Parte VI. Cierra los ojos.
Después de varios intentos Mia se marchó. Se fue como ella quiso, haciendo todo el ruido
que no pudo hacer en vida, un viaje ansiado con un billete sacado de hace mucho tiempo
atrás. Siempre he pensado en el valor y el coraje que tuvo, en el dolor tan grande que
guardaba dentro como para dejarlo todo y marcharse. En la angustia de una madre
desesperada que no supo encauzar su pena y, aun así, sonreía.
Yo soy capaz de eso y de más decía, soy capaz de cruzar infiernos, de vaciar los mares,
tengo una angustia dentro que no me deja vivir. Arrancaré todas las flores que sean
necesarias hasta llegar a mi sitio. Tengo una fuerza que me arrastra hasta lo más profundo
del océano y ya no puedo nadar más. Es como un huracán que me va empujando poco a
poco, me deja sin fuerzas y luego yo me dejo llevar. Es más, a veces creo que lo busco yo,
voy corriendo hacia él y en cuanto lo veo me lanzo sin pensar y quiero saber qué es lo que
esconde. Hay alguien que me llama y no puedo dejarlo sólo, compréndeme me necesita a
su lado y lo tengo que buscar.
Después de varios intentos Mia se fue de esta vida por voluntad propia, de madrugada, en
la oscuridad de la noche, en la oscuridad de su alma. Entre los árboles de medianoche, en el
silencio de la vida, cuando todos dormían, se le fue consumiendo el poco aliento que la
mantenía, un viaje ansiado por mucho tiempo. Demasiado joven para volar, dejó
huérfanas a dos hijas menores de edad y una vida marcada por el más intenso dolor de una
madre. Se marchó de la manera más valiente y horrible a la vez. Se marchó como casi de la
misma manera que nos conocimos, de una forma que nadie comprendería. La conocí en
unos de los pasillos más estrechos que te pone la vida y aprendí muchas cosas gracias a ella,
llegó de la nada, me ayudó y desapareció. Porque claro que yo también tenía días de mierda
y ella siempre estaba a mi lado, ayudándome. Se fue en silencio sin hacer ruido, pero
créanme que mereció la pena. Claro que mereció la pena haberla conocido, ella me ha
enseñado muchas cosas y me quedo con todo lo bueno que vivimos.
Siempre merece la pena conocer a alguien que te aporte y enseñe algo en la vida, aunque
desaparezca, aunque te rompa por dentro en mil pedazos. Y sí, me has dejado muchas
flores, pero es que yo ya no soy la misma. Me has dejado un vacío dentro de mí que no sé
cómo recomponerlo. Dejaste huella en mi vida, una lección de bondad y ayuda al prójimo
dabas lo que no tenías, sonreías cuando ya no podías más.
Me gusta pensarte corriendo en la nieve, tirando bolas al cielo y jugando a vivir, ese viaje a
la nieve que ya nunca haremos, sonriendo el doble, un concierto al que no asistiremos
nunca. Ahora entiendo todas tus pistas, lo importante de la vida, tu mensaje. Mia se mezcla
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Siete días con Mia (Libro Publicado!)
Short StoryRelato Corto.Basado en una historia real. Qué pasaría si conocieras a alguien que elige no sentir... ❇