Cap.2

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Luzbel Fernsby

-Tú tienes la culpa de todo –le gritó mamá a papá –te dije que no era buena idea sacarla, ahora mírala, ya se resfrió –me señaló

-Ya cállate –la miró mal antes de girarse al doctor --usted dijo que estaría segura

-Y no lo contrajo aquí, por lo que me dijo Luzbel ya estaba resfriada cuando llegó –contestó este

-¿Pueden por favor callarse? Mi cabeza va a explotar

-Les pediré por favor que salgan de la habitación –habló el doctor –mi paciente necesita descansar

-Cariño, iremos a casa, vendremos temprano ¿quieres que te traigamos algo? –preguntó mamá

Que no volvieran

-Nada –me limité a decir

Cuando salieron el medico se giró hacia mí

-Volveré más tarde –aseguró y asentí cerrando los ojos

Descansaré un poco



Kiliam Evans

-Doctor, su paciente con miolema múltiple tiene 39 de temperatura –la enfermera entró

Me levanté dirigiéndome a la habitación

Pasé por el proceso de descontaminación y me puse la mascarilla y el traje antes de entrar

La sorpresa me la llevé cuando la observé parada, solo mirando por la ventana, parecía ida

-¿Señorita Fernsby?

Me quedé idiotizado cuando giró su cabeza en mi dirección

¿Cómo podía ser tan preciosa?

Basta...es una paciente

Se profesional

-Luzbel, solo Luzbel, no me gusta mi apellido –murmuró volviendo la vista a la ventana

-La enfermera me dijo que tenías algo de fiebre

-Nada que no haya tenido ya –le restó importancia

¿Qué tanto has sufrido, para llegar al punto de apagarte?

-¿Qué me pondrá para la fiebre? –preguntó volviendo a la cama

-Diclofenac –comencé a moverme por la habitación, preparando todo y luego me acerqué a su intravenosa –solo una ampolla

-75 ml –murmuró y la miré sonriendo

-Veo que sabes de eso

-No es tan raro en mi vida –se encogió de hombros

Vaya ¿Cómo debería actuar? Nunca me involucro tanto con mis pacientes, pero por alguna razón conecté con ella sin siquiera esforzarme

-¿Cuál es su nombre? –me sacó de mis pensamientos

-¿Perdón?

-Usted sabe mucho de mí y yo apenas se su apellido –sonrió

Cuando sonreía su rostro se iluminaba, era una chica fuerte, muy fuerte y muy preciosa también

-Entonces presentémonos como es debido –dejé la libreta de lado sentándome en la silla junto a su cama –Kiliam Evans –le tendí mi mano

Y ella negó

-¿Cómo sé que no me está mintiendo? –Entrecerró los ojos –cuando se presenta a alguien no esconde su rostro –sonrió

MIS ÚLTIMOS 10 DESEOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora