Capítulo siete

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El palacio era el corazón del imperio de Joseon, no solo por lo que representaba para los habitantes del reino, sino porque su ubicación lo situaba justo en el centro de la nación; y desde su posición, todo podía verse, así que nada quedaba fuera de los ojos del rey.

Lee DongWook, el legendario y tan respetado soberano de Joseon, tenía dos hijos varones y una hija, cuya existencia no era muy conocida por el pueblo ni por otras naciones.

Su primogénito, el príncipe heredero Lee DongHae, era un hombre de veinticuatro años que llevaba un año de casado con la mujer de su vida. Su esposa, la princesa Kwon YuRi, era una preciosa doncella, bendecida con gracia e inteligencia, hija del primer ministro de la corte, la mano derecha del soberano. Ambos esposos aguardaban pacientemente al día de su coronación como rey y reina de Joseon, ceremonia que se había visto retrasada debido al incidente con el príncipe segundo.

Lee TaeMin, el segundo en línea para heredar el trono, era un joven de diecinueve años cuyo secreto se había revelado hace poco. TaeMin había sido criado como un varón al igual que DongHae; sin embargo, durante su adolescencia, se descubrió que poseía un gen especial que lo hacía diferente al resto de chicos del reino; era un doncel. Este descubrimiento fue escondido del rey, para que el hijo de la segunda reina no fuese repudiado ni desechado como opción a heredar la corona, si en caso el rey o el príncipe primero faltasen algún día. Pero dicho secreto fue desmantelado por completo, cuando TaeMin se presentó ante su madre con una mano en su vientre aún plano, siendo muy tarde para revertir cualquier acto deshonroso que haya podido cometer. Por supuesto, no se escapó de una buena bofetada y de las lágrimas de la reina, al enterarse de esa decepción. Y, celebrando un matrimonio a puertas cerradas, conservó su derecho a seguir siendo parte de la familia real, junto a su marido y a su recién nacido.

De la última hija del rey se conocía muy poco, debido a su condición como hija de una de las concubinas del rey. Su nombre era Lee Chaeryeong, y se rumoreaba que su belleza era igual a la de una rosa floreciendo en primavera. Se estimaba que actualmente debería tener quince años.

El árbol genealógico de los Lee era un asunto complicado, además de reservado, y nadie podía atreverse a mirar siquiera por encima de este. La familia real guardaba sus secretos como cualquier familia, pero a diferencia de otras, si los descubrías, ellos te llevarían a la tumba sin importar tu posición ni abolengo.

La mente del príncipe heredero no dejaba de dar vueltas debido a todos esos secretos que debían mantener para conservar el agrado de la gente, el cual ahora se tambaleaba sobre arenas movedizas.

La noche había sido un dolor de cabeza, gracias a los rumores que comenzaban a crecer alrededor de su hermano, y que ponían en tela de juicio la reputación de la familia real. Es por ello que aprovechó el primer cántico del ave cerca de su ventana para levantarse, vestirse e ir a visitar a su padre.

—Su majestad, el príncipe heredero ha solicitado verlo —anunció el general Park, quien se encontraba cuidando del rey en sus propios aposentos desde que la situación se tornó un tanto turbia alrededor del palacio.

—Déjalo pasar —ordenó el soberano.

Las puertas fueron abiertas al príncipe DongHae como era de costumbre, pero en contraste con sus visitas anteriores, esta cargaba un aura oscura, sentimientos amargos y pensamientos confusos que apresaban la mente del príncipe en una cárcel propia y silenciosa. Ver a su padre sentado sobre su cama, llevándose un trapo a la boca para toser, solo hizo que sus preocupaciones aumentaran. Lo había visto mal desde hace un tiempo, y su semblante parecía empeorar en cada visita; sin embargo, el médico de la familia no había compartido sus informes con los miembros de la realeza. DongHae sospechaba que su padre le ocultaba más cosas de las que debía.

Taste like Peaches [KaiSoo] ⏸️❗️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora