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Al pensar en el momento en el que todo lo que conocía comenzó a cambiar inevitablemente pienso en él. Hasta antes de conocerlo era alguien que pensaba que las cosas no cambiaban de manera tan violenta, que una sola persona no podía llegar a hacer temblar todos tus principios y dejarte sintiendo como si estuvieras colgando de un precipicio con el corazón en la mano. Conocerlo fue lo mejor que me pudo pasar, el antes y después está muy marcado porque después de él mi vida se abrió a niveles que no podría haber predicho. No es que cambié totalmente mi forma de ser, simplemente me dio el empujón que necesitaba para explorar partes de mi que tenía escondidas y que me gustaron cuando empecé a descubrirlas.
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El equipo de fútbol americano comenzó a tomar forma en el verano. Por primera vez en años existe la posibilidad real de ganar el campeonato nacional, solo faltaba encontrar la última pieza, la más importante: el quarterback.
Fui testigo personal de la intensa búsqueda del staff de entrenadores y ejecutivos. Mi hermano lleva dos años siendo parte de los Tigers y a ese punto yo soy tan parte del equipo como él si no más. El número de prospectos por año en todo el país es estratosférico, me limité a escuchar rumores y desmentir rumores una y mil veces hasta que humo blanco salió de las oficinas de LSU.
Y eso nos lleva a esta noche. La primera fiesta de Joe Burrow como quarterback de los LSU Tigers. Porque obviamente la temporada no puede empezar hasta que hacen la estúpida fiesta, que ni siquiera tiene sentido ya que ningún jugador puede tomar alcohol por los entrenamientos que comienzan la tarde siguiente.
Bianca da vueltas como loca por la casa buscando vestidos, zapatos y maquillaje, se obsesiona de más cuando sabe que va a ver a mi hermano. Esos dos tienen una historia complicada de la que prefiero no ser parte. En el otro extremo estamos Halley y yo, que compartimos la pasión por el maquillaje pero nos gusta ir al grano y no dar vueltas por una hora completa.
—¿Es guapo? —pregunta la rubia mirándome por el espejo.
—¿Quien?
—El nuevo. —aclara obvia.
Río— . No lo sé, no lo he visto. ¿Y para que la pregunta? ¿Jay y tu? ¿Eso ya acabó?
—Es complicado.
—Siempre es complicado con ustedes.
Después de una eternidad en la cual nos alcanza para mirar un capítulo entero de Greys Anatomy, salimos de casa. Baton Rouge es bastante pequeño, el típico pueblo universitario americano. Nuestro departamento está en la entrada sur del campus y la casa de la fraternidad donde hacen la fiesta todos los años está a solo unas cuadras de distancia. Sin embargo no quiero ser la que lleve a estas dos cargadas caminando cuando se emborrachen, así que llevamos el auto.
El desastre se puede ver desde una cuadra antes de llegar. Música a todo volumen, gente en el jardín delantero con vasos rojos en la mano, personas vomitando en las aceras; me prometo mentalmente que voy a volver a casa antes de la una de la mañana.
—Okey señoritas. —Bianca nos mira con una enorme sonrisa al bajar del auto— . Hora de la diversión.
(...)
Pasada la media noche no tengo idea de nada.
Bianca tiene la lengua de Ja'Marr en la garganta cerca de alguna pared y Halley desapareció de mi vista hace más de media hora. Hay gente borracha en todas partes, vasos tirados en el piso, fluidos corporales dudosos en los sillones... por suerte, el balcón del segundo piso es un lugar que pocos conocen y tiene un sofá cómodo con vista al campus. Cuando lo veo y me puedo sentar por primera vez en toda la noche mis ganas de vivir regresan de donde sea que se estaban escapando.
—Oh, lo siento, me dijeron que este lugar suele estar vacío.
Abro los ojos encontrando que el dueño de la voz es el hombre del momento. El mismo Joe Burrow se detiene en el marco de la puerta con expresión cansada y un par de ojeras profundas que acompañan el verde de su mirada.
—Exactamente por eso es que me gusta tanto. —replico seguido de dos toquecitos en el lugar contiguo del sofá— . Puedes sentarte si quieres. No te voy a morder.
—¿Segura?
Río— . Por favor.
Agradece en voz baja y se tira en el sofá recargando la cabeza hacia atrás.
—¿Tu eres la hermana de Ja'Marr, no? —pregunta girando la cabeza para mirarme.
—Cuando conocí a los chicos te presentaron como si fueras un miembro del equipo más. —contesta riendo— . Es bueno ponerle una cara al nombre. Yo soy Joe.
—Lo sé, bienvenido a Baton Rouge. —aprieto la mano que me ofrece— . ¿Cómo te trata LSU hasta el momento?
—Bueno, llegué anoche, no he tenido tiempo de ver mucho más allá de el edificio de deportes, el estadio, la oficina del coach y la oficina de la decana. —dice— . Pero estoy feliz de estar aquí.
—Te ves cansado.
—Lo estoy, no he dormido bien, mi departamento todavía no tiene una cama así que estoy durmiendo con el colchón en el piso. No es lo más cómodo.
—A Ed no le va a hacer gracia que no tengas tus ocho horas de sueño antes de comenzar el training camp, eh.
Ríe— . Confío en ti para mantener el secreto entonces.
Sonrío, además de guapo tiene un encanto nato. A pesar de su actitud cansada destila atractivo en cada palabra que sale de su boca.
—¿Qué era lo que estaba mal en tu antigua universidad? —pregunto. Al ver su cara de confusión formulo de nuevo mis palabras— . Digo, algo debió haber salido mal para que entraras el portal de transferencias.
—Simplemente nunca tuve oportunidad de ganarme un puesto. —responde— . Siempre fui comprensivo porque Ohio State tiene uno de los cinco mejores programas de fútbol de la nación y una fila quarterbacks de la cual escoger. Simplemente no era mi lugar.
—Bueno, espero que este sea tu lugar porque no pienso graduarme sin ver a mi hermano campeón nacional. —digo sacándole una sonrisa— . Te va a gustar mucho aquí, el campus es de los más bonitos de la región.
—Ya que mencionas el campus me vendría bien un poco de ayuda de alguien que conozca bien el lugar. —murmura mirándose las manos en su regazo, me río despacio al darme cuenta que está avenrgonzado— . ¿Alguna sugerencia?
Río— . ¿Estás pidiéndome de forma sutil que te enseñe el campus?
—¿Lo harías?
Vuelvo a reír— . Okey, tú lo pediste. El lunes a las ocho de la mañana es mi primera clase.
—¿Tan temprano? —cuestiona frunciendo el ceño.
Río tomándome la libertad de pedirle el celular para anotar mi teléfono en su lista de contactos. Se lo devuelvo y me pongo de pie.
—Ocho en punto en la fuente del hall principal. Se puntual.
...
Les recomiendo mucho que re lean la fic porque voy a cambiar un par de cosas mientras la edito jajaja, editarla me está haciendo dar cuenta de lo mucho que me gusta escribir esta fic.
