Mikey enmudece cuando Takemichi invita al chico a la salida de amigos que suelen tener. No puede negarse, eso solo le restaría puntos y era lo que menos necesitaba en ese momento. Draken a su lado aprieta su hombro en señal de apoyo.
Tiene que tomar en secreto un par de respiraciones para poder mantener su expresión agradable. Se sentía más y más inseguro a medida que pasaba el tiempo porque Takemichi e Inui se volvían más y más cercanos. Miro al mencionado que le sonrió con cariño a Hanagaki y asintió como repuesta.
— Entonces vamos —sonríe Chifuyu tratando de relajar el ambiente.
Inui Seishu es un beta sumamente bonito, con un muy sutil aroma a frutos salvajes que probablemente pasaría inadvertido a menos que se estuviese lo suficientemente cerca como para percibirlo.
Y Takemichi que es nuevo con eso de las feromonas y aromas está bastante encantado con ese aroma sutil porque no afecta tanto a su extremadamente sensible nariz de alfa.
— ¿Qué comeremos hoy? —pregunta Takemichi curioso observando a sus amigos. A su lado va Inui en silencio.
— ¿Ramen?
— ¡Ramen! —Smiley y Angry gritan emocionados.
El resto ríe sabiendo que ya estaba decidido.
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Takemichi observa con una mueca a Mikey quien está sentado en su cama sin decir nada. Muerde su labio con incomodidad sin saber cómo iniciar o una conversación, o si directamente debería preguntarle lo que ha estado rondando su mente desde la mañana.
— Mikey-kun, ¿ocurre algo?
Mikey no responde, pero finalmente parece salir de su estado ensimismado y posa su mirada en él. Takemichi suspira y se deja caer en la silla frente a la cama.
— Has estado actuando extraño desde temprano —murmuro preocupado —. No has hablado prácticamente nada en todo el día.
Y eso viniendo de Mikey era extraño, ya que no solía quedarse callado. Sin embargo allí estaba, mirándolo en silencio.
— Estoy bien, Takemicchi —responde finalmente —. Solo estaba pensando cosas.
Sonrió. En cuanto Takemichi miro esa sonrisa se relajó inconscientemente, porque era esa sonrisa amable a la que estaba tan acostumbrado y que sabía Mikey solo dirigía a las personas que eran importante para él.
— Quiero dormir. Ha sido una semana tan largar y agotadora —se quejó Mikey como un niño pequeño estirándose perezosamente en la cama —. No quiero estudiar más.
Takemichi no puede evitar soltar una risita por su comportamiento infantil, y sintiéndose en confianza se levanta de su lugar para dejarse caer junto a Mikey en la cama —. Mikey-kun, debes ponerle más empeño a los estudios.
Mikey bufa por sus palabras fingiendo perfectamente que la inesperada cercanía no ha acelerado su corazón. En su lugar usa uno de sus brazos como almohada y fija su vista en el techo de la habitación. Puede sentir el aroma de Takemichi a su lado, tan cerca.
— Yo soy un buen estudiante, Takemicchi —se regodea Mikey.
Takemichi sonríe. De hecho es cierto, incluso si no asiste a clases Mikey puede pasar todas las evaluaciones perfectamente, porque tiene un gran intelecto aunque no lo parezca.
— Solo tienes mucha suerte —dice —. Deberías dejar de estudiar solo una hora antes de los exámenes.
— Pero me funciona perfectamente —Mikey le resta importancia al asunto.
Después de eso ambos se mantienen en silencio, cómodos con la presencia del otro. Takemichi siente como el sueño le gana al estar envuelto en el reconfortante aroma de Mikey, y solo él sabe que ha tenido esa sensación de seguridad por su presencia desde mucho antes. Solo es cuestión de minutos antes de que los dos sucumban al sueño.
