Dos Pares De Imponentes Ojos || Uchiha Shisui

~ 05 ~

Shisui salía del distrito Uchiha y se encaminaba hacia los rostros Hokage para admirar una vez más la vista que estos ofrecían.

A primera hora del día siguiente tendría una nueva misión de exterminación a una banda de criminales rango C de un pequeño pueblo del País del Fuego.

No era que durará mucho cumpliendo sus misiones, pero aún así le gustaba ver la aldea desde las alturas bajo el cielo estrellado.

La vista y el suave canto del viento le ayudaba a despejar su mente que, gracias a la reunión de la que acababa de salir, estaba medio enredada.

[Al día siguiente]

La misión había sido casi un éxito de no ser por el par de criminales que de alguna manera lograron huir.

Sabiendo que no llegarían muy lejos, les dio ventaja usando como pretexto el tener que sellar los cuerpos de los criminales ya muertos en pergaminos.

Una vez acabada dicha acción, los siguió hasta llegar a un arroyo junto a un pequeño campo de cosechas a las afueras del pequeño pueblo donde se escondían como ratas acobardadas gracias a un pequeño camino de gotas de sangre.

Se sorprendió que ver qué los dos criminales tenían a un anciano de rehén.

— Levanten las manos y dejen libre al señor —llamó su atención Shisui con voz firme.

— ¿O qué? —preguntó uno con agresividad, que era el que sostenía al anciano, mientras su compañero se encontraba recargado en el árbol más cercano, quién era el dueño de la sangre que lo había guiado hasta ellos.

Shisui logró ver cómo el anciano trataba de mantener la calma, notando también que algo en él le parecía muy pero muy familiar.

— Fushi —llamó en un susurro el segundo a su compañero, quien lo miro de reojo—, deja al anciano, ¿qué no sabes quién es él? —preguntó refiriéndose a Shisui— Es Uchiha Shisui, Shisui del Cuerpo Parpadeante, una leyenda shinobi —volvió a susurrar, pero está vez con un tono de voz alarmado.

Fushi miro nuevamente a Shisui con los ojos entrecerrados, para luego volver la vista a su compañero, quien tenía nerviosismo puro plasmado en su rostro.

Y en un rápido movimiento, Shisui ya había acabado con la vida de ambos criminales.

El anciano tomó una gran bocanada de aire, tal y como si en los últimos momentos se hubiera privado de tal.

— Arigato —le agradeció el anciano a Shisui con la respiración alterada.

— No hay de que, después de todo, es mi trabajo como shinobi del País del Fuego —respondió Shisui mientras empezaba a sellar los cadáveres en el pergamino donde estaban sellados los otros cuerpos.

El anciano le volvió a agradecer repetidas veces mientras Shisui revisaba rápidamente los cadáveres, todo bien de no ser por el pequeño, casi indetectable, detallito del genjutsu en el criminal herido.

Le extrañó que un criminal de rango C estuviera siendo controlado, en especial sabiendo que ese genjutsu era sumamente poderoso, pues apenas y pudo detectarlo.

— Joven —lo sacó de sus pensamientos el anciano—, ¿no estaría abusando de su cumplimiento al pedir que me ayudará con unas cajas, verdad? Necesito llevarlas a mi casa, por si vuelven a venir criminales y mi nieta hoy está ocupada. Ella es la que siempre me ayuda, aunque dice que es innecesario que yo trabajé —dijo lo último con un tono algo burlesco, tal y como si hubiera tenido trabajos más pesados que un simple campo de cosechas.

Shisui aceptó, pues, apesar de ya haber concluido la misión, quería un poco de aire fresco, y escuchar las graciosas anécdotas del anciano sobre su nieta le era algo gratificante, en especial al descubrir que el anciano era el famoso abuelo de Kaori.