𝐄𝐩𝐢𝐥𝐨𝐠𝐨

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Narradora

El cielo parecía estar melancólico, ya que, en ningún lapso del día nos quiso acobijar con su calidez, mantuvo oculto su brillante esplendor y las personas se resignaron a ello, por lo tanto, las húmedas calles se encontraban solas y vacías.

-Kendall, ¿Cuándo te decidirás a conversar de nuevo con Cinco? -Demando Dariana-.

-Ay por favor, no comiences con eso de nuevo -pidió Kendall tratando de evitar el tema-.

-Vamos Moore, no puedes evitar mas el tema, simplemente no puedes -exclamo su amiga comenzando a molestarse-.

-SI PUEDO Y LO HARE -dijo Kendall firme-.

Sus miradas se conectaron por algunos segundos, sus cejas eran levemente fruncidas y ambas se encontraban ya molestas por la situación.

-¿Sabes que?, desde que terminaste con el te cargas un carácter de la mierda -confeso Dariana para luego tomar rápidamente su bolso y celular-.

-Si no te parece, puedes irte cuando quieras, no estas atada a mi -murmuro restándole importancia-.

-Si es que no piensas cambiar Kendall, te pido que no me hables mas, no me busques por que ya no estaré disponible para ti -dijo mientras caminaba en dirección a la salida-.

-Se supone eres mi amiga y me sales con esto -rio sin gracia- me acabas de demostrar el tipo de amiga que eres.

-¿El tipo de amiga que soy? -la miro para encararla- fíjate que es gracioso todo esto que dices, porque yo fui muy amiga, la amiga que estuvo siempre en tus días mas obscuros, en tus peores momentos y situaciones.

-No quiero escuchar mas idioteces y falsas acusaciones así que... -no pudo terminar porque fui interrumpida-.

-Ahora te pregunto ¿tu fuiste amiga cuando Mateo y yo terminamos? -al aquellas palabras salir de su boca, la mirada de Kendall cambio, pues si bien era cierto ella no estaba enterada de semejante noticia- Ja, ni siquiera estabas enterada, porque el día que te lo iba a mencionar tu no quisiste abrir la puerta de tu habitación, mientras que yo me encontraba del otro lado con los ojos llenos de lagrimas y el corazon roto.

-Dariana yo...

-Y puede que Hargreeves tenga un pasado turbio y demasiado complicado, que tenga 50 o 60 años, pero el estuvo ese día para mi, a pesar de que el estaba mas o igual de roto que yo -conto recordando-.

Fueron sus ultimas palabras antes de salir por aquella gran puerta de la casa Moore. ¿Sera que el cielo es el responsable de los días malos? o solo estaba demasiado celoso por la felicidad de las personas que volvió sus días tristes?, pues todo congeniaba, las situaciones con el estado del tiempo.

Kendall extrañaba a su amado, añoraba volver a sentir su cuerpo cerca, sus delgados pero fuertes brazos rodeándola, el compas que tenias sus labios al besarse, las palabras y muestras de amor.

No podría pasar un día mas sin el, pero ¿Qué dirán sus padres cuando se enteren de la verdad?, estaba casi segura que ellos no lo aceptarían y la obligarían a alejarse de el.

Así que, coloco sus converse marrones, un delgado suéter del mismo color, el celular y las llaves para luego, comenzar a trotar por todos los pasillos de la casa en búsqueda de la salida, al encontrarla, la abrió y corrio lo mas rápido que pudo para no ser vista por nadie de su familia o servidumbre.

El agotamiento se apoderaba de su cuerpo, luego de algunas cuantas cuadras recorridas, pero no tenia intenciones de detenerse, no iba a pasar, no ahora.

Estaba decidida a cometer la locura mas grande su vida, o bueno, no, la locura mas grande que había cometido fue amar a Cinco Hargreeves con cada latido de su corazon, entregarse a el en cuerpo y alma hasta el punto de no poder soltarlo.

𝐌𝐞 𝐄𝐧𝐬𝐞𝐧̃𝐚𝐬𝐭𝐞...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora