Extra#1 de la historia

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Cosas que pasaron por mi mente y solo pueden escribirse en este libro.

Esto se siente extraño ya que he pasado el último año manejando un Reiji de 25 años, y retomar su versión joven es... difícil, considerando todo el desarrollo que le he dado a mi personaje.

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El pasado no puede ser olvidado, no por él al menos. Era consciente de que tenía muy posiblemente un complejo de víctima del asco, aún así prefería seguirse llamando a sí mismo como la causa de todo lo malo que le ha pasado. Nadie más que él tiene la culpa de que se sienta como una mierda a veces.

Bebió del fuerte whisky con hielos que había pedido hace poco y dejó que su mano permaneciera en el vidrio, intentando que ayudara a enfriar sus pensamientos.

La silla a un lado de él se movió y ni siquiera tuvo que girar para saber quien era, ya lo sabía.

—No pensé que de verdad vendrías, Hiro.—

Llevo el resto del licor a su boca y lo bebió de un trago, haciendo una seña al joven detrás de la barra para que le sirviera otro.

—Después de cinco años, creo que era justo.—

¿Justo? ¿Qué mierda tenía de justo ver a su ex y que aún doliera el recuerdo?
Sus uñas se clavaron en la madera y Tetsuhiro prefirió evitar hacerlo enojar. No era el mismo adolescente que había conocido.

—¿De verdad no sabias que Tetsu era mi hermano?—

Reiji llevo su vaso nuevamente lleno a sus labios y dio un trago, dejando el líquido unos momentos en su boca antes de tragarlo.

—Una parte de mi quería negarlo. Pero de parecen tanto, el mismo quirk, las expresiones, en como se ven.— hizo una pausa, dejando el vaso con fuerza en la barra antes de mirar al mayor a los ojos.— Pero el joven Steel no traicionaría la confianza de alguien que lo ama por miedo.—

Hiro inconscientemente se llevó su mano a su abdomen, el pelirrojo siguió su movimiento y ambos reprimieron muecas de dolor, pero por distintas razones.

—Reiji, lo sie–...

—Tu no sientes nada. Solo es tu culpa por haber llevado a un chico de quince años al borde de un abismo emocional y dejarlo caer.—

Mentira. Hiro realmente se arrepentía. Porque su amor por Reiji era sincero, de verdad estaba cautivado por ese mocoso desde que lo conoció hace más de siete años, le atraía y no sólo físicamente. Sus muecas, sus palabras, como parecía ver el mundo de una forma tan única para él. Los colores tenían otro significado cuando se trataba de Reiji, y eso era lo más emocionante de todo.

—Tu no merecías nada de lo que te hice. Sólo fui un cobarde, y la herida que me diste la tengo más que merecida.— Pausa. Relamio sus labios resecos y Reiji le paso su whisky, dio un gran trago antes de continuar.— Fuiste muy preciso, me dejaste tres semanas en el hospital y estuve una de ellas en coma por perdida de sangre y una severa contusión. Supongo que, gracias, por no matarme. Aunque lo tuviera merecido.—

Pero sabía que ni con todo eso, él no sufrió ni siquiera una pequeña parte de todo lo que Reiji tuvo que pasar. Lo sabía y no se quejaba en absoluto.

Ambos terminaron marcados por esa relación, ninguno de buena forma.

—También, gracias.— Esta vez fue Reiji. El platinado lo miró sorprendido, sin saber a que se refería. Reiji cubrió la mitad de su rostro con su mano, ocultado una sonrisa nostálgica.— Después de eso me fui del país a España en una misión. Acabo bien, hice un amigo, y supongo que me veía tan mal que quiso ayudarme a su manera. Altero mi bebida, que hijo de puta, sabes que prefiero una paliza de mi tío antes que drogarme así que me afecto más de lo que pude haber pensado, al punto de acostarme con una mujer.—

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