𝗖𝘂𝗮𝗿𝗲𝗻𝘁𝗮 𝘆 𝗰𝗶𝗻𝗰𝗼

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Minho había estado de ocho a nueve de la mañana en los jardines de su facultad

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Minho había estado de ocho a nueve de la mañana en los jardines de su facultad. Había desayunado, escuchado música y esperando a que la hora diera para ir a su primera clase del día.

Sin atención acarició las cuencas azules de la pulsera que llevaba hoy por un momento se dejó envolver por aquellos recuerdos que trataba de olvidar, de esconder en lo más profundo de su mente y que esperaba nunca salieran. Pero, en días como estos era cuando más salían, cuando más lo perseguían y lo atormentaban. No le gustaba el frío, porque era cuando más sentía, cuando su cuerpo inconsciente trataba de esconderse.

A su mente llegó un recuerdo, uno que empezaba como este día. Hacía frío, recordaba que tenía que ir a entregar un trabajo y luego podía irse a su casa, su estúpido novio le había mandado un mensaje "espérame, salgo temprano. Iremos a la taberna" una vez que ese mensaje era recibido y leído no había vuelta atrás; así que con frío se fue al estacionamiento donde Kwang y Kangdae estaban esperando, uno sobre su motocicleta y el otro sentado en el capó¹ del auto de su novio.

Nunca le gustaron esos chicos, sobre todo Kangdae porque siempre lo miraba de esa forma que no le gustaba, siempre cuando su novio no estaba cerca. Habría preferido mil veces haber ido un rato con Felix y luego irse al estacionamiento.

—Minho, ven siéntate—dijo Kangdae con una sonrisa de oreja a oreja—A mi lado.

—Estoy bien, aquí—dijo, sujetando con fuerza las correas de su mochila sin alzar la mirada—Gracias.

—No te pregunté si querías—lo escucho reírse—Vamos, siéntate.

Tenía miedo, no era la primera vez que le pedía que se sentará a su lado, tampoco la primera que lo veía de esa manera tan asquerosa, ni tampoco la primera vez que lo tocaba aún cuando su novio estaba ahí. Burlándose.

—No quiero—se nego. Kwang fumaba sin importarle lo que su amigo estuviera haciendo, sin importarle si le hiciera algo.

¿Por qué estaba aquí?, ¿por qué estaba aguantando todo esto?, ¿por qué no solo se iba de ahí?, podría irse con Innie. Su corazón latió, Jeongin era lindo con él, pocos alfas lo habían tratado como él lo hacía, entonces, ¿por qué estaba aquí?

¿Por qué seguía aquí? Pensó que tal vez entrando a la universidad todo cambiaría, que tal vez Jungsu cambiaría.

—Eres una zorra, te haces la mustia y bien que te gusta—escucho de repente el insulto, alzó la mirada viendo a Kangdae bajarse del auto—Siempre te ha gustado que te traten así. Cómo lo que eres.

Minho cerro los ojos, esperando un golpe, otro insulto. Algo. Sin embargo no paso nada, el cuerpo del alfa que había estado cerca de él se alejo recargandose en el auto.

—No sé que fue lo que te vio Jungsu, eres igual que todas las rameras con las que se ha a acostado—su voz era rasposa, ronca. Apretó las manos con fuerza sintiendo sus uñas clavarse en su piel, el ardor era cada vez más fuerte igual que sus ganas de llorar, ¿por qué Kwang no decía nada?, lo miro de reojo. El chico solo negaba con la cabeza—¿Qué te hace diferente?—lo miro con los ojos llenos de rabia, ¿por qué estaba enojado?, no había hecho nada malo—¡Contesta!

𝐒𝐰𝐞𝐞𝐭 𝐂𝐡𝐚𝐨𝐬. 𝐇𝐲𝐮𝐧𝐡𝐨 (𝐚𝐮)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora