LOTTE Y SU ROSA [ Omegaverse Heterosexual ]

Capítulo 15: El alivio 🔞 [aún en revisión]

Me veo en la obligación de aclarar que tanto Rossel y Charlotte son mayores de edad, por lo mismo están en el año procedimental para pasar al área de mayores. Disfruten.
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Rossel hundió su rostro entre sus manos, tratando de aliviar la irritación de sus ojos y las punzadas en el lado derecho de su cabeza. La fatiga crónica había vuelto y esta vez parecía estarle drenando más energía que de costumbre.

Ya había pasado una semana desde que se desprendió del tortuoso ciclo de calor pero su cuerpo aún seguía rezagando las molestias. Había un peso en sus hombros que la condenaba a andar cansada y sus sentidos motrices estaban más agudos que nunca. Los centrificadores que había tomado en la mañana tampoco estaban haciendo efecto ese día al igual que el anterior, así que sonidos venían de todas partes, los olores se mezclaban y colisionaban en su olfato, dejándole un sabor desagradable en la boca; se había estado cepillando los dientes de una forma exorbitante, de tres a seis veces solo en la mañana, pero seguía sintiendo esa sensación asquerosa entre la lengua y el paladar. Rossel sabía que no importaba cuantas veces más intentará enjuagarse no dejaría de saborear ese desagrado porque todo estaba en su cabeza; lo que la estaba afectando era la combinación de percepciones que interpretaba por sus receptores y le provocaba un asco inmenso. Mientras no pudiera estabilizar sus sentidos motrices como antes tendría que aguantar esa tortura.

Tenía que intentar concentrarse en encontrar el único sabor real que estaba en su boca: la menta de la pasta dental. Pero seguía distrayéndose.

Rossel comprendía que su mente funcionaba a tal magnitud que cualquier cosa diminuta se presentaba como un punto de enfoque en el que tendría que concentrarse unos segundos antes de dejarlo ir de su cabeza. El control que tenía que ejercer para concentrarse era lo que la estaba dejando exhausta; siempre era así, pero le estaba costando más trabajo estabilizarse que las veces anteriores. Estaba sobre-estimulada y tendría que aguantarse hasta que su mente al fin decidiera despejarse para permitirle paz.

En esa mañana desde temprano escuchaba el sonido de los pájaros cantar desde alguna parte en el bosque cerca del dormitorio y eso le estaba sirviendo como punto de concentración para no escuchar todo el resto de bullicio en el campus; de esa forma podía escuchar solo el gorjeo de los pájaros claramente como si estuvieran en su hombro. Se enfocó en el sonido porque no era abrumador y no le provocaba náuseas. El estado en el que se encontraba era tan extraño porque se mantenía quieta, pero aún así continuaba hastiada. No tenía sueño, pero mantenía los ojos cerrados. No hablaba, pero su mente ondulaba mucho. Y todo eso se sentía tan intenso que aún se sentía enferma.

Era como estar sobria después de pasar la vida entera bebiendo, pero siempre odio el alcohol y ya no sabía qué hacer con tanta lucidez, así que quería volver a embriagarse con el entumecimiento, pero no podía permitir ese peligro. Estaba ansiosa, pero ante los demás Rossel solo parecía perezosa.

—¿Vamos a desayunar? —le preguntó Margo desde su cama; que estaba arriba de la suya, así que la escuchó más fuerte que cualquier otra voz que llegaba a su oído; Rossel quedó pensando en una excusa para rechazarla. —¿No me irás a decir que no otra vez? Porque entonces voy a molestarme, Ross.

—Es que aún es muy temprano, Margo. No tengo hambre.

Margo asomo su cabeza desde arriba, sujetándose de las orillas de su litera suspendida. Ella tenía la boca canteada con una mueca de escepticismo mientras examinaba a su Rossel con meticulosidad.

—Tu nunca tienes hambre. Rossel, vamos, ya es hora de decirme que te pasa y explícamelo bien, porque sé que hay algo más. ¿Qué tienes ahora? ¿Por qué estás así? Ya saliste del tut... ¿cierto?