Hasta las rodillas

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La casa de dos pisos estaba a las afueras, era moderna y bastante grande para lo que alguien se esperaría de un motero. El piso de abajo tenía el salón, la cocina y un baño. Lo primero que encontrabas era un sofá modular negro con una alfombra de tigre debajo y una mesa de cristal delante. Todo colocado en cara a la pared, que tenía una televisión y un pequeño mueble debajo de ella lleno de discos de música. Al entrar el chico moreno se tiró en el sofá completamente exhausto, acababa de empezar el día pero ya estaba cansado. Dennis se sentó al lado con cuidado. -"Si.. quieres puedes darte una ducha, dame la llave de tu apartamento y te iré trayendo las cosas."- Casey sabía cuando su amigo quería ayudar solo por su tono de voz y se levantó un poco. -"Vale... el baño está arriba, ¿verdad?"

-"La puerta en mi habitación, si."

-"Bueno, no fisgonees mucho."

Casey le dio las llaves del apartamento a su amigo antes de ir al piso de arriba y meterse en el dormitorio de él. Aún estaba ensimismado en el tamaño de la casa cuando al abrir la puerta del baño fue golpeado por un fuerte olor a vainilla. Habían algunas velas recientemente apagadas que habían mantenido el aroma en el cuarto después de que Dennis se hubiera duchado. Cerró la puerta detrás suya y cogió un mechero que estaba al lado de una de las velas para volver a encenderlas.

Estaban colocadas metódicamente en las estanterías alrededor de una bañera de hidromasaje que estaba en la esquina del cuarto, decorada con una alfombra de baño verde. Casey se miró en el espejo aún empañado mientras se apoyaba en el lavabo.

Conocía esos ojos cansados, conocía esa expresión desesperada que no paraba de atormentarlo día a día. Ahora, más que nunca, estaba perdido en su mente, tratando de no culparse por la muerte de alguien y buscando soluciones a algo que no había ni empezado. Estaba buscando el guion de una obra inexistente. El reflejo de su cara en el cristal se distorsionaba cada vez más hasta el punto en el que tuvo que apartar la mirada y dirigirse a la bañera. Al abrir el grifo empezó a quitarse la ropa sin vergüenza ninguna, dejándola tirada por el suelo. Se quitó el pelo de la cara y volvió a mirarse en el espejo para repasar su cuerpo desnudo con su mirada. Como siempre lleno de marcas y cicatrices, Casey puso el tapón en el desagüe y esperó a que la bañera se llenara.

Dennis abrió la puerta del apartamento para ser bienvenido por un olor a humo abrumador. Tosió y se adentró en el oscuro salón, cerrando la puerta. Todo estaba desordenado y hecho un desastre, el rostro de Dennis esbozó un ligero puchero sabiendo por lo que su amigo pasaba cada día. Entró en el dormitorio para coger una maleta de debajo de la cama y abrir el armario. Empezó a rebuscar y a echar la ropa que pensaba que Casey iba a necesitar con mas frecuencia hasta que llegó a una camiseta. Una camiseta negra de manga corta con un triangulo verde que en cada vértice tenía un circulo del mismo color.

Electric Green, su antigua banda. Esos años dorados cuando Casey no tenía una diana dibujada en la cabeza y no tenían que compartir casa. Aún así, Dennis, como si de un amuleto de la suerte se tratase, echó la camiseta en la maleta.

Pensó en si Casey aún tenía todos los cachivaches que pusieron a la venta, creyéndose la mejor banda de rock de la época. Eso lo pudo confirmar cuando abrió la mesita de noche y encontró un llavero, fotos de Polaroid de toda la banda y parches del logo hechos a mano. Se metió todo en los bolsillos, de todos modos Casey no iba a estar en casa por algún tiempo, no le importaría que Dennis tomase algunas cosas prestadas. Tras esto continuó echando ropa interior y algunos zapatos en la maleta. Una vez llenada salió del apartamento y se puso su casco para subirse en la moto y volver a su casa. Abrió la puerta y subió a su dormitorio. -"Te he traído un poco de todo... si ves que falta algo mañana nos pasamos y lo cogemos."- Dejó la maleta en la cama.

Casey ReedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora