Capítulo 6-Mis dos yo.

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Salí de las instalaciones de Global Art, demasiado tarde para la hora que había llegado. Afuera el cielo ya tenía varias tonalidades de naranja y azul oscuro, recordándome que pronto sería de noche. Caminé lejos de la galería y me detuve en un café para comunicarme con Hobs y el agente Torres. No tenía información trascendental para la investigación, más que lo que Elizabeth me había comentado sobre Hobs siendo su padrino y la persona que me recomendó para el trabajo. Me senté en los primeros asientos del local y pedí un café con leche, siendo muy específico en que me gustaba un poco más de leche que café, solo para evitar migrañas. Minutos después, los ví a los dos sentarse en diferente puestos; me hicieron señas de mi maletín sin abrir y enseguida entendí que adentro había alguna forma de comunicación secreta.

Lo abrí rápidamente y a parte de encontrar un libro y varias carpetas sin sentido, encontré un celular y auriculares a juego. La única llamada existente era la de ellos en grupo, proveniente de un número desconocido confidencial. Acepte y esperé.

—Escupe todo de una vez, muchacho –habló Torres por supuesto; sus palabras ya me sacaban de quicio en cada conversación.

Pensé en el coqueteo, en las sonrisas y la estrechada particularmente personal que Elizabeth y yo tuvimos para luego decidir que sería un secreto entre los dos sujetos que se instalaban en mi mente, Cooper y Duncan. Ella claramente me atraía pero eso era una historia para otro momento.

—Solo me pidió firmar un contrato –murmuré, pendiente de que nadie se fijaría en mi inusual conversación.
De reojo ví como los dos agentes se contenían en sus expresiones.

—¿Trataste de hacerte conocido y confiable para ella? –Preguntó está vez Hobs, consciente de a qué “ella se refería”.

—Creo que le caí bien pero es muy astuta. No suelta el asunto tan rápido como pensamos.

—Esa es toda la mierda que conseguiste. -me reprochó, el agente que ya parecía un grano en el culo.

—Mira mocoso, necesitamos información real no nada más que te fijes en cosas superficiales. La familia Vaughan consta de dos seres importantes por las cuales tu progenitor puede estar al acecho.

Lo miré de reojo, sintiendo unas ganas tremendas de abofetearlo al ver sus malas maneras de dirigirse a mi persona todo el tiempo. Entonces en ese arrebato, se me ocurrió decir una necedad de las mías.

—Creo que no puedo hacer esto que me piden.

El silencio se adueñó de la cafetería en el momento uno que se me pasó por la mente abrir mi gran bocata. El agente Torres que venía siendo el único en hablar se quedó visiblemente mudo y su colega y superior al mando hizo lo siguiente, siendo muy claro al respecto al señalar la salida del lugar.

—Atrévete a cruzar esa puerta y te aseguro que tendrás a todos los agentes del FBI apostados afuera, a la espera de tu recaptura. —aseveró, con las venas de su frente marcadas de seguro por la poca cordura que le quedaba.

Aquello que me decía era claramente una amenaza y el agente no lo diría nunca de frente. Respiré despacio, comprendiendo que yo no tenía el mando de este juego y menos tenía mi escapatoria asegurada. Ambos estaban en mi contra; para ellos solo era un mocoso más, como me decía Torres cada dos por tres; un mocoso que probablemente perdería esta apuesta por su vida.

—Ella no se merece toda esta mierda, Hobs. —hablé unos minutos después, lleno de cólera.

—Y tú tampoco mereces pagar la condena que se supone debería estar pagando Patrick, ¿ te olvidas que quisiste hacer esto a causa de él? —me recordó, pero en el fondo de su forma de convencimiento había algo oculto que no pude descifrar. —Mas te vale que hagas tu parte del trabajo y punto, se acabó el tema. En la noche te enviaré indicaciones.

infiltrado en el AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora