Dos

1.8K 290 20
                                    

En cuanto Takemichi se percató de lo que estaba sucediendo, una expresión de pánico inundó su rostro. Mikey lo conocía muy bien, siempre lo estaba observando, así que entendió que el rubio estaba teniendo problemas, aunque no sabía exactamente en qué.

— ¡Lo lamento! —Takemichi observó asustado a la Omega en el suelo frente a él, y luego a los que estaban a su alrededor. Hizo una mueca mientras las feromonas de enfado poco a poco se dispersaban —. Lo lamento, aún no lo controlo —repitió, sintiéndose culpable al notar su expresión de miedo —. Solo, deja de molestarme...

De inmediato la Omega se levantó y huyo a toda velocidad del lugar. Las personas a su alrededor decidieron que era momento de retirarse, un Alfa que no era capaz de controlarse a si mismo podía ser muy peligroso.

— ¡Takemichi!

Reconoció la voz de Kisaki casi al instante, y se giró observándolo con ojos de cachorro desolado. Mikey sintió una flecha clavarse directo a su corazón, aunque estaba algo envidioso de que esa mirada no se dirigiese a él.

— ¡Chicos! —animado corrió hasta llegar a ellos, y entonces junto sus manos frente a su rostro a modo de disculpa —. Lamento tanto preocuparlos. Mamá dijo que siguieron yendo a casa y llamando...

Les observó realmente arrepentido. Al saber aquello Mikey se ruborizó levemente, eso significaba que probablemente su madre le había dicho que había llamado todos los días sin falta. Después de todo, la madre de Takemichi disfrutaba de avergonzarlo con su hijo.

— Yo aún no soy capaz de controlarme bien, pero al inicio era peor —confeso rascando su nuca con nerviosismo —. Así que mis padres pensaron que lo mejor era estar aislado por un tiempo —para ellos eso tenía sentido. Después de todo si recién se había manifestado como Alfa probablemente estaría demasiado susceptible.

— Takemicchi...

Se tenso ante el llamado de la persona con la que había estado evitando hacer contacto visual. Sabiendo que no podía simplemente ignorarlo tomo aire para darse valor. Desde que había descubierto su segundo género sabía que ese momento llegaría, solo era cuestión de tiempo.

— Mikey-kun —murmuro. Observó al Alfa frente a él con una expresión de pena —. Lo siento...

Mikey retrocedió un paso por instinto, el dolor del rechazo lo golpeó de lleno. Había experimentado toda clase de golpes durante toda su vida, pero el dolor no se comparaba a lo que estaba sintiendo en ese momento.

— Pero —murmuro extendiendo su mano —, a mi- —balbuceo —. A mi Takemicchi...

— Mikey-kun, eres un gran chico —lo contó de inmediato, marcando cierta línea.

Hanma podría haberse burlado del sonido lastimero que soltó Mikey de forma inconsciente, pero lo cierto es que no le deseaba esa clase de sufrimiento a nadie. Él mismo habría perdido el sentido de su vida si Kisaki le hubiese rechazado.

— Todo es nuevo para mí —Takemichi en ningún momento apartó su mirada de Mikey —. Solo quiero tratará de adaptarme a esto —jugueteo con sus manos, nervioso de sus propias palabras —, y quizás más adelante buscar una o un omega para mí...

Takemichi se sintió culpable, podía notar las escasas feromonas de tristeza que Mikey intentaba retener. Aun así, no podía retractarse de sus palabras, solo le estaría dando falsas esperanzas y eso sería muchísimo más cruel.

No mentiría. Hubo un tiempo en el que también pensó que sería un Omega, y la idea de compartir su vida con Mikey no sonaba tan mal. Era alguien que lo respetaba, apoyaba y aceptaba tan cual era. Jamás lo había rebajado por ser alguien débil o llorón, siempre había estado allí para él. Así que cuando descubrió que era un Alfa se sintió perdido ¿que se suponía que haría ahora? ¿Qué Omega aceptaría un Alfa tan inútil y débil como él?

— Mikey-kun debería hacer lo mismo... —se tragó sus propias lágrimas y palmeó el hombro de su amigo antes de alejarse.

Mikey se mantuvo quieto en su lugar, cualquiera lo suficientemente cerca podría notar las feromonas llenas de tristeza. Sus amigos lo observaron con pena, no podían imaginar cómo se estaba sintiendo en ese momento. Incluso Kisaki se mantuvo en silencio, no se atrevería a bromear con esa clase de dolor.

Se sentía herido, ofendido ¿un Omega? Cómo podría él buscar a un Omega diferente tan fácilmente, como si Takemichi fuese alguien reemplazable.

— Eso no va a pasar...

Él no se había enamorado de la idea de Takemichi como omega, él se había enamorado simplemente de toda su esencia. El amaba a Takemichi por ser quién era, sin importar que.

Operación Alfa |MaiTakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora