Capitulo 9: Noa

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Pov: Noa

Supongo que todo el mundo se preguntará por qué si tan mal me ha ido en el pasado metida en líos de bandas y toda la pesca he vuelto a meterme de lleno. Yo también me lo pregunto y creo que no es para menos. Supongo que el ser humano es de tropezar con la misma piedra varias veces y yo no soy la excepción.

Os voy a contar una historia ya que Ruby me ha dejado la palabra. Una historia quizás un tanto complicada, no de las típicas historias bonitas que todo el mundo adora leer o escuchar. Pero es mi historia. Y creo que merece ser escuchada para que al menos no caigáis en la misma piedra de mierda.

Me remonto a hace años, cuando yo tenía apenas los doce. Para poneros un poco en situación, siempre he sido la hija de unos jefes de banda realmente importantes e influyentes en la ciudad y como todas las bandas.... He estado toda mi vida rodeada de peligro y más peligro.
Mi primera experiencia con doce años fue quizás de las menos traumáticas aunque... es como todo, las primeras veces son las que mejor recuerdas.

Me encontraba en la plantación de mi padre, correteando y ayudando a cuidar de las plantas de maría como bien me había enseñado. Creo que sobra decir que era la niña de papá, siempre he adorado a mi madre pero la conexión con mi padre e incluso la fijación que él tenía en mí incluso después de nacer mi hermano era realmente única.
Una pena que con el tiempo haya cambiado por las decisiones que he ido tomando.

En fin, que me voy del tema. De un momento a otro aquel día en lugar de estar felizmente teñido del verde que tanto nos caracterizaba se tiñó de un intenso rojo. Mataron delante de mis ojos a uno de los trabajadores de mi padre.

Y no, no termina ahí el relato. A mí me pegaron otro tiro en el hombro y por poco no me rematan si no llega a ser por mi padre que fue mil veces más rápido al abalanzarse sobre mí para cubrirme y además disparar a aquel tipo de morado que había irrumpido en la plantación.

-Vamos al hospital, pequeña.- Me dijo mi padre, acunándome entre sus brazos y manchando sus manos de sangre en el intento parar la hemorragia presionando sobre mi hombro.

El resto de este pequeño relato es historia.

Escalando en la línea temporal, hay otro suceso que también marcó un antes y un después en mi vida. Y no de esos buenos. Un antes y un después de los de pelis de asesinatos.
Maldito sea el día en el que le conocí y me enamoré de semejante escoria con patas. Y no hablo de Rhino, ni se me pasaría por la cabeza llamarle así. Hablo de Charlie, el mayor pedazo de mierda que ha pisado la Tierra.

Le conocí con 15 años, en un principio era el prototipo perfecto de hombre ideal. Rubio, ojos azules, cuerpo musculado y con algunos tatuajes adornando su piel y unas dotes de seducción y carisma envidiables.

Una pena que tanta materia prima fuese desperdiciada en tremendo ser despreciable.

A lo que iba, le conocí siendo una adolescente hormonada con familia estructurada pero vida realmente caótica. Él resultaba ser el hijo de una pareja que estaba dentro de nuestra banda por lo que el hecho de que estuviéramos juntos era más que favorable para la continuidad del legado de Los Families. Todo parecía un plan perfecto diseñado para pasar toda la vida juntos y ser la pareja envidiable que cualquier serie de polis y ladrones querría. Pero como no estamos en una película... aquí surgen los verdaderos problemas.

El comienzo de la relación fue relativamente bueno, Charlie daba la apariencia de chico atento, protector y educado con mis padres. Me hacía regalos a menudo, me invitaba a comer, al cine e incluso de vez en cuando nos íbamos de escapada en su moto verde de montaña a una cabaña propiedad de sus padres. El primer año fue bastante bueno, a veces discutíamos sobre idioteces o nos dejábamos llevar por los celos mal gestionados pero siempre acabábamos arreglando los problemas tal y como nos venían de frente.

RubyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora