Capítulo 4: La puerta abierta

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Hay personas que son talentosas y todo lo que hacen les sale realmente bien. Ya sea porque poseen las habilidades necesarias o porque una fuerza imprevista casi siempre les concede circunstancias que giran a su favor; por muy injusto que suene muchos simplemente tienen más suerte que otros.

Pero Charlotte pensaba que se trataba de algo más complicado. Porque en el mundo no solo existía la suerte, el karma o como quisieran llamarlo, también existía el privilegio. Algo que él de entre todas las personas reconocía muy bien.

La sociedad en conjunto intenta disimular esta desigualdad vendiendo la idea de que todo aquel que busque la superación en esta dimensión sistemática tendría que trabajar más duro para llegar más alto en una escalera de oportunidades equitativas, que en parte era verdad debido a que en la línea que trazaron las personas que buscaban el mismo objetivo solo aquel que decidía avanzar sobre todos los demás podía llegar a obtenerlo. Y ese también es el principal problema.

Había opciones, solo que estás no eran para todos. Porque si fuera así, siguiendo esa línea de razonamiento, Charlotte que desde pequeño siempre fue muy codicioso sería una de esas personas, un beneficiario de esas oportunidades que definitivamente triunfaría; tenía el afán y la conducta disciplinada adecuada. Podría decirse que esas eran las capacidades necesarias, y agregando el hecho que era el heredero de uno de los visionarios más ricos en el mundo de las inversiones bursátiles y que básicamente controlaba el mercado de transacciones marítimas y aéreas debido a sus conexiones políticas que no solamente eran regionales, sino que se extendían en un alcance global debido al respaldo y alto de las cifras de dividendo, era un candidato directo para alcanzar el éxito. Debía poder ser parte de "La Cámara de Gracia", que es la asamblea general de las reuniones políticas y socio-económicas que establecían la vigencia de las leyes integrales en ciertos convenios internacionales en los cuales se tipifican leyes de protección ciudadana y función social.

Pero entonces... ¿porque no le resultaba tan fácil? ¿Porque vivía escondido dependiendo de una mentira? por supuesto, porque había un pequeño detalle...

La Cámara de Gracia se llamaba así porque estaba compuesta de los ciudadanos que por derecho en las leyes biológicas eran superiores. Su gen dominante les había otorgado ese favor benevolente de velar por la "minoría". Aunque no supieran por experiencia o siquiera por empatía que se sentía no ser parte de esa categoría favorecida. Ningún omega, ni hembra ni macho, ni aunque tuviera todo el dinero del mundo o cumpliera con todos los requisitos, podría entrar en la asamblea; y los betas solamente podían ser sirvientes, mandaderos, trabajadores y limpiadores de los asientos en donde los grandes alphas ponían sus traseros. Los gigantes de la sociedad, los del género superior con el regalo natural de la gracia soberbia no permitirían que inferiores se acercaran a su territorio.

Y ahí estaba Charlotte pensando en aquello, en medio de los estudiantes de segundo de bachillerato en el sector de menores de la prestigiosa y gran Institución Internacional Privada Sandrosse. La famosa institución fortificada de alphas.

A veces, durante las noches cuando quería estar cómodo se imaginaba aquellos alphas asquerosos en el gran salón político retorciéndose y chillando en sus sillas al darse cuenta que uno de ellos los había traicionado y le había permitido a su hijo, un omega, recibir la educación superior adecuada para encararlos. Jamás se lo esperarían debido a que no solo les imposibilitaban a los omegas desenvolverse adecuadamente en ámbitos profesionales, no solo les impedían la educación después del bachillerato, sino que también los subestimaban por completo. Los creían hermosamente tontos, a pesar de que a veces les decían zorros astutos.

No importaba que tan talentosos fueran, los omegas solamente eran sus amantes, sus accesorios, premios preciosos, las sublimes flores que tenían que mantener. Si a veces esas flores tenían espinas no importaba, solo se las tenían que cortar.

LOTTE Y SU ROSA [ Omegaverse Heterosexual ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora