Capítulo ocho

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Habría continuado con su caminata junto a su intrépido mejor amigo, si tan solo este no se hubiese puesto demasiado animado con respecto a los perfectos disparos del plebeyo, y no hubiese ido casi corriendo hacia JongIn y SeHun para saludar.

KyungSoo lo tuvo claro, los días medianamente tranquilos habían terminado por completo, mientras Byun BaekHyun se quedara en el hanok. Y ahora no solo debía preocuparse por fingir ante su madre, ¡ni siquiera se estaba esforzando por hacerlo!, pero ahora sí que debía ponerse en ello seriamente. BaekHyun era demasiado perspicaz como para dejar pasar alguna actitud extraña o sospechosa entre ellos. Debía alertar de esto a JongIn también, aunque parecía que eso no sería un gran problema para su esposo, todo lo contrario, KyungSoo comenzaba a sospechar que le encantaba interpretar su papel de una forma genuina.

—Hola de nuevo, ¿qué tal? —saludó el joven costurero con toda esa energía desbordante que lo caracterizaba.

—Hola, ¿ya estás de vuelta? —preguntó JongIn con la misma confianza en la que estaba siendo abordado.

"Esos dos juntos son demasiado peligrosos. No se les puede dejar a solas por un rato", pensó KyungSoo, mirando hacia otro lado para no parecer demasiado preocupado por eso.

—Pequeños inconvenientes —respondió BaekHyun, encogiéndose de hombros—. Pero Kyunggie ha sido muy amable ofreciéndome un espacio en su casa para quedarme por un tiempo.

—¿En serio? —dijo JongIn fingiendo sorpresa para luego mirar a KyungSoo con una sonrisa brillante, como si la noticia le alegrara en sobremanera—. Qué amable de tu parte, cariño.

KyungSoo asintió rápidamente, acariciando su nuca en un claro a acto de timidez, y desvió la mirada. Desde niño había sido muy malo para esconder sus emociones, pero JongIn simplemente hacía que su cuerpo fuese más sincero de lo que ya era, y eso lo ponía en una total desventaja, además de hacerle enojar.

—Sí... No es nada —respondió entre dientes.

—Es demasiado considerado, por eso es mi mejor amigo —alardeó BaekHyun—. Pero bueno, no estaba aquí para hablar de él sino de ti y tus buenos tiros. ¿En dónde aprendiste esa técnica?

—Ah, no creo que sea para tanto —dijo JongIn con una falsa humildad que no pareció importarle a BaekHyun.

KyungSoo empezaba a marearse y se obligó a sí mismo a contener las arcadas.

 —¿Cómo que no? Acabas de humillar a Oh SeHun y eso nunca había pasado. Tienes mis respetos.

JongIn no necesitó voltear a ver al guardia para saber que su rígida expresión en el rostro se había acentuado; por supuesto que odiaba por completo la idea de que alguien más —específicamente un plebeyo como él— le hubiese ganado en algo.

—Pues es todo un honor entonces —respondió con una elegante reverencia y con una mano en el pecho.

De acuerdo, eso era suficiente. KyungSoo tenía que separarlos.

—SeHun, ¿podrías acompañar a BaekHyun a su habitación? Necesita instalarse para poder descansar. Apuesto a que aún no lo ha hecho.

—Eso es cierto, estoy tan exhausto. He estado subido en una caravana de ida y de vuelta alrededor de doce horas aproximadamente, así que muchas gracias por tu consideración, Kyunggie.

—Cuando quieras —sonrió para luego asentir hacia el guardia—. Te lo encargo.

—Bien, los dejo. Nos encontraremos luego. Adiós, JongIn.

—Adiós, BaekHyun —canturreó en respuesta.

Tanto SeHun como BaekHyun se pusieron en marcha de regreso a los dormitorios de la casa, dejando atrás a la pareja de recién casados, en medio de un silencio incómodo y una energía que fue tornándose diferente, casi oscura. La nuca de KyungSoo picaba y, por primera vez, quiso correr detrás de sus amigos para no enfrentar la furia de un humilde plebeyo que fue abandonado tras su primera noche de bodas, y arrojado a las garras de un insensible hombre que parecía odiarlo más que a los del imperio enemigo.

Taste like Peaches [KaiSoo] ⏸️❗️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora