Otra noche más sin poder dormir.
Las ojeras en su rostro ya no eran disimulables ni con maquillaje, pero no podía detener sus ansias acerca de la visita con la policía que Justin le había prometido.
Al día siguiente estuvo lista justo a la hora en que sabía, la estación de policía los podía recibir, sólo aventó algo de café en su termo y tomó una manzana antes de subir al auto. Justin tardó más en enlistarse, no porque se hubiese levantado tarde sino porque comía, lo que en la opinión de Jossette, era demasiado. Su guardaespaldas se encargó de conducir hasta la ciudad, Justo en la central de policía.
Estacionaron llamando la atención debido a la enorme camioneta Lincoln en la que llegaron, sobresalía demasiado de los demás autos. En cuanto Justin bajo de ella, numerosas personas comenzaron a saludarlo con familiaridad y a ella nadie la miraba ni siquiera por encima del hombro.
El rubio hablo con unas cuantas personas para preguntar si "el jefe" estaba disponible, Jossette supuso que se trataba de la persona con la que iban a tratar.Estaba entusiasmada por poder obtener al fin las respuestas que tanto había estado buscando, pero se encontró con una enorme decepción; el contacto de Justin, es decir, el jefe de la policía, solo repitió como idiota lo que habían declarado en las noticias, que todo había sido un intento desafortunado de asalto y que ya tenían al responsable bajo custodia.
El fracaso fue tan rotundo y la desilusión tanta, que Jossette comenzaba a creer que en realidad estaba loca y solo estaba exagerando todo lo que había vivido, después de todo, Matt no tendría por qué mentirle, ella nunca se había inmiscuido en sus negocios y quizá por eso no entendía nada de los documentos extraños que espió en su oficina.Desde que se casó, se había dedicado al hogar, a las amistades y relaciones sociales, todo el esfuerzo que aplicó para titularse en relaciones públicas en una de las mejores universidades de México había sido en vano porque nunca ejerció, y quizá eso era lo que necesitaba, encontrar una actividad que la distrajese y pudiera al fin ponerle punto y aparte al terrible suceso que había sufrido.
Todo esto cruzó por su mente en el camino de regreso con Justin, donde difícilmente prestó atención a cualquier palabra que saliera de la boca de su guardaespaldas, prefirió ocupar su mente en encontrar la forma perfecta de expresarle sus deseos a Matthew sobre ejercer su carrera en la empresa familiar y ocupar su tiempo en ayudarle con asuntos de negocios.
Paso los siguientes días emocionada con la idea, se inscribió en algunos cursos para retomar su educación y repaso con sus profesores (con los que aún tenía contacto) todo lo que consideraran importante para que se desempeñara lo mejor posible. Parte de las sugerencias que le dieron fue que conociese bien su empresa, familiarizarse con los aspectos más destacables.
Eso le pareció una buena idea, y la mejor forma de llevarlo a cabo era en la oficina de Matt, tomó uno de sus cuadernos y un bolígrafo y corrió escaleras abajo.
Comenzó a teclear y a hojear para empaparse de lo necesario, estaba tan concentrada que ni siquiera se percató cuando la puerta se abrió de par en par.-¿Pero que mierda estás haciendo? - Bufó Matthew cuando la vio prendida de su computador.
Jossette alzó la mirada y sonrió, seguía ensimismada y no pudo notar la furia con la que su esposo se había dirigido a ella cuando la encontró husmeando.-¡Amor, que bueno que llegaste! Quería hablar contigo acerca de ejercer en tu empresa, ya sabes para...
-¿Tú? ¿Trabajando?- la interrumpió en forma de burla, pero una burla cruel. -Por favor, te falta demasiado para darte un trabajo en mi empresa, eres tan estúpida que tendría que despedirte al segundo día, por mucho.
Jossette no solo notó la furia de Matt, sino que también alcanzó a distinguir que estaba ebrio. Lastimada por sus palabras, dejó de lado los papeles y el computador, tomó su cuaderno y con la mirada baja se dispuso a salir del estudio. Él no se lo permitió, cerró la puerta de nuevo, la tomó del cuello con fuerza y la arrinconó.
-Me estás lastimando.- alcanzo a resoplar Jossette, se encontraba en estado de shock tanto por la actitud de su esposo como por la forma tan brusca con la que la estaba tratando. Él no era así, ese de ahí no era su esposo, era un total desconocido, su Matthew nunca se había atrevido si quiera a alzarle la voz. No entendía que pasaba pero se sentía con la necesidad de defenderse.
-¿Que llevas ahí, eh?- la reto sin soltarle el cuello, se refería al cuaderno que Jossette tenía en las manos.
Aún sin soltarle con una mano, ocupo la otra para arrebatarle el cuaderno y hojear todo lo que ella había escrito.-Sólo quería impresionarte para poder trabajar contigo.- musitó -Por favor suéltame -le pidió con miedo.
-¡No te vuelvas a meter en mis malditos asuntos!- grito con todo el aire de sus pulmones, apretando más la mano con la que la sostenía del cuello y aventando el cuaderno sin cuidado para poder tener libre la otra mano.
Con la segunda mano libre la tomo del mentón y presionó con fuerza para que ella abriera un poco la boca, acto que él aprovechó para besarla con violencia. Ella se revolvió tratando de zafarse tanto del agarre como del beso que en ese momento le producía un asco inmenso. Matt consideró estos movimientos como aceptación a su brusquedad y la soltó las cuello para apretarle con total falta de respeto un seno.
Eso fue demasiado para Jossette, sentía como humillación las acciones de su esposo y en un momento de lucidez ante la violencia que estaba sufriendo le dio un fuerte mordisco en el labio.
Su forma de defenderse tuvo una reacción opuesta a la esperada, Matt se alejó por el dolor y antes de que ella pudiera salir corriendo le cruzó el rostro con su enorme mano, logrando tirarla al piso y provocando algo de sangre en la nariz y labio de la chica.
Al mirar la sangre fue consciente de lo lejos que estaba yendo y retrocedió dos pasos, fue lo suficiente para que Jossette tomara valor e impulso de salir corriendo de ahí, no solo con el rostro lastimado sino con el corazón hecho pedazos.Corrió tan rápido como el miedo le permitió, no se hubiera detenido hasta llegar a su auto y conducir de regreso a México si una enorme figura no se hubiese cruzado en su camino.
-¿Pero qué demonios te pasó? -exclamó Justin al ver los hilos de sangre corriendo por la nariz de la chica.
Ella no tuvo tiempo de contestar, se escuchó a lo lejos los gritos de su esposo llamándola por su nombre, el miedo la petrificó. Al ver en sus ojos el pánico que le produjo oír la voz de Matt, Justin entendió lo que estaba pasando. La tomó entre sus brazos como si fuera un costal y corrió con ella cuidándose de que nadie los viera entrar a su habitación.