𝗧𝗿𝗲𝗶𝗻𝘁𝗮 𝘆 𝗰𝘂𝗮𝘁𝗿𝗼³

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Cuando el pastel fue recibido no pudo sentir más que felicidad, el chico se lo había dado como si fuera lo más fácil del mundo, sin embargo, se percató del color rojo que tenían sus orejas

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Cuando el pastel fue recibido no pudo sentir más que felicidad, el chico se lo había dado como si fuera lo más fácil del mundo, sin embargo, se percató del color rojo que tenían sus orejas.

—¿Cómo están los gatitos?—preguntó bajando su mirada al suelo, buscándolos.

—Juguetones—dejo la caja en la mesa, quería abrirlo—¿Puedo abrirlo?

—Es tuyo, puedes hacerlo cuando quieras—sonrió el castaño, tomando al primer gatito que apareció tras la puerta del cuarto del rubio—Eres tan bonito—le hablaba al gato que se dejaba acariciar y besar.

—Gracias, Min—el chico abrió la caja como niño con juguete nuevo, el olor a fresas salió inundando sus fosas nasales. Estando presente al pastel podía jurar que era el más lindo que había visto y ponía sus manos al fuego que sabía increíble aún sin probarlo.

—Pruébalo—dijo Minho alado de él con el gatito en brazos.

—Voy por una cuchara, ¿te traigo una?—el castaño vio al alfa moverse por la cocina, buscando entre los cajones.

—Sip—estaba nervioso porque no sabía como abordar el tema que le alteraba el corazón y que le hacía temer por una respuesta. El alto regreso dejando una cuchara en la mesa acompañado de una servilleta, con un pequeño cuchillo cortó un pedazo dejándolo en el plato de forma torpe.

—Lo estropee—dijo con el ceño fruncido, viendo el desastre que había hecho.

—De todas formas te lo vas a comer, vamos cómelo—vio como se llevaba la cuchara a la boca, observando con atención como su semblante cambiaba para luego mirarle con una enorme sonrisa.

—Es buenísimo—comió otra cucharada, haciendo muecas de gusto. Minho quiso reír, se veía tierno.

—Que bueno que te gustó—dijo el chico soltando al gatito que de inmediato fue a aventarse a su hermana comenzando a jugar.

—¿No quieres?—preguntó el chico tomando un plato pequeño que también había traído.

—Por favor—miro a Hyunjin de perfil, tenía un poco de chantilly en la esquina de su labio. No era mucho, pero de forma remota tomo una servilleta de la mesa y limpio el lugar.

Siempre lo hacía con Felix, incluso con Changbin solo para molestarlo diciéndole que comía como un niño. El rubio lo miro algo incrédulo.

—Tenías sucio, aquí—se toco a sí mismo la esquina de su labio.

—Ah, gracias—el rubio siguió con su tarea con el corazón latiéndole con fuerza. Minho era su perdición, no había otra manera de describirlo.

—Oye—el castaño por fin hablo, recibiendo el plato con un corto gracias, comenzaba a ponerse nervioso—¿Tú... No tienes pareja, verdad?

—¿Pareja?—el rubio lo vio como si le hubiera salido una segunda cabeza, su rostro era completa confusión.

—Si—el omega retiro su vista del rubio para pasarla al pastel, con su cuchara tomo un poco para luego meterla a su boca.

𝐒𝐰𝐞𝐞𝐭 𝐂𝐡𝐚𝐨𝐬. 𝐇𝐲𝐮𝐧𝐡𝐨 (𝐚𝐮)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora