Capítulo 2: Caso de Anyeline

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Lo miro una y otra vez viendo y examinando si este es mi primo, no hablo mucho con el pero no pensé que esto fuese a suceder.

—Estás loco—una lágrima se escapa de mis ojos.

—El trato incluye sexo, no solo conmigo, también mamadas y sumisiones—ofrece  sin dejar de preguntarme ¿en que diablos se convirtió mi primo?

—¿Qué pasa si no quiero? No me puedes obligar a hacer eso—me quejo pero el parece que lo tiene todo calculado.

—Sino lo haces mi tía querida y desalma vería la vil puta que eres besándote con tu propio profesor—grita haciéndome caer en cuenta de que estoy pérdida—¿Aceptas o ya puedo mandar la foto?

—¿Cuánto durara el trato?

—Cinco años—suelta decidido dejándome mas mal que antes.

Estaba segura de que iban a ser cinco años de tortura, sexo y dolor. Pero que otro remedio me quedaba por lo menos hasta que acabara la prepa y fuera  a una universidad podía enseñarle esa foto a mí mama lo que solo dejaría un año así que un poco nerviosa conteste:

—Acepto.

Él se levantó de una salto de la cama—Genial empezamos a educarte desde hoy. Quítate la ropa y ponte en cuatro sobre la cama—ordena mirándome de arriba hasta abajo.

—No puedo tener sexo, soy virgen—confieso y él se acerca a mí con malicia.

—Anyeline Pitt es virgen—sus dedos pasan por el escote de mi blusa rompiéndola—Que sorpresa—murmura en mi oído dándome escalofríos—Supongo que lo tendemos que hacer por atrás. Su mano se hunde en mi brazier tomando una teta y masajeándola.

—No por favor, por ahí duele mucho—suplique recordado lo que decían mis amigas cada vez que hablaban de sexo anal.

— ¿Y por qué sabes que duele?—pregunta con voz morbosa.

—Hace un tiempo me metí el dedito.

— ¿Ah sí? ¿El dedito? Pues yo no te voy a meter el dedito sino algo más grande Anyeline.

—No por favor

— ¿Quieres ver a tu mami sabiendo la putita que eres?

—No, no.

—Entonces espero oír tus gritos porque una cosa que si tengo grande es la polla—asegura llevando su cabeza hasta mi teta y mamándola sin parar. Succiona dándome escalofríos. Mi mente solo piensa en mi primo mamándomela, es incesto.—Quítate la ropa y en cuatro—vuelve a ordenar.

Comienzo sacándome lo que me queda de blusa junto con el brasier mientras él se digna a mirar con hambre. Después bajo hasta a la corta falta que llevo y la bajo junto con las bragas dejando a la vista mi vagina con una fina capa de vellos.

—Dios que buena estas Anyeline—veo como se relame los labio y mis ojos no parar de soltar lagrimas—Ahora ponte ahí en cuatro—señala la cama y camino nervios hasta allá.

Coloco mis rodillas pegadas para no mostrar mucho pero el viene y las separa bruscamente poniendo una mano en mi espalda haciendo que mis senos chocaran contra el colchón a la vez que mi culo quedaba empinado hacia arriba.

Sentir sus miradas me daba repulsión, un asco tremendo. Pero sentir sus manos fue la gota del vaso para casi hacerme vomitar. Fue directo a mi culo cuando vi que hecha saliva en su dedo y lo pasaba por mi huequito en pequeños círculos como si lo quisiera estirar. Poco a poco fue metiendo un dedo y yo daba pequeños saltos del dolor y asco.

Su otra mano también la lleno de saliva para darle masaje a mi clítoris. Eran circulitos y de un lado a otro mientras también bajaba hasta mi raja y tocaba los pliegues, escupía mas saliva y sus movimientos cambian entre lentos y rápido.

Si hubiese sido en otras circunstancias esto hubiese sido lo máximo pero por alguna razón sentí como me calentaba.

Ya su dedo en mi culito resbalaba más y comenzó con un mete y saca. Lo introdujo profundamente dando pequeños giros en el interior para dilatarlo. Luego de varios segundos vi cómo se quitaba su pantalón junto con sus boxers dejando al aire libre su verga de unos 26 o 27 centímetros. Las venas se le marcaban causado en mi un pánico que nunca en la vida pensé sentir.

—Alex vas a matarme si me metes eso—mi voz temblaba pero el solo sonreía con malicia.

—Cállate, mira para eso que buena estas.

Su glande froto la entrada y tomo mis manos sujetándolas detrás de mi espalda.

—Empina el culo—ordeno dándome una nalgada y rápidamente lo empine lo más que pude.

Su punta se fue adentrando y cerré los ojos tratando de controlar los gritos.

—Ahhh—me queje pero él siguió con todo.

—Que estrechito lo tienes, que rico como me aprieta—gruñe él y cuando me mete un poco de su polla comienza a restregarla en círculos.—Cálmate que no la voy a meter toda, por lo menos no hoy.

Quizás solo metió unos 10 centímetros. Trato de moverme pero realmente estaba estrecho. Me ardía por su grosor, grite para que se detuviera pero cada vez sentía como se ponía más duro con mis gritos. Maldito pervertido.

Comenzó a moverse un poco dejándome dolor en el culo, era algo que de podía soportar pero la molestia no se iba. A los diez minutos se vino dentro de mí. Podía sentir el calor de su semen recorriéndome y el asco se intensifico.

—Lávate, mañana te veo aquí, te tengo un trabajito.

Me levante de la cama y el me dio una nalgada que me detuvo en seco. Después me dio otra pero en este se detuvo y deslizo sus manos por mis nalgas, paso por mi ano hasta que toco mi vagina. Abrió mis pliegues y al sentir sus dedos introduciéndose cerré mis ojos. Pensé que iba a hacer algo más pero al momento que sus dedos hicieron contacto se detuvo.

—Esto lo dejo para otra ocasión-volvió a darme otra nalgada y seguí caminando hasta recoger mi ropa y salir de su cuarto totalmente desnuda.

Me metí en la ducha tratando de quitarme su olor pero nada serbia, me tire en el suelo llorando. ¿Por qué esto me pasa a mí? ¿Por qué él?

Me siento asquerosa, cochina y como una vil puta que se revuelca con su primo y beso a su profesor en plena escuela. Termino yendo hasta mi cama y no dejo de pensar en el día de mañana y su palabras «te tengo un trabajito…»

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⏰ Última actualización: Feb 16, 2022 ⏰

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