Uno

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No era secreto que a Sano Manjiro le gustaba Hanagaki Takemichi, literalmente no había nadie en ese instituto que no lo supiese. El chico personalmente se había encargado de dejarlo en evidencia al confesarse públicamente desde la sala de radio, fue un día realmente vergonzoso para el chico de ojos azules quién deseaba hacerse uno con la pared y desaparecer de la vista indiscreta de todos.

Por esa simple razón ninguna otra persona con las suficientes ganas de vivir se acercaría a Takemichi para cortejarlo, cualquiera que lo mirase más de la cuenta ya tenía la intensa mirada del Alfa en su nuca enviando el mudo y claro mensaje de que primero debería pasar por encima de su cadáver para llegar a él.

— Hola pequeño chihuahua —bueno, existían personas que no tenían miedo a morir. El albino muy quitado de la pena pasaba sus brazos por los hombros del más bajo para atraerlo a él, usaba ese apodo porque Hanagaki cuando le conoció por primera vez le recordó a un pequeño chihuahua tembloroso.

— ¡Oye, aléjate de Takemicchi! —gruño el Alfa más en un berrinche que mostrándose agresivo.

Su hermano Izana, quién también era un Alfa, pensaba que Manjiro celoso era muy gracioso y por esa razón siempre que tenía la oportunidad estaba pegándose al chico más de la cuenta. Los celos de Mikey hasta ahora no eran celos demasiado agresivos o posesivos, eran los celos de alguien que solo te miraba mal desde la distancia porque se reprimía tanto como podía al saber que no tenía el derecho de marcar territorio. No aún.

— Deja de comportarte como un crío, Mikey —se quejo cansado el Alfa de gran tamaño a su lado, era molesto lidiar con el comportamiento caprichoso de su mejor amigo y jefe.

— ¡Pero Ken-chin!

Mikey hizo un puchero, era injusto que lo regañasen por querer cuidar a su Takemichi. Era muy bonito y cualquiera podría robárselo si se descuidaba un solo minuto.

— Que patético —por su lado paso Kisaki quien le dio una mirada de burla antes de seguir su camino, no sin antes darle una pequeña sonrisa amistosa a Hanagaki.

Sano le envío miradas de su muerte sabiendo que seguramente podía sentirlas en su espalda. Kisaki algunas veces podía llegar a ser bastante frío y algo arrogante, así que no entendía como era tan afectuoso y demostrativo con Takemichi. Sin embargo, eso no era algo por lo que se preocuparía teniendo a su amado tan cerca, además su hermano finalmente lo había soltado.

— Takemicchi ¿quieres ir a comer antes de regresar a casa? —pregunto observando ansioso los preciosos ojos del chico.

— Lo lamento Mikey-kun, hoy tengo la cita para saber mi segundo género. Mi madre pasará por mi —Hanagaki le sonrió apenado. Finalmente hace unas semanas había cumplido dieciséis años y el día anterior había comenzado a sentirse mareado y a detectar leves aromas así que había llegado el momento que tanto esperaba. Estaba realmente nervioso —. Pero quizás mañana podamos.

— ¡Bien! —Mikey sonrió ampliamente, emocionado.

Era sorprendente ver a aquel imponente Alfa volverse un manso cachorro frente a Takemichi. Mikey aseguraba que Takemicchi sería su pareja en cuanto descubriese su segundo género, había ansiado tanto que llegase el día. La idea de estar unidos para toda la vida era algo que hacía latir deprisa su corazón.

— Ya debo irme. Nos vemos luego Mikey-kun —Takemichi le dedicó una resplandeciente sonrisa antes de alejarse corriendo hacia donde un auto estacionado le esperaba, seguramente la madre del chico.

Mikey suspiro enamorado, estaba seguro de que Takemichi sería un hermoso Omega que él estaría encantado de cuidar y mimar todos los días por el resto de su vida.

Operación Alfa |MaiTakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora