Finalmente una Familia

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Los juegos de Disney, los personajes, ver a tantas personas reunidas en familia, todo feliz, canciones que ya conocía en las películas que miraba en el Orfanato, colores, luces, era una gran ilusión, su sueño más grande.

Dazai lo traía en brazos, mostrándole cómo se miraba todo el entorno desde arriba. Atsushi no podía dejar de sonreír. Sus ojitos brillaban, y quería alcanzarlo todo con sus pequeñas manos.

— ¿Te gusta el maravilloso mundo de Disney, Atsushi-kun?

Preguntó el castaño. Era una pregunta con una respuesta bastante evidente. El niño no dejaba de mostrar felicidad.

— Mami. Hache mucho, unos sheñodes me iban a adop-ta pello da sheñoda iba a tene un bebé y no me quishiedon. Mami, ¿tú no vash a tene otio bebé?

La angustia del pasado vino a su mente. Tenía miedo de volver al Orfanato, no porque lo trataran mal, eso no ocurría, sino, que deseaba vivir feliz con una familia tan amorosa como la que ahora lo había acogido.

Sus ojitos se llenaron de lágrimas, y se abrazó del cuello de Dazai, recargándose en uno de sus hombros.

Dazai sabía que no existía más que 1% de probabilidad de que concibiera un hijo. No había esperanzas. Ahora con Atsushi, esos deseos de tener hijos de sangre se habían esfumado y convertido en deseos de ser el mejor padre maternal para el bebé Atsushi.

No, mi niño. Nosotros no tendremos otro bebé que no seas tú. ¿Verdad, Chūya?

— Por supuesto que no. Atsushito siempre será el único en nuestras vidas. El único, nuestro pequeño gran amor.

El pelirrojo tomó a Atsushi en brazos, besando sus mejillas, siendo un padre muy cariñoso y tierno. Lo acunó y arrulló un poco al verlo lleno de nostalgia, con esas lágrimas brotando de sus ojitos.

Junto a su amado, continuaron su paseo en Disneylandia para distraer al pequeño. Compraron un gorrito con orejas de Mickey Mouse para Atsushi, y lo pusieron en su cabeza.

— ¡Papi! ¿Me padezhco a Miki Mos?

Tocaba sus orejitas negras, muy emocionado.
Chūya rió. Bajó a Atsushi al suelo, y ahora ambos tomaban una de sus manos de cada lado. Caminaban lento por los pequeños pasitos de Atsushi.

— Eres un Mickey Mouse, Atsushito.

Respondió Chūya, todo un padre orgulloso.

Chūya observaba a Dazai sin que éste lo notara. Se sentía feliz de su nueva familia, afortunado de todos los regalos que la vida le había dado de alguna u otra manera.
Tenía muy claro de que jamás se arrepentiría de haber elegido a Dazai como su esposo, con quién aún desea compartir toda su vida, como la primera vez en la que se dieron el Sí en el altar. 

— Dazai.

El mencionado volteó, sin descuidarse de la manita de Atsushi.

— Dime, Chūya.

El pelirrojo le sonrió.

Si pudiera comenzar mi vida otra vez, elegiría mil veces casarme contigo y adoptar a Atsushito.

Dazai se sonrojó, sin pasar desapercibido por su esposo.

— Gracias, Chūya. Yo haría lo mismo. Eres el único al que amo, y ahora me tocará amar mucho a Atsushi-kun también, ambos lo haremos.

Sonrió.

— Deberías sonreír más seguido. Te hace ver muy lindo. No, tú ya eres hermoso para mí.

Halagó, haciendo sonrojar aún más al castaño, quien estaba apenado por tantos halagos.

— L-Lo haré. Chūya.

— ¿Si?

— Hagamos planes para esta noche. Tú sabes... Cuando regresemos a casa. Pero primero, le mostraremos a Atsushi-kun su habitación.

S-Sí...

El nuevo sonrojado era cierto hombre de sombrero. Chūya.





¿Les gustaría que se extendiera un poco? Comenzó como especial de San Valentín, recuerden!!

Perdonen la redacción horrible :") siempre escribo en las noches y ya el sueño abunda por aquí.

Un Deseo A La Lluvia [ESPECIAL SAN VALENTÍN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora