Capítulo 2

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Emma...

Escuché sonar la alarma de mi celular, era odiosa no sé por qué la había escogido. Aunque quizá sea por qué no me levantaba con ninguna otra. Había tenido varios incidentes en los que me quedaba dormida cuando tenía que hacer cosas importantes. Cómo recibir el diploma del último grado de primaria, o el cumpleaños de papá en el que íbamos a hacerle un súper desayuno sorpresa, también quizá cuando tenía que ir a la escuela.

Me levanté y sentí una gran satisfacción al apagarla. Eran las ocho treinta.

Camine hasta mi armario y me paré frente a él para escoger mi outfit de hoy.

Mmmm a ver qué puedo ponerme.

Tengo que entregar los folletos del club de mi hermano. Pero no tengo ni idea de qué ponerme. Necesito una asesora de imagen como los famosos.

Casi como si me hubiera leído la mente, mi mejor amiga entró por la puerta de mi habitación. Traía un bolso, en el cual su contenido siempre era variado dependiendo la ocasión. Yo le decía Mary Poppins cuando éramos más pequeñas.

—¡Quien está lista para ir a la playa!— exclamó Mila con una sonrisa de oreja a oreja— se que es temprano pero ya salió el sol y debemos encontrar tumbonas con las mejores ubicaciones, entre el bar y las casetas— indicó— ¿por qué? Te preguntaras. La respuesta, simple: por qué hay mozos dando vueltas para servir cócteles y comida, agregando el hecho de que en las casetas hay chicos lindos— me guiñó un ojo entusiasmada

—Mila yo...— intenté decir pero su emoción era tanta que no iba a dejarme hablar hasta que terminara

—¿Por qué no estás cambiada? ¿No sabes que traje de baño ponerte? Yo te diría que optes por un bikini, son más sensuales y quizá terminas enganchando a un chico de las casetas.

—¡Mila!

—¿Que sucede?

—No voy a poder ir a la playa, no hoy por lo menos— su sonrisa desapareció de inmediato

—¿Qué? ¿Por qué?

—Le prometí a Dean que lo ayudaría con lo de su club. Debo repartir los folletos

—Pero puedes hacerlo luego— trató de darme una solución

—No puedo, la inauguración es este Viernes. Quedan pocos días

—Ugh. Déjame pensar que podemos hacer

Se acostó en mi cama y miró al techo con cara pensativa.

—¡Lo tengo!— dijo incorporándose de golpe— Yo te ayudaré y llamaré a unas amigas para que nos ayuden. Así terminamos rápido y podemos ir a la playa.

—¿Pero a que hora quieres que lo hagamos? Es muy temprano

—Bueno, podemos ir a la playa, luego te vistes y repartimos todo. Si terminamos para el medio día podemos ir a almorzar

—Tienes razón, pero hay un pequeño percance... no sé qué ponerme

—Wow, grave problema— me miró fijamente con su cabeza inclinada hacia la derecha— A ver, no te pongas ropa interior, ponte directamente tu bikini, ese rojo.

Olas de Malibú 🌊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora