Capítulo 2

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No sabía lo que decir. La verdad es que era lo último que me esperaba que dijera, pensaba que me iba a decir que había suspendido una metería; o que la había dejado Matt.

-No podemos hacer eso -dije tajante.

En cuanto terminé esa frase ella se echó a llorar aún más fuerte.

-Por favor y haré lo que quieras por ti -me sorprendió verla llorar y más que dijera que haría lo que fuera por mí-. Me voy el lunes y aún tienes dos días para decidirlo.

-Promételo.

-¿Qué? -dijo ella terminando de llorar y mirándome con el ceño fruncido.

-Prométeme que cumplirás tu promesa -dije con una expresión seria.

-Claro que lo prometo -dijo intentando sonreír- ,pero te tienes que encargar que nadie se entere de que me he ido.

-Vale -dije muy convencida antes de empezar a dudar- ¿Que te vas a donde? -pregunté confusa.

-Eso no importa -dijo muy convencida-. Pero tienes que asegurarme que nadie se enterará, ni papá se puede enterar.

Fui a contestarle, pero el timbre de la puerta principal sonó.

-Mierda -dijo ella rápidamente-. Es Matt, ábrele. He quedado con él, dile que ahora bajo, que me estoy terminando de arreglar.

No me dejó contestarle y corrió escaleras arriba.

Al abrir la puerta me encontré a un Matt apresurado. Iba con unos pantalones de traje y una camisa remangada, iba bastante elegante. Pero por muy elegante que fuese seguía llevando el pelo de cualquier forma y unas zapatillas que no le pegaban nada -por lo menos, las zapatillas eran negras y no rojas, que habría sido peor-.

-Hola guapa -dijo en un tono amistoso  y sarcástico-. ¿Está Chris en casa?

-Hola Mr. Wilson -dije exagerando su nombre irónicamente y con un tono antipático-. Está arriba, terminando de arreglarse, ahora subo a meterle un poco de prisa. Venga entra.

Le tendí una toalla y él entró y se sentó en un sillón mientras que yo subía con Chris. Christine estaba retocándose el maquillaje y se había cambiado los vaqueros y la sudadera por un vestido ajustado de manga larga y cuello alto, corto y de un color rojo precioso.

-Te está esperando -dije mientras me apoyaba en el marco de la puerta.

-Gracias, no lo sabía -contestó irónicamente.

- He decidido que me haré pasar por ti. ¿Cuánto tiempo me voy a tener que hacer pasar por ti? -pregunté un poco subida de tono pero susurrando- Porque aún no he empezado y ya me estoy muriendo por dentro la verdad.

-Tres semanas, me voy el lunes.

-¿¡Estás loca!? ¡Tres semanas es demasiado Christine!

-Tampoco es tanto tiempo. Venga, será fácil, no nos coincide ninguna clase, tú las tienes todas por la mañana y yo por la tarde.

Le iba a pegar un grito cuando sentí unas cálidas manos por la cintura y un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando me di cuenta de que era Matt. Le preguntó si estaba preparada, Chis asintió y se fue con él, dejándome sola en esa inmensa casa.

La casa era mía, yo ayudaba a mi hermana y a mi padre económicamente. Mi hermana no sé podía permitir una casa que no fuera un basurero y mi padre no le podía pagar una, ya hacía bastante pagándole la Universidad, como para pagarle una casa... Encima mi hermana no hacía ni el mínimo esfuerzo para conseguir un trabajo y se lo que estaréis pensando -déjala en la calle y ya verás como se pone las pilas y consigue un trabajo-, pero no podía, no podía dejarla en la calle, si mi padre se enteraba de que su querida hija no tenía un sitio para vivir se gastaría todo en una casa y encima, era mi hermana, ¿Qué pensarían si alguien se enterase de que he dejado a mi hermana tirada?

Esa era yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora