Capitulo 13: Pánico

15 1 2
                                    

Tras estar con AJ esa noche pude comprobar que lo que me dijo Noa era cierto: me gustaba. Todavía me dolía el tobillo por haberme caído en el río; solo él conseguía que hiciese estupideces que estaban fuera de mi juicio, que saliese de mi burbuja.
El día siguiente pareció que iba a ser tranquilo, aunque, por suerte y por desgracia, me equivocaba muchísimo.

Me desperté, desayune y me vestí, como un día cualquiera. Seguidamente encendí la radio de la familia para preguntar por sus ubicaciones, a lo que Junior me contestó y se pasó a recogerme con su coche junto con Drizzy.
Nos dirigimos al hospital a por AJ, ya que estaba ahí por cualquier tontería que hubiese hecho ya, era como su segunda casa.
Al llegar vimos como Frank sacaba a AJ del hospital esposado mientras le apuntaba con un arma de fuego, seguidos de Eva y John, la directora y el psicólogo del Pillbox Hill Medical Center.

Frank Castle es uno de los altos cargos de la policía. No sabría describir bien la relación entre este y AJ; parecía que se odiaban pero realmente creo que siempre se han tenido aprecio a pesar de sus reiterados insultos y comentarios despectivos entre ellos. Aunque a mí esta relación nunca me hizo mucha gracia.

Junior se paró junto al espectaculo pero nos ordenaron que nos fueramos si no queríamos que le pasase algo a AJ, a lo que obedecimos y nos dirigimos a la tienda de ropa, a la que iría Rhino algo más tarde, pues había encontrado una pintada de los Crips en una pared del barrio. Iba a yudarles a elegir traje para la boda de este último y Noa, la cual sería más pronto que tarde.

Pasadas varias horas oímos a AJ por radio, agonizante.

- ¿AJ?- Habló Junior con rapidez sin darle lugar a nadie a reaccionar antes.
- Ayudadme, por favor.- Siguió agonizando el chico que habíamos visto con el sheriff por última vez.
- ¿Dónde estás? ¿Tienes el móvil? Mandanos ubicación.- Dije rápidamente sin trabarme, no sabía que mierda le había hecho ese madero y mis nervios por encontrar y ayudar a AJ aumentaban por momentos.

Seguimos llamándole por radio para que no dejase de hablar y no se quedase inconsciente hasta que por lo menos nos mandase su ubicación. Cuando hizo esto Junior y yo nos montamos en su coche y corrió por la carretera como si de un demonio rojo se tratase, mientras yo seguía hablando por radio con Amenadiel para que me contestase y al menos saber que estaba consciente.

Cuando llegamos al lugar nos encontramos con una playa apartada bajo un acantilado y rocas por todo este, en las que se encontraba AJ cubierto de sangre, heridas y hemorragias internas, con la cara casi irreconocible por la hinchazón en esta por notables golpes por simple arrebato y ensañamiento.

Iba a matar a Frank Castle.

No iba a permitir que dañasen a nadie que me importara; podía ser muy modosa todo él tiempo pero me había pasado la vida viendo como sufrían mis seres queridos por terceras partes, ya fueran drogas, dinero u otras personas, pero no conocen a la Ruby que era capaz de hacer cualquier cosa por quieres quería.

Con cuidado lo levantamos y guiamos al coche para dejarle en los asientos traseros, pudiendo tener más espacio así.
Junior estaba demasiado concentrado conduciendo con los ojos inyectados en ira para notar lo que pasó después.

Oí pequeños golpes como de dos plásticos rígidos chocar y a AJ aspirar con fuerza, así que me giré, aunque ojalá no lo hubiese hecho. Vi como AJ, ensangrentado y con la cara amoratada se absorbía por la nariz un tiro de coca. Vi como se incorporaba y dejaba a la vista un rostro lleno de placer aunque físicamente estuviese pasando todo el dolor del mundo, no, esa cara otra vez no.

- AJ, ¿qué mierda estás haciendo?- Le pregunté intentando poner tono cabreado, aunque lo que más se notó fue mi preocupación.
- Pues, ¿no lo ves?- contestó a duras penas, estaba perdiendo mucha sangre y por mucho que la coca le quitase el dolor por un tiempo no le hacía ningún bien.
- Dame esa puta mierda.- Pasé el brazo entre los asientos delanteros y le arrebate la pequeña bolsa de plástico con zip dónde se encontraba el resto de esos dichosos polvos blancos. El herido no tenía fuerzas, así que no tuve problema en ello, simplemente le oí murmurar un leve "joder" y volvió a tumbarse en los asientos.

RubyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora