Seis - Negación

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Mecanismo de defensa del yo

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Mecanismo de defensa del yo. Estado en el que una persona no puede o no quiere ver la verdad o la realidad acerca de un asunto o situación. Es la tendencia a negar sensaciones y hechos dolorosos.


Culpame por quererte, por aferrarme a ti. No podía simplemente aceptarlo y seguir como si nada, porque dolía. Te recordaba en cada sitio al que me dirigía, en las calles iluminadas de lámparas gastadas, en las grandes y pequeñas tiendas, en el parque, en la estación de tren, en la plaza, ni siquiera mi casa me ayudaba a olvidarte. Estaba tu olor en mi ropa, algunas de tus cosas guardadas en mi closet. Me pregunté demasiado si sentías lo mismo con mirar cualquier objeto o ir a algún lugar, creía que sí, porque no se olvida todo aquello de la nada, siendo años juntos.

Después de un llanto incesante escuché por horas canciones tristes y amargas, pero por más qué quisiera no encajaban contigo, con nosotros. Me afectó demasiado verte con alguien más, que me convencí de tomarlo como una malinterpretación mía porque tú eras demasiado correcto para faltar a tus valores. Aunque dijiste qué no me querías de la misma manera podría haber una mentira en ello, me tuve qué convencer de eso porque no soportaba la idea de tu rechazo. Los besos qué me diste no se sentían tan rígidos en ocasiones y el juego qué hacías con nuestras manos no fue un invento mío. Tal vez, solo requierías más tiempo para notarlo.

Los últimos días de diciembre se sintieron más fríos de lo normal. Para mi mala suerte tuve qué encontrarme contigo antes de lo qué quería. Una reunión en casa de Mikey para año nuevo era una mala idea en letras mayúsculas pero no podía negarme a la invitación y tú tampoco. Estaríamos en la misma habitación, con todos creyendo qué nuestra amistad estaba intacta. Tendría mi mejor cara por no levantar sospechas.

- ¿Qué tal está tu novia, Mitsuya? - las preguntas Baji no se hicieron esperar pasadas las primeras horas.

- No tengo ninguna novia, la chica de la que les conté es solo mi AMIGA - me negué a mirarte.

- Yo no te creo ni la mitad, dijiste que te estabas pensando en algo serio con alguien - quizá era yo y mis esperanzas de que quisieras decirles lo que teníamos.

- Pero no era ella, no era nadie. Solo lo dije porque sí, porque puede pasar -

El tema murió ahí. Seguí escuchando conversaciones en las cuales no encajaba, las cuales no me importaban. Todo era un fondo sin sentido. Tu mirada evitó encontrarse con la mía, en cuanto la atención de todos se concentraba en alguno de los dos, el techo o suelo te parecían más interesantes. ¿A qué le temías? Sería incapaz de reclamarte ¿Había hecho algo mal o por qué no me mirabas? Porque yo estaba esperando hundirme un rato en los iris pálidos de tus ojos.

No me moleste en disimular que te observaba, sabía lo obvio que era pero poco podía importarme. Me tomé el tiempo de ver la tela de tu camisa, lo holgado de tu ropa y lo desordenado de tu cabello. Tener un encuentro con tu mirar lavanda me ayudaría o alargaría mi tortura. El ambiente que nos rodeaba se hacía más ruidoso, los chicos comenzaron a jugar, ajenos a la tensión que había en el cuarto. Traté de divertirme como ellos, seguir las bromas y comentarios, desbaratarme de la risa con mis amigos pero se sentía inútil. Había alcohol de por medio y apenas entrada la madrugada la idea de los excesos no era mala.

Amor unilateral - MitsukkaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora