TRECE

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Artemis depositó la fruta que cosechaba dentro del bolso de tela que colgaba de su hombro y siguió caminando, llevaba casi dos horas en el bosque, había ido inicialmente a observar las copas de los árboles, pero después había terminado cosechando ...

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Artemis depositó la fruta que cosechaba dentro del bolso de tela que colgaba de su hombro y siguió caminando, llevaba casi dos horas en el bosque, había ido inicialmente a observar las copas de los árboles, pero después había terminado cosechando la fruta de los mismos. Bajó de un salto y se encontró con Grecia, una chica adolescente con la que solía hablar poco, ella la saludó y se ofreció a ayudarla con su tarea

— ¿Está todo bien entre tú y Druig? — preguntó Grecia, después de un rato en silencio

Artemis miró en su dirección y después frunció los labios — Estamos atareados con el regreso de todos — respondió quedamente; Los desaparecidos del chasquido habían regresado y ahora se mantenían ocupados tratando de encontrarles un sitio —Los quehaceres nos han distanciado un poco — mencionó recordando la discusión que habían tenido esa mañana, había sido debido a una pequeñez, pero ambos la habían tratado como algo mayor y todo había terminado en una discusión y llevaban sin dirigirse la palabra en toda la mañana. Los habitantes podían notar la tensión que había entre ambos pero nadie hasta Grecia se había atrevido a mencionarlo

— Parece que ambos están demasiado estresados tratando de reubicar a quienes volvieron— resaltó la chica terminando de cosechar y acomodándose la bolsa al hombro — Apreciamos lo que hacen por nosotros, Artemis; No sé que hay afuera de este lugar pero confío en ti y en Druig y en su decisión de protegernos de eso — dijo y la Eterna ladeó una sonrisa— Traten de tomarse un respiro

— Gracias, Grecia — le dijo esbozando una pequeña sonrisa. La chica se ofreció a llevar la cosecha al comedor común y Artemis aceptó, le entregó el bolso con al fruta y la observó hasta que se perdió de vista entré la vegetación.

Después ajustó la correa de su carcaj y escaló el árbol más cercano; se aseguró de que la rama sobre la que planeaba sentarse fuera lo suficientemente fuerte y se dedicó a observar el cielo, de vez en cuando dispara flechas sin dirección alguna pero a tal distancia que las perdía de vista.

Después de poco rato oyó que la madera de uno de los puentes que conectaba los árboles cercanos crujía, miró en esa dirección y reconoció la figura de Druig acercándose con cautela.

— ¿Puedo hacerte compañía, cazadora? — preguntó llegando al borde del puente y recargando ambos brazos  sobre la cuerda

Artemis no respondió pero se levantó de su asiento y escaló hasta que estuvo lo suficientemente cerca para saltar con agilidad al puente de madera, este apenas se tambaleó cuando ella aterrizó sobre sus pies y Druig la miró con una mezcla de asombro y admiración. Artemis se recargó junto a el y ambos miraron el paisaje en silencio

— Ahora entiendo porque te gusta venir a aquí— habló el después de un rato. Un ave se posó sobre la cuerda, cerca del brazo de Artemis y la chica alargó una mano para acariciarla suavemente, los animales solían tenerle especial aprecio y siempre la buscaban cuando estaban a su alrededor — Es muy pacifico 

— Siempre vengo cuando necesito pensar —  dijo. Se quedaron en silencio por más tiempo, respirando con calma y oyendo de vez en cuando sonidos provenientes del campamento

— ¿Cuál fue el motivo de nuestra discusión esta mañana? — preguntó después, esta vez mirándola

— No lo sé —  respondió ella en tono divertido —  No lo recuerdo

— Tampoco yo — admitió el —  Pero fuese lo que fuese, estoy seguro de fue estúpido y me hizo actuar como tal 

— Ambos lo fuimos — admitió Artemis; Druig se acercó a ella y la rodeó por la espalda, Artemis recibió con gusto el abrazo y se recargó contra el

— Déjame llevarte a una cita — pidió Druig — Nos olvidaremos de todo por un rato; haremos algo divertido solo tú y yo, podemos ir a nadar u organizar un almuerzo, lo sea que te plazca

Artemis alzó la cabeza para mirarlo — ¿No tienes práctica de tiro esta tarde? — Druig había conseguido una cantidad considerable de rifles en su última visita en busca de suministros; Aunque creía que no serían necesarios, ya que sin importar cuánto crecieran las sociedades a su alrededor, aún seguían lo suficientemente alejados del peligro. A Druig le había parecido una buena entretención para los habitantes que estuvieran interesados y hasta ahora el se había encargado de enseñarles la manera de emplear las armas

— La cancelaré — sentenció — Hoy solo quiero pasar el día con mi chica

Artemis ladeó una sonrisa al momento que decía — Eso suena perfecto

°°°

Los meses siguientes transcurrieron con la tranquilidad habitual del campamento. Todos celebraron la llegada de los desaparecidos y los integraron a sus actividades, algunos quedándose con las que tenían antes del chasquido y otros fueron asignadas con nuevas. Druig y Artemis se habían mantenido ocupados pero tratando de tener el estrés bajo control.

— Debes sujetarla de esta manera — explicó Artemis ayudando a una de sus estudiantes a sujetar el arco

— Nunca voy a lograrlo — murmuró la niña con desánimo

— Oye, claro que vas a lograrlo— le dijo dándole unas palmadas amistosas sobre la espalda —La arquería es una disciplina noble, pero necesitas constancia y paciencia para dominarla

La chica abrió la boca para responder pero se tambaleó. Artemis también lo notó y frunció el ceño, el suelo se movía de manera violenta bajo sus pies, la Eterna sujetó a la chica con firmeza y se agacharon hasta quedar hincadas sobre el suelo. Artemis se levantó levemente para tomar a la chica y tratar de cubrirla con su cuerpo en caso de que algo cayera sobre ellas; Varias ramas se golpeaban bruscamente contra el suelo, pero Artemis conseguía enviarlas lejos.

— Tranquila — habló la Eterna después de unos minutos, notando que el temblor se detenía
— Ya pasó

Ambas se levantaron y dirigieron al campamento. Artemis observaba todo a su alrededor buscando daños en las casas o en las personas, sin embargo todo parecía ileso; Los habitantes estaban inquietos, pero ninguno herido

— Artemis — murmuró Druig acercándose y acunando el rostro de la chica con ambas manos — ¿Estás herida?

Ella negó mientras le preguntaba lo mismo, Druig le dijo que también estaba bien al momento en que se inclinaba para besarle la coronilla

— Ha sido el terremoto más fuerte que hemos tenido en mucho tiempo — le dijo; Druig la miró entendiendo a qué se refería y asintió

— Lo sé — respondió — No debe significar nada bueno

HUNTER ; DruigDonde viven las historias. Descúbrelo ahora