Regresión

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Había pasado unos largos minutos sentado en el sofá, procesando lo ocurrido y debatiéndose en qué debería hacer

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Había pasado unos largos minutos sentado en el sofá, procesando lo ocurrido y debatiéndose en qué debería hacer. Decidió que pensar no se le daba bien y sería mejor comenzar a portarse como realmente quisiera sin hacer mil conjeturas antes.

Le tenía miedo a la acción-reacción por obvias razones. La última vez que se acercó demasiado a Leo, este acabó desapareciendo.

Se levantó y subió las escaleras al segundo piso, donde se encontraban las habitaciones. No se lo pensó mucho al entrar en la habitación de Leo. Este se encontraba recostado boca arriba en la cama con un brazo tapando la mitad de su cara, solo dejando su mandíbula visible. Respiró hondo el aroma que comenzaba a llenar toda la estancia. No lo iba a negar, había echado mucho de menos ese olor que parecía haberse vuelto más potente ahora que se volvían a encontrar.

—Siento haberte hablado así —murmuró acercándose con lentitud, indeciso —De verdad me alegra volver a verte en persona —hincó su rodilla buena en el colchón y se impulsó para subirse a esta, tumbándose a un lado de Leo, con su cara apoyada en su pecho y su mano rodeando su torso —Estaba molesto.

Leo no hizo ningún movimiento, pero por dentro estaba muriéndose. Hacía demasiado tiempo que no tenía al minino así de cerca. Sus manos picaron por la necesidad de enterrarlas entre su pelo y tal vez encontrarse de casualidad con aquellas orejas que aún no había visto aparecer, pues Fiat las mantenía contra su pelo como si se escondiera. 

—Más conmigo mismo que contigo, creo... —murmuró, continuando con sus disculpas —Quería que estuvieses aquí pero yo sé que tú no. Tus estudios son importantes y no quería volverme una carga haciéndote venir porque soy un torpe.

Leo apartó la mano de su cara y miró directamente al chico entre sus brazos, recibiendo también su mirada.

—Debiste llamarme en cuanto pasó. ¿Sabes lo decepcionado que me sentí cuando otra persona me llamó para contarme lo mal que estabas? No sabía qué hacer cuando no me contestabas las llamadas.

Fiat bajó la mirada apenado, volviendo a apoyar la cabeza en su pecho.

—¿Estabas realmente preocupado? —murmuró esperanzado.

—¿Alguna vez te he hecho sentir que no? No me he enfadado ni una vez contigo, Fiat —bajó la mano de forma inconsciente, dejándola apoyada en la curva de la cintura del minino. 

Fiat se sintió abrazado y no pudo evitar un muy leve ronroneo formándose en su pecho, acercándose más al cuerpo de Leo. Un "amo" estaba luchando por salir de sus labios, pero pudo contenerse a tiempo.

—Estuve... —dudó en si decirlo o no —Estuve muy triste cuando te fuiste.

Leo no supo que contestar, estaba más concentrado en el cuerpo que tenía a un lado suyo. No recordaba la suavidad de este, ni mucho menos como se oía un ronroneo suyo. Fue como subir al cielo y bajar en menos de un segundo. Tuvo el impulso de apartar la mano, pero se dejó disfrutar la cercanía al menos un poco.

Mæw (Leo & Fiat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora