal, así estarás todo el día preocupada —Susurro y ella se sienta a mi lado— Estuve hablando con la chica y me dijo que estas ocupada toda la semana, que te desfilan miles de chicas —Por una muy rara razón siento un pinchazo en mi pecho al terminar.

— Cada una se ha ido —Señala la puerta y ríe- Me dicen que no soy buena en mi trabajo.

— Están locas... —Está aguantando la risa- ¿Por que te dicen eso?.

— Porque a todas les digo Ruby —Estallo en risas que no puedo evitar— O Jennie y me dicen que esos no son sus nombres, además de que quieren los demás paquetes... —Dejo de reír y parpadeo varias veces, tan lento que me desespera solo un poco.

— ¿Los paquetes? —Por inercia bajo la mirada a su pantalón, cruza las piernas.

— Me piden mucho el premium —El pinchazo en mi pecho se hace más grande— Yo me niego porque solo se suelta uno premium.

— Ya...pero si se pudiera...

— No los tomaría -Suspiro aliviada— Porque ya te tengo a ti y sería más trabajo.

— Claro —Asiento y aprieto los labios— Pero quedan los demás, la practica y... la que teníamos —Una palabra le pide permiso a la otra para salir, no quiero hablar de este tema ya que no quiero sentir esto.

— No lo aceptan o yo no lo acepto —Sonríe y acaricia mis mejillas— Me vas a decir lo que te paso —Ese brillo, ¿que significa ese brillo en sus ojos?, porque antes no estaba.

— Momo me dijo una cosa que no me gusto y me moleste, no le hablo desde la semana pasada... si mal no recuerdo desde el viernes.

— ¿Que te dijo? —Su insistencia me confunde aún más.

— Que una persona como tú no estaría con una mojigata como yo —Juego con su cinturón y hago un puchero.

— Tiene razón —Ruedo los ojos— Estoy bromeando, estoy segura que una persona como tú... —Levanta mi rostro con sus manos, extrañaba su suavidad- Serías lo mejor para una persona como yo.

— Estas muy segura, será que la señorita Manoban le gusta alguien como yo —Quito su cinturón de un tirón— Me impresiona que te gusten las personas como yo, creía que eras de ese tipo de chicas, llenas de tatuajes con piercings hasta en su... ya sabes que —Escucho su risa rasposa— De esas que saben hasta como chupartela —Aparta mis manos con rapidez— Yo nunca dije eso -Vuelvo a poner mis manos en su bulto.

Suspira y bajo el pantalón a sus rodillas, me levanto, quito mi falda y ropa interior de un tirón, sin reventarla porque a mi si me duele hacer eso.

Me siento en sus piernas y coloco mis manos en sus hombros— Si lo dijiste y fue súper raro —Río y me acerco a sus labios, uniendolos, esta mal hacer esto, llevar el control de algo que apenas ser hacer pero me gusta que ella me deje tomarlo.

— No es raro, es raro que lo diga yo pero no es raro —Bajo mis besos a su cuello y presiono su miembro con mi centro, esta jadeando, lo estoy logrando, provocar a una mujer como ella es difícil— ¿Te gusta? —Pregunto, la inseguridad siempre llega a mi.

— Me encantas —Esa no era la respuesta que estaba buscando, ¿le encantó?, mis ojos suben a su rostro, otra vez el brillo que hace que me separa solo un poco y meta la mano en su ropa interior.

— ¿Te gusta? —Repito la pregunta, mi ceño se frunce y mis ojos pican ¿qué me está pasando?.

— Me gustas, me encantas —Aprieto los labios y me levanto— ¿Que haces? —Parpadeo varias veces y bajo su ropa interior de un tirón, rasgandola, mis ojos caen en su semi erección y sonrío.

— Si te gusta —Trago grueso— Pero antes —Camino a la mesita de noche— Con las otras dos chicas tu... —Suspiro buscando un preservativo— ¿Les preparaste el desayuno, hablaste con sus amigas? —Mi corazón late con fuerza, conecto nuestras miradas esperando un "si".

— No —Paso la lengua por mis labios y le enseño una sonrisa, de esas que hago para transmitirle a las personas que estoy bien con lo que dijeron.

— ¿Por qué lo hiciste conmigo? —Su rostro me transmite cosas indescifrables, cruzamos miras pero parece que no me quiere dejar ver con exactitud lo que pasa por su mente.

— No lo se —Su mano baja a su miembro y comienza a tocarlo, gruñendo en el proceso que abro la boca para seguir hablando, parece que no quiere hablar y la entendió, es extraño hablar de este tema, en estas circunstancias pero el temor invade mi cuerpo y mi calentura se reduce considerablemente— Jennie ven —No puedo moverme, no quiero sentirla, no quiero que me toque.

— No —Susurro y su ceño está fruncido.

Se ve molesta.

— ¿Por qué no? —Sigue tocándose con más rapidez y me pregunto que si ella no estará nunca dispuesta a hablar sobre ese brillo en sus ojos.

Sex Education (Jenlisa G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora