Amor unilateral - Mitsukkai

Uno - Atracción

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La atracción interpersonal es un tipo de fuerza psicológica y emocional que nace de otras personas hacia nosotros y de nosotros hacia otras personas, consistiendo en un deseo por conocer, acercarnos, conversar y establecer, si se da la situación, un vínculo personal fuerte.

Una tarde de Agosto noté que te miraba más de lo normal. Porque mientras reías en mi mente la idea de contemplarte por horas parecía una genialidad. Estábamos jugando con Mana y Luna en tu casa, nada del otro mundo. Las niñas nos peinaban mientras nosotros hablabamos de cualquier cosa. Disfrutábamos de un día más juntos, me sentía feliz compartiendo momentos así contigo. Era el ambiente de familia que deseaba, algo ameno de recordar. Que fortuna tenían tus hermanas al tenerte.

Seguías hablando emocionado de la posibilidad de estudiar en una universidad de diseño, mirabas el futuro brillante. Decías no tener expectativas altas sobre el mañana porque todo puede pasar, nada esta dicho y un mal paso podría derrubarlo todo. Cuánta razón has tenido desde entonces. Me quedé estático un buen rato, siguiendo el diálogo de lo que nos deparaban los próximos años, soñando libremente. Hubo un detalle, yo seguía contigo en mi imagen de la adultez, en cada estación y fecha importante. Era normal después de todo, ¿no? Éramos amigos desde pequeños, yo te veía como un héroe y eras perfecto a mi vista. Caí en cuenta que no mantenía interés en que alguien más se quedará conmigo, solo tú. Perseguir tu camino, andar detrás o mejor aún a tu lado, era lo que quería.

Conocía ya cada cosa tuya pero no me era suficiente, quería más, todos tus deseos y secretos. No manteniamos una amistad común, porque apesar de todo lo que compartimos había un abismo, las relaciones afectivas, yo no sabía de tus gustos a otras personas y viceversa. No se sentía correcto preguntar o hablar de ello, tampoco había mucho que decir al menos de mi parte. No le tomé importancia.

La charla se extendió hasta la noche, las niñas dormían y nos encontrabamos en un largo silencio. Seguía en mi mundo, la plática del futuro me hizo cuestionar que sería de mí. Recuerdo muy bien lo que te pregunté aquella noche.

— Taka-chan. ¿Puedo acompañarte en el futuro? — Reíste muy dulce, al menos fue de las últimas risas que me parecieron sinceras.

— Me encantaría que sea así — Tu sonrisa era cálida y me daba calma. Sentí un sonrojo en mi cara y los problemas se avecinaban.

Era la primera vez que sentía mi corazón palpitar más fuerte, que incluso lo escuché muy cerca de mis oídos. Fue una sensación peculiar que no sabía catalogar dentro de lo que había experimentado antes. Fue el comienzo de algo sin nombre, algo que por semanas me atormentaría. 

Los días siguientes a esa fecha no mejoraron mi estado de confusión. Las situaciones cerca de ti me ponían incómodo, manifestando emociones extrañas y cambios en mi manera de actuar. Fuera de mí mismo, no hallaba paz estando juntos, era lo contrario, mi cuerpo hormigueaba, mis latidos eran más rápidos, mis manos sudaban y mi garganta se mantenía reseca. Escapé muchas veces de encontrarme contigo, te repetía mucho que no me sentía bien, que tenía malestar constante, no era mentira en realidad. Excusandome una vez más de verte como era lo habitual quedé de reunirme con Takemichi, Chifuyu y Souya, con ellos parecía no tener ningún síntoma raro. Preocupados me cuestionaron porque mi cambio repentino.

— En serio chicos, estoy bien — Dije con duda en mi voz esa ocasión.

— No lo estás, al menos no con Mitsuya cerca — Chifuyu fue quien se percató primero de eso y me sorprendió que lo adivinara.

— Es cierto, con nosotros te encuentras perfectamente, ¿pasó algo entre ustedes? ¿Te hizo o dijo algo? — Las palabras de Sou me llegaron a ofender porque tú eras incapaz de lastimarme.

— Taka-chan no me ha hecho nada, no digas eso de nuevo — Completamente a la defensiva cuando se trataba de ti.

— Tranquilo, nos preocupas solo es eso — Takemichi siempre evitaba el conflicto.

No se dijo más aquel día, pero aunque yo les hubiera contado acerca de lo que me pasaba no habría marcado ninguna diferencia, o eso espero, es tarde para arrepentirse. No hay marcha atrás en el tiempo, las cosas que sucedieron fueron una serie de malas decisiones. Mi única excusa era que tenía quince años y un sentimiento extraño hacía alguien que era mi amigo.

No tardaste en enfrentarme por mi conducta hacía ti, no me diste oportunidad de salir del lugar como solía hacerlo. Tenía la mentira en el borde de mi lengua para irme de inmediato pero no cediste.

— ¿Por qué rayos me evitas? — Un enojo palpable reflejado en tu voz con el que no sabía lidiar.

— No sé de qué hablas, pero no alces la voz. No me gusta — Me sentí diminuto en ese instante con tu tono, sumando las mil emociones sin descifrar en mi interior.

— Lo siento, es solo que parece que hice algo que te molestó que ni siquiera me quieres cerca — Escuchaba todo a medias, me sentía acalorado, sudando en exceso por tu cercanía.

— Nada malo pasa, es, es, — Temblé un poco buscando la respuesta. Mis pensamientos se despejaron un segundo o eso me hice creer porque como una iluminación me llegó un hecho que pasaba por alto.

— ¿Es qué, Hakkai? — Me miraste tratando de encontrar una brecha en mis palabras, alguna mentira.

— Es solo que la disolución de la Toman me tiene así, con nostalgia, no lo sé, me aflige y me da algo de tristeza. Además, ya no tengo más pretextos para verte — Salió como una revelación acertada que calmaría tus dudas y la mías, porque me convencí de que esa era la razón de lo que estaba pasandome.

— Comprendo, a mí también me tiene mal. Lamento esto, no estaba siendo racional — Quedaste satisfecho con lo que respondí, y una tranquilidad momentánea permaneció en mí.

La bruma que me recorría se disipó, el cosquilleo de mi piel estuvo quieto después de eso. Me sentí bien nuevamente, tanto que no esperaba lo siguiente, y ojalá me hubiese quedado así.

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Es la tercera historia que hago, espero les guste. ♡