Y ahí estaba ella, en su habitación -o lo que quedaba de esta- preparandose para el gran día de la señora Maylin. Se puso un vestido simple con sus característicos borcegos, el pelo simplemente se lo dejó suelto. No se esforzó mucho ya que mucha ilusión no le hacía, pero si podría decirse que el cambio de su hogar la tranquilizaba, se veía más iluminado y el olor a alcohol ya se había esfumado, además de que -digamos- que ya no vivía con tanto miedo, porque a pesar de no conocer a esa extraña mujer ella sabía que no la golpearía estando más personas presentes en su casa, si había algo que le importaba más que ella misma era su reputación.
Y así, las horas del día pasaron. Dejándola completamente de lado, ni los invitados, ni su ahora familia se percataba de su existencia -o mejor dicho no querían hacerlo- todos la ignoraban, no le importaba demasiado realmente. Pero ver como quien fue su madre alguna vez abrazaba y se divertía con esos dos chicos, eso si le dolía. Quería ser ellos; quería disfrutar al menos la mitad del cariño que su madre le daba a esos dos chicos.
Maya estaba viendo todo desde la terraza de la casa. Quería huir, quería correr lejos como si fuera una niña pequeña enojada con sus padres. No quería estar ahí, no era bienvenida, pero tampoco tenía donde ir.
"Luego de esto te mandaremos a un internado, no queremos que arruines nuestra felicidad" dijo la mujer antes de volver a abajo, para Maya, esto había sido la gota que derramó el vaso.
Entre gritos y sollozos ella había bajado al patio, tirando un par de cosas que se le cruzaban en su camino. Las personas de la fiesta la miraban asombrados, sabían que era la hija de la novia pero no imaginaban lo que le sucedía. Todos pensaban que era el simple capricho de una niña malcriada.
- Maya, ¿¡Maya que te pasa!?- decía la mujer mientras le agarraba del brazo, su cara estaba deformada del enojo que tenía, la chica temblorosa se giró a mirarla- ¿Cuál es tu problema? Sólo mira lo que estás haciendo-
-¡Vos sos mi problema! -la joven se soltó como pudo del agarre y salió corriendo hacía el parque más cercano, no tenía a donde ir, pero en ese momento era lo que menos le importaba, se sentó en un banco algo alejado y allí se mantuvo hasta el final del día ¿Alguna vez pensó en llamar a la policía o pedir ayuda en algún lugar? Claro que lo hizo, siempre pensaba en hablar, pedir ayuda. Pero tenía miedo, ese miedo de que no le crean, de que no hagan nada y todo empeore. Ahora no tenía nada que perder, es decir, ya ni siquiera tenía un hogar.
Decidida sacó su teléfono para llamar a la policía, y ahí vió que tenía un par de mensajes de esa única persona a la que le importa -aunque a ella le cueste creerlo- recordó la propuesta que anteriormente le hizo y se paró de ese incómodo banco yendo al hogar del rubio¿Estas en casa?
Fue la única respuesta que obtuvieron todos sus mensajes
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My Sputnik
Romansahe was an angel ✦ •historia original •capitulos cortos •hueningkai x oc