Espero algo a cambio.

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Corría sin pensar, pero mi corazón borbandeaba algo más que sangre o adrenalina. Sentía nervios y algo de confusión, y solo algo pertenecía en esos momentos a mi mente... N... Cuando me aparté de todo el jaleo del parque, miraba a todos lados, en busca del peliverde. Decidí volver a la Ruta 4, entré en el acceso y allí estaba, saliendo hacia la Ruta. Lo seguí hasta alcanzarle y agarrarle fuertemente de la manga, para hacerle parar. Estaba exhausta, me costaba respirar, no solo del cansancio de la corrida, si no del agobio que tenía en el pecho. Alcé mi cabeza y allí estaban sus ojos esmeraldas que se cruzaron con los míos.  

    - ¿Ocurre algo?

    - Es... Arff... Arff... De mala educación... Arff... No despedirse, y menos de una dama...

    - Cierto, que mal educado por mi parte. - Se inclinó haciendo una reverencia y pidiendo disculpas cortésmente. - ¿Has corrido tanto solo para eso?

    - Eh... Ettooo... No... Yo...

    - Tartamudeas mucho, ¿estás bien? - Me dijo poniendo su mano en mi frente para ver si tenía fiebre.

    - No, es que... ¡El viaje en noria ha sido divertido! - De repente noté como estaba más nerviosa y todo el calor de mi cara desapareció en un frío aterrador. Ahora no sudaba por el cansancio, sino por la cagada que salió de mi boca.

    - Eh... Si... Estuvo bien. - Miró a la derecha. - Sabes... Pensaba que estaba solo en este mundo.

    - No te sigo. - Volvió a mirarme.

    - Nada, solo que hay momentos en los que me pongo raro.

    - Eres raro.

    - Tsk... Bueno si soy tan raro te reto a un combate. Se supone que debes superar a la líder, ¿no? Pues prepárate conmigo.

    - Pfff... Prepara la derrota.

Después de 20 min. de batalla perdí, perdí y la sonrisa satisfactoria que mostraba N me ponía nerviosa y avergonzada. Se acercó a mí, me tendió la mano para estrecharla y así fue, entonces tiró de mi brazo y me quedé atrapada entre su pecho y brazos.

    - Ha sido una batalla magnífica. - Sonrió con una sonrisa que hizo que un escalofrío recorriera mi cuerpo. - Y ahora... Mi premio... - Inclinó su cabeza hacia la mía y como un acto reflejo le empujé atrás separándome de él.

    - ¡¿Pe-pero que haces?! - Pregunté sorprendida y totalmente roja.

    - Bueno, he ganado así que recojo mi premio.

    - ¡Pero nadie dijo de besos!

    - ¿Quién dijo nada de que te fuera a dar un beso? - Preguntó serio y arqueando una ceja.

    - Bueno... Como estabas con esa mirada e inclinabas la cabeza...

    - Solo quería susurrarte que espero algo a cambio por ganarte, un premi... Nnng... - De repente N cayó de rodillas al suelo llevándose las manos a la cabeza y gritando. - Nnnggg... DUELE... Touko...

    - ¡N! ¿Qué ocurre? ¡Dímelo!

Me sentía inútil, quería ayudarle de algún modo pero no sabía como, le ayudé a levantarse agarrándole del brazo y llevándomelo a un sitio con sombra, pero al estar en mitad de un desierto era difícil. Por fortuna había una casa en la que nos podíamos permitir descansar, lo llevé allí y la mujer nos atendió a los dos muy bien. Con forme pasaba el tiempo N mejoraba y no tardó mucho en volver a levantarse.
    - Muchacho, ten más cuidado con tu salud, esta jovencita casi le da un paro cardíaco por ti. - N miraba a la mujer extrañado y serio y luego dirigió la mirada hacia mí.

    - Gracias señora, espero no haber sido molestia alguna. Disculpe. - Se levantó y se fue de la casa, dejando en una encimera, cerca de la salida, algo de dinero. Le seguí.

    - ¡N! ¡Espera! - Grité corriendo, ya llevaba un buen trecho andado. - Es de mala educación irse sin despedirse ¿recuerdas? - Dejé de hablar al verle los ojos esmeralda, no eran los mismos esmeralda brillantes y luminosos de hace unas horas, eran oscuros y apagados. - N... ¿Qué te pasa?

    - Lo único que sé es mi misión y que tú eres una niñata que quiere impedírmelo.

    - ¿PERO QUE DICES? Ni siquiera sé de que hablas, hace unos minutos estábamos hablando y en una batalla y te caístes desmayado. Te he salvado la maldita vida.

    - Tú solo eres una mentirosa.

    - ¿Se puede saber qué te pasa?

    - ... Tsk... Adiós.

Le agarré de la mano y le frené, con el ceño fruncido le pregunté.

    - ¿Qué te pasa? No eres el N que yo conozco.

    - Soy el verdadero N, el líder del Equipo Plasma y tú solo una niñata que busca ser Maestra pokémon. Pero para eso también deberás derrotarme.

    - Ya lo hice, ¿recuerdas?

    - Derrotarme de verdad y no en un juego. - Se soltó y se marchó, dejándome sola.

De nuevo.


Permanecer en la distancia [Fanfic] {Touko x N} FINALIZADA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora