Parte II: RisasLunes.
Lunes por la tarde, voy andando por la calle de la librería, tiene una bicicleta apoyada en la
pared con un canasto lleno de margaritas, Alessandro, mi hijo de seis años camina junto a
mí. De lejos, vemos pasar a Mia, va de la mano de Adriana y Gia, su pelirroja melena le
delata, brilla con los rayos sol y la conozco desde lejos, me saluda y poco a poco nos vamos
acercando. Gia lleva en la mano una tortuguita de peluche y sonríe a Mia al verme con
Alessandro. Su vestido violeta se mueve al compás del viento. La miro a los ojos y puedo
ver cómo de gris está el cielo, algo le pasa, pero ella siempre lleva esa sonrisa de... estoy
bien.
No le voy a preguntar, pero su cuerpo me dice que, seguro que lleva mil cafés, como si la
conociera. Una mirada perdida buscando pistas sin parar, una salida para un laberinto del
que no puede salir. Pero ahí va, a su manera, intentando que nadie note su pesar. Me va
sonriendo cada vez más para que no me preocupe por ella, pero la conozco demasiado.
Mia es una mujer fuerte y alegre, pero perdida en su interior.
Nos acercamos y le doy un beso en la mejilla.
- ¿Qué tal Mia como va todo?
-Hola Alba, estoy bien, pasé por tu casa para ver si estabas, te he traído flores, las he cogido
en el campo que hay detrás del río. Me apetecía verte y tomarnos un café, he pasado el fin
de semana regular, mucho trabajo y sin ganas de nada. No te he podido avisar estos días, he
estado un poco agobiada, ya sabes que el móvil se me queda sin batería y no soy mucho de
avisar.
-No te preocupes Mia, sólo estaba un poco preocupada. ¿Y estas niñas tan guapas? ¡Qué
diadema tan bonita Adriana! Dame un beso Gia.
Mientras paseamos de camino a mi casa la noto un poco triste, pero no se lo digo. Está
forzando la sonrisa y la noto un poco ausente. Sus hijas también están presentes y no le
quiero preguntar delante de ellas, la conozco muy bien y sé que no me va a contar nada.
Pero no me importa, esperaré a estar a solas, no quiero presionarla, dejaré que ella me lo
cuente.
(Pienso mientras abro la puerta de casa).
Las niñas corren contentas a jugar al jardín con Alessandro, mientras, observo como Mia
los mira por la ventana.
-Siéntate que te pongo un café, ¿Qué tal el día mucho trabajo?, le pregunto.
-Ayer estuve once horas seguidas, pero estoy bien, puedo con eso y con más, además un
ratito de charla me va a venir muy bien. Anoche tuve que volver del trabajo a casa en taxi,
no creo que me sea rentable hacer eso todos los días, tengo ganas de sacarme el carnet de
conducir. Toma las flores y mételas en agua, hace mucho calor. Ayer después de dejar a las
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Siete días con Mia (Libro Publicado!)
Short StoryRelato Corto.Basado en una historia real. Qué pasaría si conocieras a alguien que elige no sentir... ❇