Cap.39

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Luzbel Evans

Sonreí viendo a Kiliam hablando por teléfono, es tan precioso

-Hacen una muy linda pareja –el chofer terminó de bajar las maletas –tendrán hermosos hijos

Le sonreí sin dejar de ver a Kiliam

-Muchas gracias, aún no me creo que sea mi esposo –me reí y él me acompañó

-¿Van de luna de miel? –asentí a su pregunta

-La habíamos atrasado un poco porque teníamos cosas que hacer antes, pero al fin llegó el día –sonreí con emoción

Vi a Kiliam acercarse y amplié mi sonrisa antes de ver el panorama completamente

Un auto parecía haber perdido el control y se acercaba a toda velocidad y Kiliam aún no lo veía

-Apártate –grité completamente aterrada

Corrí en su dirección pero ya era tarde, el auto impacto con su cuerpo, el golpe fue tan fuerte que Kiliam fue a parar a algunos metros de donde estaba antes

Mi corazón latía a toda velocidad y era capaz de escucharlo, mi cuerpo temblaba sin control

Reaccioné corriendo hacía Kiliam lo más rápido que mi cuerpo me lo permitía

-Esposo –me arrodillé a su lado poniendo mi mano sobre su mejilla

Sus ojos se abrieron con dificultad y me dio una pequeña sonrisa

-Esposa –susurró débil

-No cierres los ojos –rogué desesperada –por favor, no puedes dejarme

-Lo-lo siento –tosió haciendo una mueca de dolor –quiero, quiero hacerlo en tus brazos –pidió con dificultad

-Kiliam –lloré atrayéndolo a mi regazo –Hugstar

-Preciosa –estiró su mano y acaricio mi mejilla –no llores –pidió --¿recuerdas la primera vez que nos vimos? –preguntó

Asentí tragándome el nudo que se había hecho en mi garganta

-Pensé que eras viejo y feo –me reí entre lágrimas sacándole una sonrisa –y me burlaba por mis adentro por ese traje horrible que usabas

-Cuando...cuando te vi por primera vez –tomó una respiración entrecortada –me pareciste la mujer más preciosa de todo el mundo y ahora...ahora eres mi esposa, soy el esposo de la mujer más preciosa de todo el mundo –habló de forma pausada –eres mi luz, la más bella que eh visto en mi vida

-Eres la persona por la que seguí de pie –lloriquee –te amo, te amo tanto –sollocé –quería decírtelo en nuestra luna de miel

Una débil sonrisa adornó su rostro

-Dilo de nuevo –pidió en un susurro

-Te amo, te amo –sollocé

-Yo también te amo preciosa –acarició mi mejilla con suavidad –yo también lo hago –lloré más al ver las lágrimas bajar por su rostro --sonríe para mí –pidió

Sonreí sintiendo mis labios temblar y él también me dio una débil sonrisa

-Siempre eh amado como tus ojos se iluminan al sonreír –susurró –dile...dile a todos que los amo

-Tú se los dirás –susurré en un hilo de voz

La mano que tenía en mi mejilla fue a la parte trasera de mi cuello y tiró de mí intentado acercarme

Su tacto era tan débil que me hizo llorar más mientras acercaba mi rostro al suyo y unía nuestros labios en un beso

Un beso en el que se podía saborear el sabor de nuestras lágrimas, un beso que sabía a despedida

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