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Cómo sería tu reacción si un día te enteras que ya no puedes hacer nada? Que todo lo que te esperaste a pensar y planear para un buen futuro, se halla ido a la basura?

Pero hay personas como muchos de mis amigos que no tienen pensado que hacer con su futuro.
Así que pongamos un ejemplo simple o cotidiano.

* Te ganas una buenas cantidad de dinero después de un día de trabajo y de repente... te lo roban. Que pasó con tu esfuerzo? Está en la basura.

*Haces todo lo posible para que una persona se fije en ti, pero resulta que es un amor prohibido o que te dejó en claro que no quiere nada contigo. Que pasó con tu esfuerzo? Está en la basura, y de paso tu dignidad también.

*Que estudias muchísimo para un examen y que al final lo desapruebas. Que pasó de nuevo con tu esfuerzo? Otra vez está en la basura.

Me sentia como en esos casos o como entre tantos otros.

Ya había perdido mí vida, mí cuerpo y tantas cosas.

Salí afuera del hospital y me detuve a llorar con todas mis fuerzas, nadie me veía, y ni siquiera sabía si estaba llorando de verdad pero así lo sentía.

De pequeño siempre decía que quería tener el poder de la invisibilidad. No quería que nadie me viera bailando como un loco sin rumbo por la calle escuchando la mejor musica, o como todos pensamos una vez...
Robar comida, dinero o asaltar un banco sin que te vieran y salir limpio sin que nadie sospeche.

Que si yo pensaba eso de niño? Pffss obvio.

Pero ahora que nadie me veía no era lo mismo. Era diferente.
Había una cosita que extrañaría... o menor dicho cosas ... llamadas "Los pequeños placeres de la vida". Esos que disfrutas todos los segundos que suceden.

Por ejemplo...
Yo amaba dormir. Ese momento donde tenés sueño y anhelas mucho tu cama, entonces cuando por fin lo haces sientes la comodidad del colchón, tus sábanas suaves y tu almohada pidiéndote a gritos que te acuestes a dormir. Bueno yo lo sentía así, pero ahora dormir no podría, a excepción de mí cuerpo, el sí que dormiría.

Otra cosa...
El comer tu comida favorita.
Saborear el delicioso sabor en tu boca después de no comerlo tan seguido.
Mí mamá cocinaba platillos muy ricos y los extrañaría probar.

Mí mamá...
No la veía hace bastante.
Yo estaba en esta ciudad estudiando abogacía y me quedaba en un apartamento cerca del colegio.

Nuestra familia no era de dinero pero mi madre se esmeró y trabajó bastante para poder pagarme todos los estudios y alojamiento.

Nuestra casa estaba ubicada en la cuidad vecina de aquí y el viaje no es de demasiadas horas.

Me pregunté si ella y mí hermano ya sabían lo que me había pasado. Solo quería verla una vez más, aunque ella solo me viera una última vez en un cajón.
Respecto a mí padre, nunca supe nada de el, nos abandonó en cuanto supo que mí mamá estaba embarazada de mí. Aunque yo no podría llamar padre a aquel hombre.

Después de unas horas, las cuales me pasé mirando a la nada, preguntándome qué podría haber sido de mí vida, la ví llegar. Bajaba desesperada de un auto con mí hermano y entraron corriendo a las salas a hablar con los doctores. Sentí un fuerte dolor en le pecho, algo me apretaba y me dolía en el estómago, pero aunque ya no tuviera cuerpo, esos dolores eran los sentimientos.

En cuanto le informaron que mí cuerpo estaba en la morgue, la ví como si el mundo se rompiera, como si no lo creyera que yo ya no estaría ahí.

Mí hermano no lo pudo creer, tenía el rostro estampado en asombro y tristeza, Sus ojos se abrieron mirando a mí madre y sus pupilas se dilataron, sus labios apenas se abrieron, entonces se sentó en uno de los asientos de espera y colocó sus codos en las rodillas agarrándose el cabello y empezar a llorar.

Mí madre, destrozada, negó muchísimas veces que no era cierto y se llevó las manos a la cara, suspiraba agitada y sus ojos comenzaron a teñirse de rojo.

Corrió hasta la morgue y allí vió mí cuerpo, tenía un aspecto cansado y dolorido como si de verdad no me hubiese quedado más opción que la muerte.

Sus lágrimas rápidamente empezaron a caer por sus mejillas, una tras otra con un grito de desesperación. Lloraba pidiendo que regresara y me sentí tan mal, con una culpa única por no haberme despertado a tiempo o no ser tan cuidadoso a la hora de cruzar la calle.

- Madre, aquí estoy, no llores más porfavor. Fue mí culpa todo esto, nunca debí ser tan despistado, no te culpes- Le hablé para que me escuchara pero era obvio que fue en vano.

-Mirame, aquí estoy por el amor de Dios! , madre no me fui, estoy contigo, no me iré nunca- Intenté hablarle nuevamente tocándola por los hombros, pero con un tono más alto, quizás con furia de no ser escuchado.

Verla en ese estado me hizo enojarme y odiarme a mí mismo.

Y así, entendí que ya lo había perdido todo.

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Bueno mis almas perdidas, que puedo decirles... Escribir este capítulo me costó bastante ya que requiere de muchos sentimientos.

Aveces las personas que amamos se nos van, pero dejan recuerdos muy bonitos en nuestro corazón 💘.

Lea gustó este capítulo??

Con respecto a las guiones de diálogos, son así porque escribo con el teléfono, pronto encontré la manera de arreglarlo.

Pueden seguirme en instagram como @_23vale

También saben que estaré publicando otra historia que ya vengo pensando y escribiendo en borradores hace bastante, me encantaría que también le den amoor ❤️

Y nada, abrazos virtuales y no olviden votar✨ nos vemos en el próximo capítulo.

21 Sueños Contigo🥀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora